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IU concluye su asamblea sin elegir un líder por primera vez en su historia

La falta de acuerdo obliga a una dirección colegiada provisional

La tercera fuerza política española no tiene cabeza. Izquierda Unida, fundada en 1986 como aglutinadora del descontento de gran parte de la izquierda tras la entrada en la OTAN, cerró ayer su IX Asamblea Federal sin lograr elegir a un coordinador general, elección que queda pospuesta. En una jornada caótica, en la que los pactos se anunciaban y desmentían cada media hora, todas las familias en liza mantuvieron finalmente a sus candidatos y se negaron a ceder a favor de una mayoría. A partir de hoy, IU está conducida por una dirección colegiada. Tiene dirección, pero no rostro.

"No vamos a tener un coordinador general en esta asamblea. Tenemos la llave de cualquier pacto y vamos a guardar esa llave en una vitrina. No apoyaremos nada que no sea aceptado por todos", afirmó poco antes de las 14.00 Joan Josep Nuet, cabeza de lista de N-II, sector que tenía en su mano inclinar la balanza a favor de una de las dos familias más representativas: los fieles al ex coordinador Gaspar Llamazares y la dirección del PCE.

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La consecuencia fue que se presentaron cinco listas y ganó la del PCE, encabezada por Cayo Lara, pero con un respaldo de votos (43,3%) que no le permitía gobernar sin alianzas. La candidatura de Inés Sabanés (llamazarista) obtuvo el 27,7% de apoyo, y N-II (sector desgajado del llamazarismo) un 18,8%. Hace cuatro años, los dos grupos juntos sumaron el 49,5% y auparon en precario a Llamazares; ahora, por separado, tres puntos menos.

Pero lo que los delegados votaban era la composición de la mitad del Consejo Político: 90 miembros que decidieron, tras una tensa reunión a puerta cerrada, no elegir coordinador. El Consejo se completará, previsiblemente en diciembre o enero, con los representantes de las federaciones territoriales. Y esas 180 personas volverán a plantearse si eligen a una cabeza visible para IU. Mientras, el rostro seguirá siendo, en la práctica, Llamazares: desde su escaño de diputado.

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Una comisión de 14 personas, coordinada por Lara y en la que cada lista tiene presencia proporcional a su peso, preparará esa convocatoria. "Ahora vais y lo descifráis", retaba un militante a los periodistas al abandonar el auditorio Pilar Bardem de Rivas-Vaciamadrid. Anoche no había acuerdo sobre cuál es el órgano de dirección de IU en este periodo, si esa comisión provisional de 14 personas o el Consejo, de 90.

Dirigentes de todas las familias quisieron calificar de "éxito" y "muy positiva" la IX asamblea, porque ha acordado la línea política y ha pactado que la dirección, sea la que sea, será compartida. Cayo Lara, acompañado por dirigentes de distintas sensibilidades, subió a la tribuna a última hora para tratar de explicar la situación a los delegados: "No hay vencedores ni vencidos", afirmó, y adelantó que dentro de "mes o mes y medio" volverá a presentarse. También el llamazarista Eberhard Grosske sugirió que él no renuncia, así que la búsqueda de alianzas se reproducirá en las próximas semanas.

Con lágrimas en los ojos, Lara terminó pidiendo a todos, en pro de la unidad, que cerraran la asamblea cantando; y sacó del bolsillo una cajita de música "de La Pasionaria" con la que, ante un plenario susurrante, hizo sonar, muy bajito, La Internacional.

De izquierda a derecha, Cayo Lara, Marga Sanz, Willy Meyer, Diego Valderas y Rosa Aguilar, durante la asamblea federal de IU.
De izquierda a derecha, Cayo Lara, Marga Sanz, Willy Meyer, Diego Valderas y Rosa Aguilar, durante la asamblea federal de IU.ULY MARTIN

Historia de un no pacto

IU tuvo un coordinador in péctore durante gran parte del día de ayer: el balear Eberhard Grosske. Pero su elección se basaba en un espejismo. Los militantes amanecieron con una noticia en todas las páginas web: de madrugada, los llamazaristas y

el grupo N-II [desgajado del llamazarismo tras la debacle electoral] habían pactado el nombre del mirlo blanco y aceptaban retirar a sus candidatos para proponer a Grosske. Eso dejaba al PCE en minoría y desbloqueaba la asamblea.

Pero pronto las caras largas y las carreras por los pasillos del auditorio Pilar Bardem empezaron a hacer pensar que el pacto no estaba tan atado. Las versiones eran opuestas según a quién se preguntase. "Sí, está hecho. En N-II vamos a apoyar sin fisuras a Eberhard. Nuestra única duda es si elegirlo hoy o esperar para lograr más apoyos", sentenciaba uno de los máximos dirigentes de ese grupo. Unos metros más allá, otro de su mismo sector advertía: "¿Seguro? Yo creo que no está cerrado en absoluto".

A última hora, cuando Grosske, aunque prudente, ya atendía a los periodistas, Joan Josep Nuet (candidato de la N-II) zanjó: "Nunca ha habido un pacto y no lo va a haber". Un llamazarista no daba crédito al escucharlo: "¡Pero si lo hemos estado celebrando, casi con lágrimas en los ojos, a las cinco de la madrugada!". Este periódico preguntó durante la tarde a varios dirigentes de las dos familias. Nadie supo concretar quién le dijo a quién "adelante con Eberhard".

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