_
_
_
_
_

Importador, estudiante de chino y... estafador en nombre de ETA

"Me han pedido 15.000 euros. A mí no me sobra el dinero, pero es una cantidad que puedo afrontar... y así me quito problemas", dijo un empresario nada más abrir una carta amenazante con el anagrama de ETA. "No estoy dispuesto a pagar ni un solo céntimo a ETA ni que mi dinero pueda servir para matar a un inocente", comentó a la policía otro gran empresario al que le demandaban 50.000 euros. Pero no era ETA quien enviaba las cartas, sino un empresario de 32 años, natural de Sevilla y domiciliado en Madrid, que, suplantando a la organización terrorista, quería aprovecharse del miedo. Envió casi un centenar de estos mensajes escritos a empresarios de Madrid, Cataluña, Santander, Cádiz, Alicante... Pero sólo 10 le respondieron.

La policía acusa a un empresario de enviar 100 cartas en nombre de la banda

Los policías del Grupo de Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) detuvieron el pasado miércoles a Jorge García Valcárcel, el supuesto chantajista, cuando caminaba por la calle de Génova, en Madrid, junto a la sede nacional del PP, donde tiene su empresa (Mosaico Consulting). Era el punto final a una investigación iniciada el pasado 7, en que los Mossos d'Esquadra comunicaron al Cuerpo Nacional de Policía que tres empresarios catalanes habían recibido cartas de ETA.

La Comisaría General de Información (antiterrorista) llegó pronto a la conclusión de que no era ETA la que mandaba las misivas. Sobre todo, porque las cartas habían sido echadas al correo en Madrid y, además, porque acababan advirtiendo: "Puede que usted se sienta seguro, pero créame no lo está". ¿Qué banda terrorista habla en singular? Así que el caso pasó al Grupo de Secuestros y Extorsiones, que puso en marcha la Operación Julieta (los julas de ETA).

El falso etarra facilitaba también en el escrito un número de teléfono móvil para que le hicieran llegar su respuesta los empresarios chantajeados. Gracias a un error del sospechoso, la policía descubrió el IMEI (número de identificación del móvil) y que el aparato había sido comprado en la República Dominicana en agosto de 2007, aunque hasta ahora no había sido activado. Pero no lograron saber quién era su propietario.

El pasado martes, el chantajista acordó con un empresario grande y otro pequeño la entrega del dinero, en billetes de 100 euros, en el cuarto de basuras de una finca de la calle de Caballero de Gracia, en el centro de Madrid. Quienes depositaron el paquete fueron unos policías. Éstos esperaron y vieron cómo dos brasileños -uno de ellos barniza-dor de profesión- recogían la pasta. Nada más hacerlo, ambos fueron capturados por los GEO.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los investigadores averiguaron que el supuesto cerebro de la trama solía ir a clases de chino en una escuela de idiomas de Madrid, que pasaba la mitad del año haciendo negocios de importación de componentes informáticos y juguetes en China y, además, que solía viajar a la República Dominicana. El nombre de esta persona era Jorge García Valcárcel, quien, para colmo, residía en un piso de la calle del Caballero de Gracia. ¡Encima del cuarto de basuras en el que dos de los extorsionados habían depositado el dinero del chantaje!

Una empleada ha dicho a la policía que los negocios del detenido no tenían problemas económicos. ¿Entonces por qué lo hizo?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_