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MATANZA EN MADRID | Investigación

Interior apunta a Al Qaeda y no descarta a ETA

Los autores colocaron 13 mochilas bomba en las papeleras de los trenes para estallarlas en Atocha

Jorge A. Rodríguez

El Ministerio del Interior apuntó desde el primer momento a ETA como posible autora del ataque perpetrado ayer contra cuatro trenes en Madrid, pero anoche ya creía que los asesinos pueden ser de un grupo radical islámico. Los terroristas colocaron 12 bombas, cada una con entre 8 y 12 kilos de dinamita (explosivo habitual de ETA), para hacerlas estallar casi simultáneamente. La banda ETA se convirtió en la única hipótesis oficial, pese a que los investigadores decían desde primera hora: "Éste no es su estilo". El hallazgo en Alcalá de Henares de una furgoneta con siete detonadores, restos de explosivos y una cinta con versículos del Corán hizo volver las pesquisas hacia Al Qaeda, que reivindicó la acción a través de un diario de Londres en lengua árabe.

Las mochilas contenían cada una entre 8 y 12 kilos de dinamita reforzada
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El atentado fue preparado meticulosamente, ya que requiere conocer el funcionamiento y los horarios de los trenes de cercanías. Los terroristas habrían llegado a Madrid este mes, con uno o dos coches llenos de explosivos, según las fuentes consultadas. Ya en la capital, habrían contado "con infraestructura" para cargar las mochilas y ultimar los preparativos. El objetivo sería causar el máximo daño con el mínimo riesgo.

Los terroristas, de 12 a 30, según analistas policiales, se introdujeron en los trenes en la estación de Alcalá de Henares, a 30 kilómetros de la capital, e introdujeron las mochilas en las papeleras situadas junto a las puertas y en las uniones entre vagones. Algunos testigos aseguran que vieron entre las 7.00 y las 7.10 a dos "hombres calvos" que entraban en el tren y salían al andén rápidamente.

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Las mochilas tenían cargas variables, de entre 8 y 12 kilos de dinamita, habitualmente utilizada por ETA, reforzada con otro explosivo, posiblemente pentrita o un explosivo plástico. Las cargas más potentes fueron las dos que estallaron en la estación del Pozo del Tío Raimundo. Todas disponían de temporizadores parecidos a los que usa ETA, según miembros de los artificieros de la policía y todas las fuentes oficiales consultadas. Otros artificieros, en cambio, abrían las hipótesis hacia el terrorismo islámico. "Todo es raro para ser de ETA", decían. Una bomba que no estalló en el Pozo llevaba "un teléfono móvil", pero estalló al intentar desactivarla y no se pudo concluir nada más.

Los investigadores están convencidos de que los terroristas querían volar al menos dos trenes de forma simultánea dentro del vestíbulo de la estación de Atocha, y que los otros lo hicieran en zonas próximas a la terminal ferroviaria. Uno de ellos, el que los investigadores ya han llamado "tren número 1", llevaba tres bombas que estallaron a las 7.39 en tres puntos diferentes del convoy cuando ya entraba en el vestíbulo de la terminal.

El denominado "tren número 2", que albergaba cuatro bombas, llegó a las inmediaciones de la estación con dos minutos de retraso y, por ello, los artefactos estallaron junto a la calle Téllez. Minutos más tarde y de forma simultánea estallaron dos cargas colocadas en otro transporte de cercanías que estaba en la estación del Pozo y una más, en la estación de la barriada de Santa Eugenia. Ambas están a pocos minutos de Atocha.

Los terroristas, en cualquier caso, no dieron ningún aviso a las fuerzas de seguridad o los servicios de emergencia para desalojar los trenes. "No sabemos si no avisaron a conciencia, si les falló el sistema de reivindicación, si se han vuelto más locos de lo que estaban o que no ha sido ETA", indicaron las fuentes consultadas. Los autores de la masacre dejaron dos cargas más en Atocha y una en el Pozo para que estallaran en el momento en que llegaran los servicios sanitarios, bomberos, los artificieros y las autoridades. "El temporizador les debió fallar en esas bombas", según fuentes antiterroristas.

El hecho de que no avisaran, el alto número de terroristas que se habrían implicado en el ataque, la magnitud de la tragedia y la mecánica del atentado hicieron pensar a los servicios antiterroristas que los ataques no eran obra de ETA. "No es su estilo, por la magnitud y la crueldad, aunque también han cometido atentados indiscriminados en Madrid, como el de la cafetería Rolando [13 de septiembre de 1974, con 12 muertos y 80 heridos], en el que tampoco avisaron", recuerdan estas fuentes.

Pero otros datos apuntaban a ETA: el tipo de explosivo y temporizador, el supuesto reconocimiento de dos miembros de la banda por varios testigos en Alcalá de Henares y, sobre todo, los dos intentos de cometer un gran atentado en la capital en los últimos meses, con motivo de las elecciones del 14-M y tras la tregua en Cataluña.

El 24 de diciembre, dos terroristas intentaron volar, con bombas en los furgones de cabeza y de cola, un tren Intercity Irún-Madrid a su llegada a la estación de Chamartín, pero fueron detenidos en el camino. Y el 29 de febrero fue interceptada en Cañaveras (Cuenca) una furgoneta cargada con 536 kilos de explosivo que ETA pretendía hacer estallar en un punto no determinado entre Madrid y, precisamente, Alcalá de Henares. Además, la propia ETA había incluido como "objetivos concretos" en el número 100 de su boletín interno Zutabe "los medios de transporte y comunicación del Estado español, vía férreas y trenes, autopistas y puentes y aeropuertos".

El organismo policial europeo, Europol, había advertido en un informe aprobado el pasado 22 de diciembre de los "cambios" observados "en el modus operandi de la organización terrorista" y del interés de ETA "en realizar operaciones a gran escala" en Madrid. Con todos estos datos, las fuerzas de seguridad se habían puesto "en estado de alerta máxima" y habían desplegado en Madrid la Operación Genil para intentar evitar un atentado de ETA. Miles de agentes participaban en ese dispositivo, que prestaba especial atención a las estaciones de autobuses y trenes, aeropuertos y nudos de comunicaciones.

Los investigadores sospechan que los terroristas, una vez cometido el atentado, habrían corrido a refugiarse en un piso, bien en Madrid bien en su periferia. En principio creen que un comando se habría desplazado a la capital para este crimen masivo y que, tras dejar pasar la conmoción, volverían a su base. "Pero no hay que descartar que hayan venido para quedarse y que intenten algo más", explican algunas fuentes.

Los expertos antiterroristas insistían anoche, como lo había hecho antes el ministro del Interior, Ángel Acebes, de que se trata de un atentado de ETA, pero albergaban serias dudas. Éstas se agrandaron con el hallazgo, a las 12.00, de una furgoneta blanca en Alcalá de Henares (donde partieron los terroristas que perpetraron la matanza), que había sido robada el 28 de febrero en Madrid, en cuyo asiento delantero había siete detonadores de fabricación española, una cinta comercial con versículos del corán y trazas de explosivo.

Al Qaeda reivindicó anoche en el periódico en árabe Al Qods Al Arabi, editado en Londres, la autoría de la masacre a través de una carta. "Hemos logrado infiltrarnos en el corazón de la Europa de las cruzadas, y golpear una de las bases de la alianza de las cruzadas", dice. La operación se denomina "Trenes muertos", según reza la misiva, firmada por las Brigadas Abu Hafs Al Masri, que anteriormente reivindicó atentados contra las sinagogas de Turquía y el perpetrado contra la ONU en agosto en Bagdad. Este mismo grupo reivindicó al mismo periódico el apagón de agosto en Washington y resultó ser una falsedad. La veracidad de la adjudicación de la autoría era cuestionada ayer por mandos antiterroristas.

Además, una organización llamada Los Leones de Al-Mufridoon, desconocida hasta ahora, se ha adjudicado la autoría de los crímenes desde Dubai. El grupo dice estar formado por marroquíes, tunecinos y argelinos, que habrían atacado a España por haberse embarcado en "la cruzada" de Bush. El propio Osama Bin Laden, en una grabación difundida en octubre, dijo: "Nos reservamos el derecho a responder, en el momento y lugar oportunos, contra todos los países que participan en esta guerra injusta, en particular Gran Bretaña, España, Australia, Polonia, Japón e Italia". La fecha elegida es significativa: 11 de marzo, 11-M.

El gran número de terroristas que habrían participado supuestamente en los atentados avalaría también la tesis de Al Qaeda, ya que ETA no tendría capacidad para hacerlo si, como se sostiene desde el Gobierno, se encuentra en el peor momento de su historia. Las fuentes consultadas anoche descartaban la hipótesis de que al menos un terrorista se habría inmolado con la carga dentro de un tren. Los forenses no han hallado rastros de que nadie llevara adosado explosivos al cuerpo. Además, los expertos antiterroristas afirma que los terroristas islámicos sólo optan por el atentado suicida "cuando no tienen otra forma de perpetrarlo". Pero lo están investigando.

Ángel Acebes, Javier Arenas y Eduardo Zaplana guardan un minuto de silencio en La Moncloa.

 

/ MIGUEL GENER
Ángel Acebes, Javier Arenas y Eduardo Zaplana guardan un minuto de silencio en La Moncloa. / MIGUEL GENER

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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