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El presunto homicida de cuatro labradores en Lugo acudió llorando a declarar ante el juez

Marcelino Ares Rielo, presunto homicida de cuatro personas, entró a las 10 de la mañana de ayer en la Audiencia Provincial de Lugo en un estado de gran excitación profiriendo gritos y llorando desconsoladamente. Acudió a prestar declaración ante el Juzgado número 2 de la capital lucense por haber dado muerte el sábado, según el mismo ha reconocido, a cuatro hombres que se hallaban talando árboles en una finca que el IRYDA (Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario) le había asignado en la concentración parcelaria.

Marcelino Ares fue informado, cuando se encontraba frente al edificio en el furgón de la Policía Nacional, de que los fotógrafos de prensa se encontraban esperando su llegada, ante lo cual echó la cazadora por delante de la cara y en un estado de gran excitación, y a la vez que se lamentaba -"miña familia" (mi familia)-, solicitaba llorando "que non me vexan" (que no me vean). No obstante, fuentes policiales informaron que el presunto homicida se comportó en todo momento con gran corrección y normalidad, hasta que fue ingresado en prisión sin fianza a primera hora de la tarde de ayer. Mientras tanto se ha podido saber que Marcelino Ares declaró que los cuatro fallecidos le habían amenazado con anterioridad al crimen, en el mismo lugar en que se produjo éste, incluso intentando agredirle con las herramientas que utilizaban para la ¡ala de robles. Esta versión contradice la de Javier Llanes Doval, único superviviente al implorar clemencia de rodillas, quien aseguró que en el suceso no mediaron palabras.

Por otra parte, en los municipios de Meira, donde residían tres de los fallecidos, y Pol, de donde era el presunto asesino y el otro fallecido, circuló ayer con insistencia la versión, que no ha podido ser confirmada por este periódico, de que Marcelino Ares dialogó, tras haber cometido el cuádruple asesinato y antes de entregarse a la policía de Lugo, con un vecino, al que le aseguró que acababa de matar a cuatro personas y que no lo había hecho con la quinta por carecer de munición, pese a que en la escopeta automática le quedaba todavía un cartucho. La existencia de este cartucho y el haber disparado otros cinco -lo que carga un arma de estas características- lleva a pensar que la escopeta fue cargada tras introducir uno en la recámara.

Malas relaciones de vecindad

Lo cierto es que tras el homicidio de los cuatro trabajadores, y mientras continúa la conmoción en los municipios próximos al lugar del suceso, circulan numerosas versiones sobre la personalidad del detenido. Y todas ellas, como las que recogía ayer EL PAIS, coinciden en señalar que Marcelino Ares no mantenía relaciones afables con el vecindario, con el que se había enfrentado anteriormente por problemas también de tala de madera y de uso de fincas. Un vecino próximo a la zona precisó que cuando alguna de las reses de la explotación de Marcelino Ares pasaba a otra propiedad a pastar hecho que origina con frecuencia senos enfrentamientos en Galicia- nadie se atrevía a protestar.

Concentración no resuelta

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De igual forma, en cualquier conversación se resalta siempre su extraordinaria puntería, que demostró de nuevo, en la mañana del sábado acertando en el corazón a todas sus víctimas. Se asegura que era un gran aficionado a la caza.La concentración parcelaria que originó el enfrentamiento y el cuádruple crimen, y más concretamente la falta de la entrega oficial de fincas en esta comarca lucense, se debe, según el jefe provincial del. IRYDA, Ignacio Esteban, a que desde que fue aprobada el 17 de agosto de 1981 se han presentado nueve recursos que están pendientes de resolución, "por lo que resulta imposible dar posesión de las fincas mientras no se resuelvan", dijo. De todos modos, Esteban Rey aseguró que en esta zona la concentración parcelaria no ocasionó grandes problemas y que entre el vecindario reina un buen ambiente, aunque algunos han llegado a acuerdos particulares, lo que parece ser que ocurrió en este caso también, posesionándose de las parcelas asignadas antes de que se las entregasen oficialmente.

De igual forma, indicó que era perfectamente normal que los antiguos propietarios cortasen los árboles antes de que se posesionaran los nuevos, a no ser que llegasen a un acuerdo entre ellos. En el caso de que el corte de árboles no se realice antes de que las parcelas sean entregadas, se les concede un plazo de tres meses para que lo resuelvan. A este respecto hay que señalar que en algunos casos se ha concedido la protección de la fuerza pública pararealizar la tala.

En el expediente del IRYDA de Lugo no figura la transmisión de: derechos de la propiedad de Marcelino Ares, que había sido adquirida a Nicasia Rodríguez Fuentes en más de cinco millones de pesetas, figurando todavía a nombre de ella.

A las 17 horas de ayer se celebró en San Martín de Ferreiros el funer al por José Manuel Vila Feijoo, y en Meira por Cándido Llanes, José Díaz Folgueira y su hijo José Luis Díaz Vila.

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