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Llamar terrorista sale "barato"

Rebajada la condena por acusar a un inocente en un programa de televisión sobre el 11-M

¿Qué indemnización reclamaría si su fotografía aparece durante un minuto en un programa de televisión y se vende en un DVD junto a un diario de tirada nacional bajo un rótulo como éste: "el dueño de la casa de Morata de Tajuña donde los autores del 11-M montaron las bombas"?

Ahmad Mardini, de 56 años, creía que por esa falsa y torpe acusacion que ha destrozado su vida cobraría 75.000 euros, la mitad de lo que reclamaba, pero la Audiencia Provincial de Madrid ha resuelto que esa cifra dictada por una juez de Valdemoro (Madrid) es "exagerada" y que el daño moral y profesional que ha sufrido este hombre por una larga cadena de errores policiales y periodísticos vale casi la mitad: 37.000 euros.

Yo soy un hombre insignificante con nombre raro. Habrán pensado: ¡vamos a darle a este desgraciado cuatro pesetas que seguro que se queda contento!

Mardini, que vive en España desde hace 39 años, se lamenta: "A Ana Obregón le pagaron 30.000 euros por publicar una fotografía besándose con un actor. A la Duquesa de Alba 270.000 por un chismorreo. Son famosas. Yo soy un hombre insignificante con nombre raro. Habrán pensado: ¡vamos a darle a este desgraciado cuatro pesetas que seguro que se queda contento!' "

La vida de este sirio nacionalizado español, casado con una zamorana y padre de tres hijos, se quebró el martes 13 de noviembre de 2001. Dos policías le detuvieron y condujeron esposado hasta los calabozos del cuartel madrileño de Canillas donde estuvo incomunicado durante cinco días en aplicación de la ley antiterrorista. Todavía sueña con aquellas interminables horas en las que le filmaron en vídeo, tomaron sus huellas y desprendieron del cinturón, el reloj y los cordones de sus zapatos para que no se suicidara. Era sospechoso porque dos miembros de Al Qaeda a los que no conocía compraron su local de decomisos en Lavapiés (Madrid).

Primer error, la policía se equivocó. Mardini era inocente y el juez Baltasar Garzón decretó su puesta en libertad, pero su fotografía apareció en varias televisiones de cobertura nacional como uno de los ocho miembros de Al Qaeda que habían ingresado en prisión. Desdc el sofá de su casa, un adosado en San Martin de la Vega (Madrid), observó extrañado el segundo error. "¿Se imagina usted la sensación de ver tu fotografía en la televisión con una voz en off que habla de los terroristas que han ingresado en prisión? Y yo estaba libre", recuerda Mardini.

La inmediata consecuencia de aquel dislate fue la pérdida de su puesto de repartidor de Coca Cola. Luego, la mirada desconfiada y a veces inquisitiva de algunos de sus vecinos de San Martín de la Vega. "Fue muy duro. Caí en una larga depresión de la que todavía no me he recuperado", apostilla.

Cadena de errores

Cuatro años después cuando parecía que la pesadilla se había terminado se produjo el tercer error. El 10 de marzo de 2005, un día antes del primer aniversario del 11-M, el teléfono de Mardini sonó compulsivamente. Sus amigos le avisaron que su rostro había vuelto a salir en televisión. Él mismo lo había comprobado también. Telemadrid emitía el documental titulado 11-M, historia de un atentado, producido por El Mundo TV, productora del diario del mismo nombre, y ahí, tras la imágenes de los suicidas de Leganés, apareció Mardini identificado como dueño de la casa de Morata de Tajuña donde los terroristas montaron las bombas que asesinaron a 191 personas en los trenes de Atocha. Su fotografía permaneció en pantalla un minuto y un periodista de El Mundo le presentó como el propietario de la vivienda de los asesinos.

A la misma hora del mismo día la imagen de Mardini apareció en las cadenas de televisión Canal 9 de Valencia, Canal 4 de Baleares y TV de Galicia a las que la productora había vendido su reportaje. Cerca de 600.000 personas vieron el documental. Después el diario El Mundo lo vendió en formato DVD en los quioscos de toda España y luego en Internet.

El cuarto error no tardó en llegar. El 11 de marzo, 24 horas después, la fotografía del "terrorista" Mardini reapareció en las pantallas. En esta ocasión en el Debate de Telemadrid que se celebró después de la emisión de la segunda parte del reportaje sobre la matanza en el que la productora acababa de rectificar su error del día anterior mediante una nota que apareció en pantalla. Una nueva depresión apartó a Ahmad del trabajo durante meses, pero el sirio español tuvo fuerzas para demandar a la televisión pública y a la productora por intromisión al derecho al honor y a la imagen.

La juez María José Ovejero, titular de un juzgado de Valdemoro, condenó a Telemadrid y a Canal Mundo Producciones Audiovisuales SA a indemnizar a Mardini con 15.000 y 60.000 euros respectivamente "por intromisión ilegítima en su derecho al honor y propia imagen", pero ahora la Audiencia Provincial considera esas cantidades "exageradas" y falla que "con la mitad de cada una de ellas queda coveniente, ponderada y cumplidamente resarcido el daño moral inflingido al demandante, único concepto evaluable".

Nuevo recurso

Mardini se lamenta: "Esta triste historia me ha causado incontables problemas dentro y fuera de España, incluso en mi país. Mi mujer estuvo destrozada y mis tres hijos han tenido que soportar en silencio toda clase de comentarios. Hay gente a la que le dices que todo fue un error y no te cree. Sé que no se puede pagar con dinero lo que he sufrido, pero estoy decepcionado con el fallo judicial. La cantidad me parece ridícula. Una negligencia tan grave y reiterada como esta se debería castigar más".

La productora ha recurrido el fallo y Mardini se pregunta: "Al final si el Supremo vuelve a rebajar la cifra igual tengo que pagarles yo". Ahmad trabaja de noche conduciendo un camión, aunque ahora está de baja por otra depresión. No envia ni recibe dinero mediante transferencias porque, también por error, su nombre figuró en listas negras internacionales.

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