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López Garrido asegura que el Gobierno "no ha tenido ningún acuerdo político con ETA"

Según 'Gara', ETA condicionó el abandono de las armas al logro de un pacto

El portavoz del grupo socialista en el Congreso de los Diputados, Diego López Garrido, ha asegurado hoy que "es claro que el Gobierno español no ha tenido ningún tipo de acuerdo político con la banda terrorista", tal y como sugiere hoy el diario Gara, que afirma que ETA condicionó el abandono de las armas al logro de un pacto de estas características. "Jamás se va a aceptar un acuerdo político con una banda de delincuentes y de terroristas", ha insistido el socialista.

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Según publica el diario vasco, ETA se comprometió a "desactivar la lucha armada y a desmantelar sus estructuras militares" días antes de que se celebrara, entre miembros del PSOE y Batasuna, la reunión que puso fin al proceso de negociación con la banda terrorista. A cambio, la banda pedía la unidad de las provincias vascas con Navarra, la liberación de presos, la legalización de Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB) y la derogación de la Ley de Partidos. La mesa que reunía al Gobierno y ETA dejó de funcionar ante las discrepancias entre ambas partes. La banda terrorista daba prioridad al acuerdo político y el Gobierno, a la ausencia de la lucha armada.

Dicho encuentro entre el PSOE y Batasuna se celebró el pasado 21 de mayo en una ciudad europea y en ella el PSOE rechazó la última propuesta presentada por Batasuna, lo que, según Gara, provocó el fin de las negociaciones.

En este sentido, el portavoz socialista ha señalado que ese tipo de informaciones proceden "del entorno del terrorismo, a las que no hay que dar ninguna credibilidad y a las que no hay, como desgraciadamente hacen otros, que dar ningún tipo de sostén, de pábulo y a las que no hay que amplificar".

Además, López Garrido ha precisado que la posición del Gobierno español ha sido muy clara al respecto y "nosotros no vamos a darle más importancia a aquello que viene claramente desde el entorno del terrorismo". En su opinión, persiguen dos objetivos "muy claros: dividir a los demócratas, que es lo que les duele, y justificar la violencia".

Propuesta de nueve puntos

La propuesta de la banda terrorista, que incluía nueve puntos y concretaba la que había efectuado en diciembre de 2006, fue realizada en los primeros días del mes de mayo y en medio de la polémica suscitada por la impugnación de las listas electorales de la izquierda abertzale.

En dicha propuesta, asegura Gara, ETA también solicitaba una "disminución palpable" de la presencia policial, urgía a garantizar la actividad política de las organizaciones de la izquierda abertzale y pedía que no se realizaran detenciones por parte de la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Ertzaintza y las fuerzas de seguridad francesas.

El texto presentado por la banda terrorista incidía en que el acuerdo político propiciaría que el conflicto fuera superado y planteaba incluso un calendario definido para desarrollar los cambios necesarios: de 2008 a 2012, siendo éste el año que debía marcar el fin del camino trazado en su propuesta.

Según Gara, el representante del Gobierno que acudió a la reunión donde ETA presentó su propuesta rechazó recoger el documento, "dejándolo en manos de los mediadores y argumentando que desde el punto de vista del Gobierno el proceso estaba roto y que recibirlo podía evidenciar lo contrario".

La mesa que reunía al Gobierno y ETA dejó de funcionar ante las discrepancias entre ambas partes. La banda daba prioridad al acuerdo político y el Gobierno, a la ausencia de la lucha armada. Al no evolucionar ese foro, se apuesta por reuniones entre el PSOE y Batasuna y así, dice Gara, el 21 de mayo se sientan a hablar, con el 'no' del PSOE al acuerdo político como resultado. Unos días más tarde, ETA anunció la ruptura del alto el fuego.

En su información, el diario vasco, cercano a la banda terrorista, también subraya que el Gobierno español "no logró que ETA" entrara a negociar el número de listas electorales de la izquierda abertzale que "pudieran pasar por el filtro". Además, sostiene que, como no daba tiempo a cambiar las cosas antes del 27-M, el Ejecutivo sí creía posible garantizar la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones generales de 2008 y en las del País Vasco de 2009.

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