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El PSOE pretende que Aberchan forme en Melilla un gobierno de concentración sin el GIL

Anabel Díez

Los dos concejales socialistas de Melilla, Román Dobaños y Malika Mohamed, pusieron ayer a disposición de la ejecutiva federal del PSOE sus cargos, que sin duda les serán aceptados, al reconocer que obraron mal desde la perspectiva disciplinaria al apoyar el sábado la investidura de Mustafá Aberchan, de Coalición por Melilla, en contra del pacto al que habían llegado el PSOE y el PP para investir a Juan José Imbroda, de Unión del Pueblo Melillense. El PSOE intentará ahora convencer a Aberchan de que forme un "gobierno de concentración" de fuerzas democráticas con exclusión del GIL.

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Los socialistas consideran desaconsejable apartar a Mustafá Aberchan de la Presidencia mediante una moción de censura por los problemas sociales que podría provocar derribar a un musulmán cuya fuerza política ha obtenido el mayor número de votos de Melilla, después del partido de Jesús Gil, el Grupo Independiente Liberal (GIL). Casi todo esta pendiente aun en la crisis política creada en Melilla por la indisciplina de los dos concejales socialistas, aunque en el PSOE anoche se tenía la absoluta convicción de que sus dos cargos públicos, Román Dobaños y Malika Mohamed son "unos compañeros honrados e íntegros que han actuado por motivos de conciencia, pero se han equivocado", dijo Ramón Jáuregui.

Desde el punto de vista interno la situación previsiblemente será la siguiente: la ejecutiva federal acepta las actas de diputados de Dobaños y Mohamed y cuando lo estime oportuno dará las instrucciones para que la lista corra y ocupen sus puestos otros dos representantes del PSOE que fueran en esa candidatura. El expediente disciplinario sigue adelante y sin duda habrá una sanción por "el incumplimiento de las instrucciones dadas", pero "no cabe pensar que halla nada más", dijo Jáuregui, responsable socialista de Política Autonómica, tras entrevistarse con los dos afectados durante tres horas en la sede federal de Madrid junto al secretario de Organización, Cipriá Ciscar, y al responsable municipal Alfonso Perales. De las palabras de Jáuregui no cabe deducir que vayan a ser expulsados del partido, al tener la convicción de que no han actuado por motivos espúreos, ni mucho menos que hayan aceptado ninguna contrapartida del partido de Gil. "Ha sido una reunión dolorosa, porque son personas queridas que han reconocido su equivocación y el gran problema político que han creado".

Los pasos que se den ahora tienen mucho que ver con la actitud del presidente investido, Mustafá Aberchan y también con la que mantenga el PP. "La pruedencia exige que se forme un gobierno de concentración democrática para que quede claro que en Melilla gobiernan los partidos democráticos". Ésta es la carta que con más fuerza el PSOE quiere jugar para que los hechos consumados no se conviertan en irreversibles y espera que así lo entienda también el PP, porque cuestionar la presidencia, de Mustafá Aberchan "podría crear problemas".

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Las interpretaciones de posible xenofobia que pudieran darse en sectores amplios de Melilla ante un desbancamiento de Aberchan es lo que preocupa al PSOE. Las cosas se allanarían un poco si ya el investido presidente en las conversaciones que hoy mantenga con el PSOE deja claro que, aunque ha recibido para su investidura los votos del GIL, no contará con ellos para gobernar y sí con todos los demás. Esta solución no fue posible en las conversaciones iniciales entre el PP y el PSOE, dado que no hubo manera alguna de que se pusieran de acuerdo el partido de Aberchan y la Unión del Pueblo Melillense, cuyo candidato, Juan José Imbroda, iba a ser el elegido con los votos de socialistas y populares.

Precisamente Román Dobaños tenía la convicción de que todos los partidos de la zona podrían unirse sin necesidad de contar con el GIL y con el PP. A qué está dispuesto el PP lo comprobará hoy Ramón Jáuregui cuando se entreviste con el secretario de organización del PP, Pío García Escudero.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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