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Reportaje:La crisis en el Partido Popular

"¡No sin María!"

La concentración en apoyo a María San Gil deriva en insultos de "traidores" a Rajoy, Gallardón y Lassalle

Pablo Ximénez de Sandoval

Cuando ya no quedaba nadie por linchar verbalmente, un jefe de los antidisturbios dio la orden de disolver el operativo, y con ellos desaparecieron los pocos manifestantes que quedaban frente a la sede del PP. Lo último que hicieron fue gritar "¡cobardes!" a los coches blindados de Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Ruiz-Gallardón y Mariano Rajoy, por ese orden, mientras salían del garaje pasadas las dos de la tarde.

Llegó a haber más de 200 personas frente a la sede del Partido Popular, en el cruce de las calles de Génova y Zurbano. No era fácil encontrar quienes hubieran sido convocados directamente por SMS. La imagen de manifestantes acosando la sede del PP evocaba un episodio en la mente de todos los presentes. "Todos estos policías, ¿dónde estaban el 13-M?", gritó una señora, para terminar de hacerlo patente. Del intento de contraconvocatoria en favor de Rajoy no había prácticamente ni rastro.

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El apoyo popular a la presidenta saliente del PP vasco lo lideraban un grupo de estudiantes, varios militantes de mediana edad comprometidos en la campaña por las primarias en el PP, y ancianas con aspecto de haber pedido a gritos muchas dimisiones antes que la de Rajoy. Un señor mayor con gabardina y un megáfono decía, impostando la voz, "¡María! ¡Sólo te falta ser la virgen! ¡Contigo hasta morir!" y le daba un aire de misa evangelista a todo el cuadro. Quizá lo previsible en una manifestación no autorizada, a las 12 de la mañana, en un día laborable, contra su propio partido político, y lloviendo. Con ellos, un puñado de personajes habituales en la agitación paranoide de los peones negros en torno al 11-M.

"¡Rajoy y Lassalle, a la calle!". El íntimo asesor de Rajoy, José María Lassalle, sería desconocido para el público si no fuera demonizado por algún medio de comunicación como el responsable de la supuesta moderación del líder. La sensación que transmitían los manifestantes, para quien no haya seguido los acontecimientos, era que San Gil había sido purgada por la dirección. Si ella se iba, venía a ser la idea, era que los "principios" están siendo traicionados por la dirección. "¡No sin María!", otro lema muy coreado, vendría a ser un buen resumen.

Poco importa la defensa de Rajoy. "Lo que hace Rajoy no tiene nada que ver con lo que dice", aseguraba ayer Alicia Velarde, de 43 años, que milita en el PP desde los 18. "A Rajoy se le vota porque representa unos valores. Pero si va a ser lo mismo que Zapatero, a mí me parecen los dos igual de feos".

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Uno de los asistentes a la concentración  frente a la sede nacional del PP muestra una pancarta en la que pide que el líder del partido sea elegido directamente por los militantes.
Uno de los asistentes a la concentración frente a la sede nacional del PP muestra una pancarta en la que pide que el líder del partido sea elegido directamente por los militantes.CLAUDIO ÁLVAREZ

"Vengo a apoyar a Rajoy. Esto es patético"

Era muy difícil encontrarlos, pero los había. "Vengo a apoyar a Rajoy", decía discretamente junto a la puerta Lourdes Barón, que calificaba de "patética" la situación. "Muchos mensajes de móvil vienen de fuera del partido. Hay una mano negra que quiere desestabilizar. Éste no es un problema de ideas, sino de personas, de 'quítate tú para ponerme yo". En cuanto al fondo del asunto, cree que "San Gil es un referente de libertad en el País Vasco, pero el PP vasco no es igual que el de Canarias, donde tienen que pactar con los nacionalistas".

"Rajoy puede decir misa, pero hay un giro"

Entre una mayoría de personas mayores llamaba la atención un grupo muy joven en el que estaba Javier García, que repartía folios con lemas en apoyo a María San Gil. "Yo creo en un país unido, en el que no se dé todo lo que pidan a los nacionalistas. Eso es lo que debe defender el PP, y no cambiar de tercio cuando te convenga", era su acusación principal a Rajoy. García, de 21 años, ha formado parte del grupo de campaña en Madrid. "Rajoy puede decir misa. Hay un nuevo giro. Esto no es un problema de personas, sino de principios".

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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