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Medio centenar de detenidos en una redada contra la falsificación de tarjetas de crédito

La operación comenzó a desarrollarse en mayo en la Costa del Sol, Castilla y León y Madrid

La Policía ha detenido a 53 personas, que integraban varios grupos dedicados a la falsificación de tarjetas de crédito, que estaban interconectados y que operaban en la Costa del Sol, Castilla y León y Madrid. Según ha informado hoy la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil, las organizaciones falsificaban y clonaban tarjetas de crédito y luego adquirían numerosos objetos electrónicos y textiles en diferentes establecimientos comerciales.

Además, en la operación, desarrollada en tres fases, se han localizado tres talleres clandestinos utilizados para la clonación de las tarjetas. Para la realización de sus actividades fraudulentas contaban con la colaboración de algunos ciudadanos españoles, que ofrecían, a cambio de una importante comisión, la posibilidad de utilizar estas tarjetas en sus propios locales. Las investigaciones se iniciaron hace dos meses y en el transcurso de esta primera fase fueron detenidas seis personas de nacionalidad española, en Écija (Sevilla), Córdoba, León y Salamanca, que permitían la utilización de esas tarjetas en sus propios establecimientos o bien actuaban como intermediarios en las transacciones realizadas.

Operaciones ficticias

Según la Policía, se hacían operaciones de forma ficticia, por importes elevados, y el 10% de su importe era entregado al intermediario, mientras que el resto se repartía a partes iguales entre el poseedor de las tarjetas falsificadas y el titular del establecimiento, que obtenía dinero en efectivo sin entregar a cambio los artículos vendidos en su local. La segunda parte de la operación se desarrolló el pasado mes de mayo en Madrid, donde hubo doce arrestos -diez rumanos y dos españoles- en la capital y en Torrelodones y se practicaron seis registros domiciliarios. Los agentes de la Brigada de Delincuencia Económica y Fiscal localizaron un taller itinerante para la falsificación de tarjetas, que los responsables habían instalado en un vehículo guardado en un garaje distinto al de su lugar de residencia para evitar su localización.

En el interior fueron requisados, entre otros objetos, un lector-grabador de tarjetas, una impresora térmica y un ordenador portátil, así como otros útiles necesarios para elaborar las falsificaciones las tarjetas de crédito. Uno de los detenidos era el encargado de recibir las numeraciones de las tarjetas desde el Reino Unido, Irlanda y Rumanía, a través de los contactos que mantenía con otros ciudadanos rumanos. En estos países se clonaban las tarjetas mediante diversos procedimientos, las numeraciones se enviaban a través de mensajes de texto de móviles, correo electrónico y "messenger" y éstas eran distribuidas entre varios contactos en España, que volcaban la información electrónica contenida en las bandas magnéticas en los soportes adecuados para su utilización posterior.

Una vez realizadas estas operaciones, los "pasadores" acudían a distintos centros comerciales, supermercados e hipermercados, en donde adquirían diversos productos electrónicos y textiles, aunque también se pagaba con esas tarjetas en clubes de alterne y restaurantes. En esta última fase, desarrollada en los últimos días en la Comunidad de Madrid, han sido detenidos treinta y cinco ciudadanos rumanos, se han practicado nueve registros domiciliarios en la capital, Rivas-Vaciamadrid, Parla, Móstoles y Fuenlabrada y se han desmantelado dos talleres clandestinos de falsificación.

Estos grupos habían diversificado su actividad y varios de sus integrantes se habían especializado en la comisión de robos con fuerza en obras en construcción en horas nocturnas, para lo que contaban con la connivencia de algunos compatriotas que trabajaban en las mismas. La Policía explica que los arrestados -que actuaban como "comandos militares"- sustraían maquinaria industrial que utilizaban también para la realización de otros robos por el procedimiento del butrón. Todos los efectos robados eran vendidos posteriormente a distintos receptadores a un precio inferior a su valor real.

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