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Mena propuso en una reunión con generales que el Rey frenase el Estatut

El general retirado sostiene que cinco de los 13 jefes del Ejército le apoyaban

Miguel González

"Llegado el caso, tendrá que ser esa misma institución [la Corona], respaldada firmemente por las Fuerzas Armadas, la que salvaguarde la unidad de España si los políticos la ponen en peligro y la Justicia no interviene". La frase, inequívocamente golpista, la pronunció el teniente general José Mena ante el Consejo Superior del Ejército, que reúne a los máximos jefes del Ejército de Tierra, el 26 de octubre de 2005. La revela el propio militar, ya retirado, en el libro Militares. Los límites del silencio, que ayer presentó en Madrid.

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Lo sorprendente es que Mena siguió siendo jefe de la Fuerza Terrestre, con 30.000 militares bajo su mando, hasta casi tres meses después. Fue el 6 de enero de 2006 cuando, con motivo de la celebración de la Pascua Militar en la Capitanía General de Sevilla, amagó con una intervención de las Fuerzas Armadas si el nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, aprobado el 30 de septiembre de 2005 por el Parlamento catalán, desbordase los límites de la Constitución.

El entonces ministro de Defensa, José Bono, consideró que era Mena quien había sobrepasado todos los límites, por lo que ordenó su destitución, su pase forzoso a la reserva y un arresto domiciliario de ocho días, medidas que confirmó luego el Tribunal Supremo.

Mena sostiene que esa misma tarde, cuando ya había estallado el escándalo, recibió llamadas de nueve de los 12 tenientes generales en activo; aparte del entonces jefe del Ejército de Tierra, José Antonio García González. "Tan solo uno se ofreció a secundar mi actitud", relata Mena en su libro, "a lo que me negué rotundamente pues, como le dije, el efecto que yo perseguía ya se había conseguido [...]. Cuatro se mostraron de acuerdo con lo que había dicho, deseándome suerte ante el panorama que se avecinaba", agrega. "Cuatro más me llamaron para interesarse por mi estado de moral. Los tres que no me llamaron, [estaban] curiosamente destinados en el Órgano Central del Ministerio de Defensa y en el Estado Mayor de la Defensa".

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De la frase anterior se deduce qué tenientes generales no le llamaron: su sucesor como jefe de la Fuerza Terrestre, Pedro Pitarch; el jefe del Mando de Operaciones, Bernardo Álvarez del Manzano; y el actual jefe del Ejército de Tierra, Carlos Villar.

En cambio, Mena se niega a revelar la identidad de los que estaban de acuerdo con él o del único que se mostró dispuesto a secundar su actitud y, por tanto, a cometer un acto de indisciplina que hubiera obligado al Gobierno a destituirle y arrestarle también. Sí se sabe que, en la ya citada reunión del Consejo Superior del Ejército, le respaldó el entonces jefe del Mando de Canarias, Emilio Pérez Alamán.

Con la excusa de que EL PAÍS publicó, el 19 de enero de 2006, "una alusión bastante aproximada pero incompleta" de lo tratado en aquella reunión, Mena se considera exonerado de su deber de guardar secreto y revela parte de lo que allí se trató.

Además de criticar a su entonces superior, Bono, al que tacha de "populista", Mena se extendió sobre el Estatuto catalán. En su opinión, cabían tres hipótesis: que saliese adelante en los términos en que lo aprobó el Parlamento de Cataluña, lo que juzgaba "imposible"; que se adaptase plenamente a la Constitución, lo que veía improbable; o que se aprobase "con algunas modificaciones" que no resolvieran los problemas que planteaba a las Fuerzas Armadas. En ese caso, proponía la intervención del Rey, "respaldada firmemente por las Fuerzas Armadas", por encima del Gobierno, el Parlamento o el Constitucional.

"Cuando finalicé mi exposición", agrega Mena, "el JEME [Jefe del Estado Mayor del Ejército] señaló que no correspondía al Consejo Superior del Ejército entrar en disquisiciones políticas [...]. En el descanso, varios consejeros [tenientes generales] me dijeron informalmente que estaban de acuerdo con lo que yo había dicho".

Lo que supone que se le permitió acabar su arenga y no fue destituido de modo fulminante.

En el centro, el teniente general Mena, junto a ex jefe del Ejército Luis Alejandre (izquierda) y el general Juan Rodríguez Hernández.
En el centro, el teniente general Mena, junto a ex jefe del Ejército Luis Alejandre (izquierda) y el general Juan Rodríguez Hernández.GORKA LEJARCEGI

Una arenga de tono golpista

- Discurso de Mena ante los tenientes generales reunidos en sesión secreta el 26 de octubre de 2006. "Si esto se produce [pacto sobre el Estatuto catalán que no resuelva todos los problemas que preocupan a las Fuerzas Armadas] con la aquiescencia del Gobierno, alguien tendrá que decir algo. Pero ¿quién es ese alguien? Por supuesto que no puede ser un militar. La confianza en la Justicia (entiéndase Tribunal Constitucional) no pasa por su mejor momento. Entonces, ¿quién? Afortunadamente contamos con una institución que salvó la democracia en España el famoso 23-F. Llegado el caso tendrá que ser esa misma institución [La Corona] respaldada firmemente por las Fuerzas Armadas, la que salvaguarde la unidad de España si los políticos la ponen en peligro y la Justicia no interviene".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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