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Moratinos 'vende' en Brasil la oferta española para construir el primer tren de alta velocidad

Miguel González

Si la crisis no provoca retrasos, la primera línea de alta velocidad de América Latina será el tren bala entre Río de Janeiro y São Paulo, un proyecto cuyo coste podría alcanzar los 15.000 millones de euros. Aún no se ha convocado el concurso (lo que se espera para antes de final de año), pero el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y el secretario general de Comercio Exterior, Alfredo Bonet, mostraron ayer en Brasilia el respaldo oficial a las empresas españolas que aspiran a hacerse con el macrocontrato. El Gobierno prefiere que las empresas españolas (como CAF, Talgo, Siemens o Televent) que ayer participaron en un desayuno con responsables económicos brasileños, presenten una oferta conjunta para competir con las firmas francesas o japonesas. "España quiere estar en esa alta velocidad, aunque habrá muchos competidores", admitió Moratinos.

España es el segundo inversor extranjero en Brasil, con más de 30.000 millones de dólares. El Banco de Santander obtiene en este país el 11% de sus resultados; Telefónica tiene 37 millones de clientes, entre telefonía fija y móvil, y las constructoras españolas se han adjudicado seis de los siete grandes concursos de autopistas. CASA-EADS, que ya ha vendido 12 aviones de transporte C-295 a la Fuerza Aérea brasileña, negocia la venta de ocho más.

El canciller brasileño, Celso Amorim, advirtió, sin embargo, que las constructoras de ese país tienen dificultades para operar en España y advirtió de que, si se mantiene "un mercado cerrado, habrá la tentación de reaccionar de forma equivalente". El asunto es tan importante para Brasil que el presidente Luiz Inácio Lula ya se lo planteó al Rey, según reveló Amorim.

Los dos ministros abordaron la crisis entre Colombia y Venezuela, por la incautación a las FARC de armas suecas compradas por el Ejército venezolano y la apertura de cuatro bases de EE UU en suelo colombiano. "Debemos trabajar para que no haya una espiral de desencuentros", dijo Moratinos, mientras que Amorim propuso reunir el Consejo de Seguridad de Unasur, tras señalar que la apertura de bases militares extranjeras "siempre despierta preocupación".

La visita de Moratinos a Brasilia sirvió para preparar la que hará la semana próxima la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, quien además viajará a Colombia, donde abordará la crisis entre Caracas y Bogotá; y Costa Rica, donde tratará sobre la situación de Honduras; además de Paraguay.

La decisión de Chávez de retrasar hasta el miércoles la audiencia con Moratinos y su proverbial locuacidad, que transformó en un mitin la protocolaria firma de los acuerdos económicos, obligaron al jefe de la diplomacia española a recortar a menos de 24 horas su estancia en Brasilia, lo que hizo imposible tanto un eventual encuentro con el presidente Lula como con la precandidata a sucederle, Dilma Roussef.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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