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Comienza en Pamplona la vista del "crimen de Velate"

En la Sala de lo Criminal de la Audiencia Territorial de Pamplona comenzó ayer la primera parte de la vista del proceso llamado «crimen de Velate», en el que el fiscal y la acusación privada solicitan pena de muerte para Jaime Balet y Juan Midón como presuntos autores de un delito de homicidio con los agravantes de premeditación, alevosía, precio, nocturnidad, parentesco y desprecio por el sexo.

Este proceso, considerado como el más largo de la historia en el Estado español (comenzó el 29 de abril de 1973) tiene un sumario de más de 600 folios y su vista durará varios días. Ayer la sala estuvo completamente llena durante las cinco horas que duró la sesión, y se tuvieron que habilitar varios bancos, así como un equipo de megafonía.Lo que hace cuatro años y medio se denominó «el crimen de Velate» es una de las historias más confusa de los últimos años. El 29 de abril de 1973 Jaime Balet Cano. industrial zaragozano. ex teniente de alcalde de su ciudad, de treinta y ocho años, se desplaza a Biarritz con su esposa, Pilar Cano Peralta con quien tenía cuatro hijos, para jugar a la ruleta en el casino de Bellevue.

En el casino, el señor Balet ganó 180.000 pesetas, y después de cenar decidió volver a Zaragoza para poder estar trabajando el lunes. Después de haber atravesado la cima del puerto de Velate, Balet, sintiendo sueño, decidió, hacia las diez de la noche, parar el coche en un descampado que antes era un tramo de la carretera vieja, a unos veinticinco kilómetros de Pamplona.

Lo que sucedió a partir de ese momento no se puede determinar. Aproximadamente a las 12.45, Jaime Balet, con la cara ensangrentada, hace señas, desde el borde de la carretera, a un Seat-600 conducido por Paco Elizalde para que pare. El conductor del coche para y se baja. Balet, muy excitado, y con un pañuelo lleno de sangre apretándolo contra la nariz, le dice: «Nos han atacado. Han matado a mi mujer. Nos han atacado, han matado a mi mujer.»

Jaime Balet es llevado por el conductor del seiscientos hasta la comandancia de la Guardia Civil de Olagüe, en donde presta declaración y se le conduce, posteriormente, a la clínica universitaria de Pamplona. Allí le aprecian una fuerte conmoción cerebral, así como la fractura del tabique de la nariz.

El cadáver de su esposa era enterrado dos días antes y en el informe del forense se señalaba que había fallecido, hacia las once de la noche del día 29, como consecuencia de «una rotura de la bóveda craneal producida por algún instrumento contundente». El 12 de mayo, sorprendentemente, el Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona dicta auto de procesamiento contra Jaime Balet Cano y Juan Midón, un amigo de la infancia de aquél, ingresando el primero en la prisión de Pamplona y el segundo en la comisaría de Zaragoza.

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Según la hipótesis del fiscal que figura en el sumario, Jaime Balet, que mantenía relaciones íntimas con una señorita llamada Ana Alava, había decidido asesinar a su esposa para arreglar definitivamente su situación sentimental. Para eso, se pone en contacto con Juan Midón, un amigo de la infancia procesado varias veces por estafa, entregándole un dinero -al parecer, 7.000 dólares- para que se encargue de todo. Por su parte, Midón, y según el fiscal, habría contratado a los dos alemanes, Pachet y Simeth, para que prepararar el asesinato en uno de los viajes de Balet y su esposa a Biarritz. Incluso, según el ministerio fiscal, el crimen se habría preparado minuciosamente unas semanas antes del día 29.

Desde el 29 de abril de 1973 hasta ayer, 19 de septiembre de 1977, ha pasado mucho tiempo. Sin embargo, Jaime Balet durante el interrogatorio a que fue sometido ayer por el fiscal y la acusación privada mantuvo las mismas tesis que en anteriores declaraciones. Afirmo haber sostenido relaciones íntimas con Ana Alava, aunque los últimos meses pensaba abandonarla. Insistió en que no pagó a Midón los 7.000 dólares para que preparara el asesinato de su esposa, sino para que consiguiera cheques de viajes que necesitaba para hacer frente a unos pagos de su empresa. Afirmó conocer a Pachet, que le fue presentado en una ocasión en la cafetería Kon Tiki, de Madrid sin que volviera a verle. Negó rotundamente que estuviera en su ánimo contratar a nadie para matar a su esposa, señalando que paró en el descampado del puerto de Velate por casualidad y no premeditadamente, ya que tenía sueño. Durante todo el interrogatorio Jaime Balet, que estuvo esposado se mostró muy contundente en sus afirmaciones reconociendo solamente que en la noche del 29 de abril de 1973 fue asaltado por un desconocido que asesinó a su mujer y le golpeó a él robándole las 180.000 pesetas ganadas en Biarritz.

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