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Nicolás Sartorius: "El 20-N Franco falleció en la cama pero su dictadura murió en la calle"

La Constitución de 1978 implicó la ruptura con el franquismo, asegura el político y sindicalista

La Constitución de 1978 implicó la ruptura democrática con el franquismo, cuyo titular falleció el 20-N en la cama, si bien su dictadura murió en la calle. Este razonamiento del expolítico, dirigente sindical y exparlamentario Nicolás Sartorius resume su intervención en el tercer ciclo de la Fundación Progreso y Cultura dedicado a la Transición democrática en España en una conferencia-coloquio sobre "El ocaso del franquismo" celebrado este jueves en Madrid. En el evento han participado también el profesor y exparlamentario Antonio Chazarra y el escritor Javier Alfaya, que intervino como introductor y moderador del ulterior debate.

Alfaya abrió el tema negando la especie, que considera muy extendida, según la cual la agonía del franquismo anunciaba una liberalización política interior del régimen. Por el contrario, el escritor gallego aseguró que "los últimos años de la dictadura fueron momentos de verdadero terror, con las cárceles llenas de prisioneros políticos, procesos judiciales abiertos contra dirigentes de los sindicatos obreros clandestinos y una lucha incesante y muy arriesgada de los movimientos obrero y estudiantil, pese a lo cual no consiguieron derrocar al Gobierno". Antonio Chazarra, exparlamentario autonómico socialista, destacó por su parte que el declinar franquista "ha sido objeto de un revisionismo reaccionario" y que la transición democrática "fue consecuencia del desgarro entre una sociedad española ya europeizada y unas estructuras dictatoriales incapaces de satisfacer los anhelos sociales de libertad". Chazarra remarcó el papel de la cultura y de los intelectuales en aquel tránsito entre la dictadura y la democracia, y rechazó "la atribución de un protagonismo crucial en tal proceso a figuras providenciales", protagonismo que atribuyó a las luchas ciudadanas.

Para Nicolás Sartorius, que vivió el ocaso del franquismo desde la primera línea política como dirigente del Partido Comunista Español y del sindicato clandestino Comisiones Obreras, "no fue lo mismo la agonía de Franco que la agonía de la dictadura, porque Franco falleció en la cama y la dictadura murió en la calle" en referencia a las luchas sociales obreras, estudiantiles, profesionales y campesinas desencadenadas por las fuerzas de oposición antifranquista. Más adelante, el presidente de la Fundación Alternativas reiteró que "no es lo mismo una democracia otorgada, como pretenden definirla quienes manipulan aquel proceso, que una democracia conquistada como la que entonces las luchas populares lograron adquirir". De igual modo recordó el político comunista y dirigente sindical que "entre la muerte física del dictador y la legalización de partidos y sindicatos medió un largo año y medio jalonado por numerosas situaciones de represión, incertidumbre y retrocesos bajo el mandato de Carlos Arias Navarro, represor de Málaga en el primer franquismo". Atribuyó Sartorius al Rey Juan Carlos "la certeza de que la monarquía no era compatible con la dictadura, consciente del desenlace político que acarreó el juego de Alfonso XIII con la dictadura del general Primo de Rivera". En el coloquio, Nicolás Sartorius remarcó la idea central de su discurso, según la cual "la Constitución de 1978 supuso la ruptura democrática con el franquismo". Por otra parte, el exlíder sindicalista informó de una reunión secreta entre el ministro del Gobierno predemocrático, Enrique de la Mata Gorostizaga, con la dirección clandestina de Comisiones Obreras en la cual el ministro pidió a los sindicalistas que aceptaran retardar la legalización sindical, a lo cual se opusieron. "Si quieren salir de la crisis económica, legalicen los sindicatos", aseguró Sartorius que respondieron, y el Gobierno acabó por avenirse. En otro momento del debate dijo que "en ningún momento se depuraron responsabilidades políticas y policiales por la represión" y añadió "no haber oído nunca" la interpretación según la cual la continuidad del franquismo sin Franco, encarnada por el almirante Luis Carrero Blanco, hubiera polarizado la hegemonía de la transición democrática hacia la izquierda comunista, posibilidad que el asesinato del almirante a manos de ETA en 1973 truncó, permitiendo a otras fuerzas políticas no comunistas aprovechar aquella situación en beneficio propio.

El escritor Javier Alfaya, que cubrió informativamente la Revolución de los claveles en Portugal en 1974, aseguró haber recabado testimonios en medios de la izquierda gallega según los cuales "hubo entonces un tráfico de armas españolas hacia grupos contrarrevolucionarios portugueses, con complicidades de las autoridades españolas, para intentar sofocar aquella revolución".

Durante el coloquio, los participantes tildaron de falacia la identificación del llamado "Estado de obras franquista" con el Estado de derecho como, a su juicio, las versiones manipuladoras o edulcoradas de la Transición han pretendido establecer.

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