_
_
_
_
_

Obama reduce impuestos a las empresas para que creen empleo

EE UU exime de 100.000 millones de dólares para inversiones en tecnología.- El presidente defiende en Cleveland su oposición a prorrogar los recortes fiscales a los ricos que fijó Bush.- El discurso se conoce poco después de que la Fed advirtiese de signos de desaceleración de la economía

Antonio Caño

¿Rebajas fiscales para la clase media o para los ricos? En esos términos ha abierto Barack Obama el debate de cara a las elecciones legislativas al presentar en Cleveland la segunda parte de su nuevo plan de estímulo económico: una reducción de impuestos para las familias y para las empresas que inviertan en investigación y promocionen la creación de empleo.

Unida a la propuesta de gastar 50.000 millones de dólares en el desarrollo y modernización de las infraestructuras, que Obama hizo pública el lunes, estas medidas, de cierto tono proteccionista, tienen el doble objetivo de acelerar la creación de empleo y de recuperar la iniciativa política de cara a la campaña electoral que ya está de hecho en marcha.

Más información
Obama lanza un plan de estímulo en infraestructuras para crear empleo
Obama cree necesario "un ataque a gran escala" para combatir la crisis

Las reducciones de impuestos a las empresas para estimular la inversión en nuevas tecnologías que las haga más competitivas en los mercados internacionales puede ayudar a más de un millón y medio de compañías y costar por encima de los 100.000 millones de dólares, aunque la Casa Blanca lo considera una medida que facilitará de forma inmediata la creación de puestos de trabajo de alta cualificación.

"Durante años", ha dicho Obama en un discurso que pretendía resumir su pensamiento económico, "nuestra política fiscal ha destinado miles de millones de dólares a estimular a las empresas a crear empleos y obtener beneficios en otros países. Quiero cambiar eso. Propongo una más generosa y permanente extensión de créditos fiscales a las empresas que desarrollen e innoven aquí, en Estados Unidos". Aunque es un plan que en el pasado han defendido los republicanos, es poco probable que en el actual clima de enfrentamiento político la oposición le dé el respaldo que necesita para su aprobación en el Congreso.

Más polémica aún resulta la segunda parte de la política fiscal presentada por Obama. El presidente está dispuesto a eliminar los recortes fiscales con carácter universal decididos durante la presidencia de George Bush, que vencen el próximo 1 de enero, y prorrogarlos únicamente para las parejas con menos de 250.000 dólares de ingresos anuales o para los individuos por debajo de los 200.000 dólares. El país no puede permitirse, a juicio de la Casa Blanca, una extensión de beneficios fiscales para los multimillonarios que ha costado al Tesoro alrededor de 700.000 millones de dólares, casi tanto como la guerra de Irak o el programa de estímulo aprobado a los pocos días de la presidencia de Obama.

La oposición ha criticado la eliminación de las ventajas fiscales de Bush y ha presentado, por medio de su portavoz en la Cámara de Representantes, John Boehner, un plan alternativo: la congelación de todos los impuestos durante dos años y la reducción del gasto público hasta los niveles prerecesión de 2008.

Ya están pues establecidos los límites del debate político de cara a las elecciones de noviembre: el Gobierno propone más inversión pública y más impuestos a los ricos para dinamizar la economía, mientras que la oposición conservadora apuesta por el recorte del gasto y la congelación de impuestos como el mejor mecanismo para que la economía, por sí sola, recupere la vitalidad perdida. Para Obama eso constituye un retorno precisamente a la política económica que provocó la situación actual. Para la oposición, el gasto público es el responsable de la acumulación de deuda y de la debilidad de la economía y es, por tanto, el culpable último del elevado desempleo.

Obama saluda a sus partidarios en Cleveland, donde anunció nuevos estímulos fiscales para las empresas.
Obama saluda a sus partidarios en Cleveland, donde anunció nuevos estímulos fiscales para las empresas.

La Fed habla de desaceleración generalizada en EE UU

La Reserva Federal acaba de echar un nuevo jarro de agua fría a las perspectivas de recuperación, al hablar en su Libro Beige de "signos generalizados" de desaceleración en la economía. El estudio se publica minutos antes de que el presidente Barack Obama expusiera su trío de ideas para dar vida al crecimiento.

La economía es el caballo de batalla de cara a las elecciones legislativas del próximo 2 de noviembre. El informe sobre la actividad en los 12 que cubre la Fed constata lo evidente, que la expansión avanzó durante el verano a un ritmo muy moderado, sobretodo en la costa Este y en el Medio Oeste, aunque lo positivo es que de momento se sigue creciendo.

En cuanto a la evolución de los precios, la Fed sigue contando con margen de maniobra porque la presión al alza se está viendo limitada por el paro y el bajo consumo. La reacción de Wall Street fue tímida, porque ya lleva semanas descontando que el segundo semestre será bastante pobre, por el empeoramiento del sector inmobiliario tras el fin de los estímulos.

La próxima reunión de la Fed está prevista para el 21 de septiembre. Los tipos de intereses están en el cero por ciento desde diciembre de 2008. La alta tasa de paro -9,6% en agosto- impide al banco central cambiar de estrategia monetaria a corto plazo. El debate en este momento es ver si se sigue estimulando la economía o se sigue desmontando la maquinaria anticrisis.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_