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El PNV exige a ETA el "cese definitivo" de la violencia

Urkullu ofrece a Zapatero "mojarse" por la paz y "tiempo" para lograrla

Iñigo Urkullu canta el himno del PNV durante el Alderdi Eguna (Día del Partido), celebrado ayer en las campas de Foronda, en las afueras de Vitoria.
Iñigo Urkullu canta el himno del PNV durante el Alderdi Eguna (Día del Partido), celebrado ayer en las campas de Foronda, en las afueras de Vitoria.SANTOS CIRILO

El PNV ha elegido terreno de juego para no quedar en tierra de nadie ante el eventual fin de ETA y no es, al menos en esta etapa, el de la acumulación de fuerzas soberanistas, sino el de la cooperación con el Gobierno, a la que ayer su presidente, Iñigo Urkullu, se ofreció explícitamente. Lo hizo ante las bases peneuvistas, reunidas en el Día del Partido (Alderdi Eguna) en las cercanías de Vitoria, y después de haber tratado el miércoles pasado el tema con el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero.

Urkullu afianza así al PNV en la política posibilista y de entendimiento con Zapatero por la que ha optado tras perder el Gobierno en Euskadi: su acción e influencia política en Madrid se ha convertido en su principal arma y demostración de su utilidad. Urkullu apalancó primero a su partido a una premisa inamovible frente a ETA: "No vale alto el fuego que no sea cese definitivo", dijo. El paso que deben dar la banda y, en su caso, la izquierda abertzale, "es muy fácil, y les toca a ellos", apostilló, para renegar de cualquier intento de "tutela" como los que aún revelan los comunicados en los que se ofrece como interlocutor del Gobierno.

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Urkullu reveló incluso haber "apuntado" a Zapatero "que se puede pretender marginar al PNV" de esta etapa, algo que podría ocurrir cuando los socialistas gobiernan en Ajuria Enea. Pero también le dijo que el PNV "está dispuesto a mojarse para ayudar a conseguir la paz". "Cuantas veces sea necesario, con inteligencia, con sentido", enfatizó, y ello pese a fracasadas experiencias anteriores, algunas de ellas compartidas como la de Loyola en 2006.

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Urkullu, que ha trenzado otro elemento de complicidad con Zapatero en relación con el final del terrorismo, se ofreció también al presidente del Gobierno como garante del tiempo necesario para acercarse a la paz. "Estamos a las puertas de un nuevo escenario político", diagnosticó, pero este necesita "tiempo". "La paz necesita tiempo, la normalización necesita tiempo y con elecciones anticipadas no hay estabilidad ni tiempo. Con elecciones perdemos un año entero", justificó ante los suyos el sostén que se dispone a ofrecer a Zapatero con el voto a los Presupuestos Generales del Estado y que no es bien entendido en todo el partido. De hecho, los otros principios de la iniciativa que desgranó y que será la guía del PNV ante el fin de ETA, emplazan ya al Gobierno: serán "el pluralismo", plasmado "en la representación política", dijo, en lo que puede leerse como una reclamación de la vuelta de Batasuna a las elecciones.

También la negociación entre todas las fuerzas políticas para un nuevo pacto sobre el estatus de Euskadi en España, es decir, una mesa de partidos y, por último, el respeto al "derecho y la capacidad de decidir nuestro propio futuro", que evoca los planes de Ibarretxe

En el PNV existe el convencimiento de que ETA no ha adoptado ninguna decisión de abandono de las armas. Sí se cree más en el deseo y la necesidad perentoria de la izquierda radical de hacer política bajo riesgo de desaparición. Pero Urkullu dejó ver que todavía queda camino por andar, al reprochar a la banda terrorista y a sus compañeros políticos "la escenificación" en la que se han embarcado con la sucesión de comunicados o el intercambio de emplazamientos de unos y respuestas de otros. "Y todos a hablar de ellos y así hasta las elecciones", deploró. Para evitar caer en esa dinámica, llamó a los suyos a "no mirar a los lados ni a los polos", en referencia al denominado polo soberanista que un sector del partido ve con agrado.

El PNV debe seguir su propio camino, sostiene en cambio Urkullu, emprendido hace treinta años al apostar por el posibilismo frente a una ETA que no aceptó la democracia ni la autonomía como suficientes. El presidente del PNV fue tajante: solo caben dos posibilidades, o el desistimiento definitivo del terrorismo de la banda o "la disociación manifiesta" de ella de quienes aspiran a hacer política.

Respecto a la entrevista publicada por Gara con dos miembros de la banda terrorista, Urkullu ni siquiera se refirió a ella. Los etarras se manifiestan en ella con dureza sobre el PNV: "Se está alineando con la cerrazón del Gobierno español, con las tesis policiales de Rubalcaba y Ares", le acusan.

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