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El PNV reclamará a Ibarretxe que abandone la consulta

La cúpula nacionalista da un giro pragmático tras la sentencia del Constitucional

Luis R. Aizpeolea

El PNV reclamará al lehendakari Juan José Ibarretxe que se atenga al programa del partido y aparque definitivamente la ley de consulta y su calendario si se presenta en marzo por cuarta vez como candidato a las elecciones vascas. La cúpula del partido que preside Íñigo Urkullu quiere lograr de Ibarretxe el compromiso de que acompasará sus iniciativas políticas a las del partido tanto en la campaña electoral como en la próxima legislatura autonómica, invirtiendo con ello la situación de los últimos años, en la que en muchas ocasiones ha sido las iniciativas del lehendakari las que han arrastrado al PNV.

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En definitiva, la cúpula del PNV pretende abrir una nueva etapa más pragmática ante la proximidad de las elecciones vascas, una vez que el Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado contra la ley de consulta. La nueva etapa se empieza a materializar en el acatamiento de la sentencia del Constitucional sobre la consulta y una predisposición favorable a apoyar los Presupuestos de Zapatero.

Aunque Ibarretxe aún no ha revelado si ha decidido presentarse por cuarta vez como candidato, la opinión más extendida en su partido es que lo aceptará. A su vez, la cúpula del PNV, pese a las tensiones que ha mantenido con Ibarretxe durante la legislatura, sigue pensando que el actual lehendakari es la mejor opción para ganar las elecciones. Las encuestas siguen señalando que, aunque ha sufrido desgaste, es el candidato preferido de los vascos. Sobre estas cuestiones hablarán próximamente Ibarretxe y Urkullu. La jornada del Alderdi Eguna (Día del Partido), que se celebrará el próximo domingo y en la que intervendrán ambos políticos, ofrecerá pistas bastante definitivas sobre cómo se resuelve la situación.

La cúpula nacionalista quiere hacer tabla rasa con el pasado, y lograr que Ibarretxe se comporte como un auténtico candidato del partido y se atenga a su disciplina. No es un pulso fácil para la dirección porque Ibarretxe está acostumbrado a siete años de funcionamiento autónomo, desde que en las difíciles elecciones vascas de abril de 2001, en medio de una gran tensión política y con ETA en plena ofensiva, derrotó a Jaime Mayor Oreja y a Nicolás Redondo Terreros. El entonces presidente del PNV, Xabier Arzalluz, agradecido por su victoria, le dio todos los poderes: además del de la lehendakaritza, el del partido.

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Esa línea de funcionamiento autónomo, al margen de las directrices del partido, se sigue dejando notar. Acaba de suceder con el debate que el lehendakari ha protagonizado las últimas semanas sobre el posible recurso al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo contra la decisión del Tribunal Constitucional de prohibir la consulta. El PNV estima que la decisión de presentar o no dicho recurso corresponde al partido, y no está nada claro que éste lo hará. Los servicios jurídicos, tanto del Gobierno Vasco como del PNV, lo desaconsejan porque manejan estudios que concluyen que la iniciativa no tiene visos de prosperar.

Ibarretxe repitió lo que hizo en ocasiones más sonadas esta misma legislatura autonómica. Hace un año no debatió con el entonces presidente del PNV, Josu Jon Imaz, algo tan trascendente como el plan y el calendario de consulta. Sólo le comunicó a última hora su decisión sobre el asunto que ha marcado la política vasca el último año.

Otra cuestión no menor que la dirección abordará con Ibarretxe es su política de alianzas. El lehendakari viene sustentando su Gobierno desde 1999 en Eusko Alkartasuna (EA) y Ezker Batua. Una parte sensible de la dirección del PNV está muy disgustada con el comportamiento de EA, cuyas exigencias impidieron al PNV, por ejemplo, contar con las alcaldías guipuzcoanas de Zumaya y Azkoitia.

La expresión de este malestar la reveló un cargo tan relevante como el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, cuando la pasada primavera declaró caduca la alianza de gobierno de Ibarretxe con EA y Ezker Batua. Bilbao no fue desautorizado por Urkullu. Ni por este pronunciamiento ni por su rechazo al plan de consulta de Ibarretxe.

José Luis Bilbao representó una avanzadilla de la apuesta por el pragmatismo del PNV que, tras el rechazo de la consulta por el Tribunal Constitucional, ha vuelto a aflorar a la superficie. La cúpula del PNV sabe que las elecciones vascas de marzo, su principal preocupación en este momento, no serán fáciles por el precedente de las generales, en las que el PSE le ganó en las tres provincias vascas. El éxito de las jornadas económicas que ha celebrado el PSE este fin de semana en Bilbao, con una gran afluencia de empresarios del primer nivel ,incluido el presidente de Petronor y ex presidente del PNV, Josu Jon Imaz, confirman la situación en alza del PSE.

El PNV sabe que una mayoría de vascos se pronuncia a favor de un mayor autogobierno, pero no desea aventuras secesionistas. Necesita, por tanto, compensar la apuesta por la consulta, que ha marcado el último año, con un mensaje dirigido a los votantes moderados. Su decisión de olvidar la consulta y su apuesta por negociar y tratar de apoyar los Presupuestos de Zapatero son guiños para recuperar el voto moderado y la centralidad en la política vasca.

Juan José Ibarretxe, en su comparecencia del lunes tras la resolución del Constitucional.
Juan José Ibarretxe, en su comparecencia del lunes tras la resolución del Constitucional.PRADIP J. PHANSE

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