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Quedan por rescatar cinco victimas del accidente del río Orbigo

Todavía quedan por recuperar los cuerpos de cinco niños, muertos en el accidente de Santa Cristina de la Polvorosa, pese a los trece cadáveres rescatados el pasado domingo y a los cuatro de ayer, entre los que se encuentra el conductor del autobús. Todos estos rescates se han producido en un punto situado a unos cinco kilómetros aguas abajo del lugar en que el autobús se precipitó a las aguas del río Orbigo. Los equipos que recorrían el río ayer tarde se mostraban confiados en que en las próximas horas se pudieran culminar las tareas de rescate.Ayer los trabajos se centraron en la zona donde el domingo habían sido recuperados trece cadáveres. El campamento donde se centralizan las operaciones ha sido trasladado a unos cinco kilómetros del puente en el que se produjo el accidente.

A las ocho de la mañana los equipos de rastreo se hicieron de nuevo al río, aunque el número de sus componentes se vio mermado sensiblemente, debido a que muchos voluntarios han tenido que regresar a sus puestos de trabajo por haber finalizado sus vacaciones de Semana Santa. Actualmente son unas cincuenta las personas integrantes de estos equipos.

Vistos desde el helicóptero

El primer paso decisivo para la recuperación de los cuerpos de las víctimas se dio el domingo, cuando los tripulantes del helicóptero que sobrevolaba las aguas vieron una sombra que parecía un cuerpo. Tras hacer un viraje descendieron hasta la superficie del agua y comprobaron que, efectivamente, se trataba de un cadáver. Avisados los rastreadores más próximos, se procedió a una batida sistemática de la zona y fueron hallados uno a uno los trece cadáveres.Reanudadas a primera hora las tareas de rastreo en la misma zona, hacia las once de la mañana de ayer fueron hallados tres nuevos cadáveres, entre ellos el del conductor, y, posteriormente, otro. De esta forma, quedan todavía por recuperar de las aguas los cuerpos de los niños Juan Manuel Alonso González, Carmen Sofía Méndez Delgado, Benito Vila Cameselle, Antonio González Catrera y Cristóbal Pérez Amoedo.

Por otra parte, alrededor de 3.000 personas recibieron en la estación de ferrocarril de Vigo el tren especial procedente de Benavente que transportaba los cadáveres de doce de las víctimas. Los féretros fueron conducidos entre escenas de dolor a la iglesia de la Inmaculada, donde se celebró un funeral oficiado por el obispo de la diócesis. Tras el acto religioso los cadáveres de las víctimas fueron conducidos a diversos cementerios de la comarca viguesa.

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