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El veto del PP al Grupo PRISA

El PP boicotea al Grupo PRISA

La decisión de Rajoy se dirige "de manera especial a los accionistas, anunciantes y clientes" del grupo.- El principal partido de la oposición no acudirá a programas o tertulias ni concederá entrevistas

Carlos E. Cué

El PP, principal partido de la oposición con 9,7 millones de votos, arremetió ayer contra el Grupo PRISA, editor del diario EL PAÍS, a través de una declaración acordada por su dirección nacional en la que, tras hacer una referencia "especial a los accionistas, anunciantes y clientes de este grupo" que podría ser entendida como un aviso a quienes hacen negocios con él, anuncia su decisión de "dejar de atender todas las convocatorias de entrevistas, tertulias y programas del Grupo PRISA", mientras su presidente, Jesús de Polanco, no rectifique "pública e inequívocamente" unas declaraciones que han indignado a la dirección de esta formación política.

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Polanco señaló en la junta de accionistas de PRISA, celebrada el pasado jueves, que la manifestación del sábado 10 de marzo, en la que el PP juntó a 340.000 personas para criticar la decisión del Ejecutivo de conceder la prisión atenuada al terrorista Iñaki de Juana, "es el franquismo puro y duro puesto en imágenes de televisión".

Estas declaraciones se convirtieron en una de las comidillas de la multitudinaria cena que el PP ofreció esa misma noche en Valladolid a todos sus parlamentarios. Entonces, pese a la indignación creciente de los comensales, el partido no tomó ninguna decisión, porque no estaba allí su líder, Mariano Rajoy.

Fue ayer por la mañana, al acudir a la clausura de la reunión interparlamentaria, cuando Rajoy organizó un pequeño gabinete de crisis con Ángel Acebes, el secretario general, Eduardo Zaplana, el portavoz parlamentario, y otros miembros de la dirección y tomó la decisión. El líder popular no tuvo ninguna duda, según fuentes de la dirección, porque ya venía de Madrid con la decisión casi cerrada.

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Dirigentes no consultados

Rajoy ofreció con normalidad el mitin que tenía previsto ante unos entusiastas militantes y no hizo ninguna mención a las declaraciones de Polanco. Fue Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicación del PP, el encargado, una vez concluido el acto público, de dar lectura al comunicado en la sala de prensa adjunta.

Otros dirigentes regionales con peso notable en el partido fueron informados, según fuentes de la dirección, de que se haría un comunicado exigiendo la rectificación de Polanco, pero no fueron consultados sobre la decisión de negar entrevistas a todos los medios de comunicación del grupo. Algunos expresaron a este periódico sus dudas sobre la drástica medida adoptada por la dirección.

Preguntado por este diario, el PP aclaró que esta decisión de no atender las convocatorias implica también a los miles de cargos institucionales que el partido tiene en ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos, y que acuden con normalidad a los medios del Grupo PRISA para explicar su gestión y sus proyectos. La decisión, explicaron portavoces del PP, obliga a todos los militantes de este partido, sean o no cargos públicos.

La primera repercusión de tipo económico llegó ayer mismo. El PP retiró las campañas preelectorales que tenía previstas con la cadena SER en todo el País Vasco y en Albacete, según informó esta emisora.

La marca electoral del PP en Navarra, UPN, no comunicó ayer si seguirá el boicot de su partido hermano, pero su diputado más conocido, Jaime Ignacio del Burgo, aseguró anoche a este periódico que él, como miembro del Grupo Popular en el Congreso, actuará de acuerdo con el comunicado emitido por el PP.

La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) hizo un comunicado en el que "insta a los periodistas y a los editores para que, en el ejercicio más exigente y riguroso de su profesión, propicien un clima de entendimiento en la sociedad sin merma del imprescindible debate y crítica", y apeló "a los partidos políticos para que en ningún caso limiten el acceso de los periodistas a la información".

Este último punto hizo reaccionar al PP. El propio Elorriaga afirmó poco después de que se conociera ese comunicado a la agencia Efe que el PP "no va a limitar en modo alguno el acceso a la información de todos los medios de comunicación".

Fuentes del PP indican que este boicot no significa que los medios de PRISA no serán invitados a las ruedas de prensa de este partido, donde sus dirigentes responderán a sus preguntas. Sólo implica, dicen, que los militantes del PP no acudirán a la llamada de los medios de PRISA.

Elorriaga expresó su "absoluto respeto" por los lectores, oyentes, espectadores y por los profesionales del Grupo PRISA. Nada dijo, sin embargo, de los accionistas, anunciantes y clientes a los que se refería su comunicado.

Elorriaga explicó que el PP "no está dispuesto a dar ninguna preferencia, ni trato de favor, ni a legitimar en modo alguno las gravísimas acusaciones de Polanco". Elorriaga asume así que una entrevista es un trato de favor.

Otros grupos que representan a los profesionales de los medios de comunicación fueron más lejos que la APM. La Federación Española de Sindicatos de Periodistas (FESP), manifestó que este "boicot merma el derecho de la ciudadanía a recibir información". "Por eso hizo un llamamiento a los máximos responsables del PP para que reconsideren su decisión, "en beneficio del derecho de los periodistas a acceder a la información y de la ciudadanía a recibirla. La ciudadanía, tanto la que vota al PP como el resto, tiene el derecho constitucional a recibir información, y eso incluye poder conocer las opiniones de los dirigentes del PP", concluye la nota.

El Colegio de Periodistas de Cataluña aseguró que "no se puede restringir el derecho y el deber de informar de los periodistas", y añadió que el anuncio del PP representa la "vulneración de una norma básica del sistema democrático". La entidad considera que el hecho que el PP se dirija de forma especial a los accionistas, anunciantes y clientes del Grupo PRISA se puede interpretar como "un intento de condicionar la independencia en el ejercicio del periodismo".

En lo que respecta a este medio, algunos de los principales dirigentes del PP han declinado en multitud de ocasiones, mucho antes de las declaraciones del presidente de PRISA, las invitaciones para conceder entrevistas a EL PAÍS. Fue así durante el Gobierno de José María Aznar, un presidente que se negó a conceder en 2000 incluso la tradicional entrevista del último día de la campaña electoral que sí ofreció en el resto de los medios de comunicación relevantes, pero no en el periódico generalista de pago más leído.

Acebes rehúsa entrevistas

Después de perder las elecciones, la situación no ha mejorado. El secretario general, Ángel Acebes, ha sido invitado en dos decenas de ocasiones en los últimos tres años. Acebes ha rechazado todas las invitaciones. Eduardo Zaplana, que al contrario que Acebes, sí ha concedido varias entrevistas a EL PAÍS después de perder las elecciones, ha declinado sin embargo otra invitación pendiente desde agosto de 2006. Otros miembros del Comité de Dirección y barones regionales han hecho lo propio alegando siempre y durante meses problemas de agenda. El director de este periódico había solicitado hace unas tres semanas al propio Rajoy una entrevista sin obtener aún respuesta.

Esta situación se había intensificado en los últimos meses, sobre todo desde que el PP decidió apoyar ocho manifestaciones contra la política antiterrorista del Gobierno y convocar en exclusiva una de ellas, la última, que tuvo a Rajoy como gran protagonista.

Algunos dirigentes del PP utilizaban ayer para reducir la importancia de la medida la comparación con la decisión tomada por el PSOE hace unos meses de no acudir a las invitaciones de Telemadrid ni la televisión de Baleares, medios públicos de comunidades gobernadas por el PP. Los socialistas consultados respondieron inmediatamente que no puede compararse un medio de comunicación público con uno privado y que el PSOE nunca ha boicoteado a ninguno de los privados que le critican con dureza.

El líder del PP, Mariano Rajoy, ayer en Valladolid.
El líder del PP, Mariano Rajoy, ayer en Valladolid.EFE

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