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El PP cree que el desplome de fidelidad de voto del PSOE es ya imposible de remontar

Carlos E. Cué

"Dicen los sondeos, y sobre todo la gente por la calle, que hay muchas personas que han dado su apoyo al PSOE que esta vez se lo van a dar al PP. Lo celebro, es esencia de la democracia, castigar al que lo hace mal. Aquí son muy bien recibidos". Fue una frase más del discurso de Mariano Rajoy en Toledo. Pero es mucho más que eso.

El líder del PP lleva un par de semanas lanzando en sus discursos internos cifras concretas extraidas de las tripas del CIS. Hay una que le gusta especialmente: la de la fidelidad de voto. La del PP está en una cifra récord, mientras la del PSOE sigue desplomándose. Rajoy trata de rebajar el entusiasmo entre los suyos, pero lo cierto es que después de varias reuniones internas centradas en este asunto, y con la asesoría de Pedro Arriola, principal asesor del líder y antes de José María Aznar, en la cúpula se ha instalado una idea: las municipales tal vez no darán una victoria nítida, pero en las generales el PSOE ya no está en condiciones más que de reducir su derrota. La victoria, con estos datos de fidelidad de voto y otros de votantes infieles -que se pasan del PSOE al PP- es segura, dicen en la cúpula, aunque la mayoría absoluta se antoja muy difícil.

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Los datos que utilizan para el análisis señalan que si en julio de 2010 la fidelidad de los votantes del PP era del 77.8%, ya muy alta, en octubre de ese año era del 78.2% y en enero de 2011 se ha llegado al 84.5%. Mientras, la del PSOE era del 52.4%, 47.6% y 49.7%, respectivamente. Una diferencia entre 25 y 30 puntos que el PP considera insalvable. Los datos de Metroscopia en las encuestas que realiza para EL PAÍS coinciden con estas enormes diferencias en fidelidad.

Arriola ha detectado que hay al menos un 11% de votantes del PSOE -1,2 millones- que ya han decidido votar al PP. Otros votantes se irían a IU, a los nacionalistas y, muy pocos, dicen en el PP, a UPyD, que se estaría desinflando. Este dato contrastado, que se detecta cada vez con más fuerza en los sondeos, es el que anima a la cúpula porque creen que revalida la estrategia de bajo perfil de Rajoy tras el congreso de Valencia. Las encuestas de Metroscopia detectan además que el porcentaje de infieles -que ya ha decidido votar a otro partido- supera ahora al de desmovilizados -recuperables-. Son el 31% frente a 23%.

En el PSOE insisten en que ninguna encuesta es realmente válida hasta que no se resuelva la sucesión de Zapatero. Un cambio de candidato lo cambia todo, explican, y las encuestas que ahora hacen pensar al PP que la victoria es irreversible podrían cambiar, señalan. En cualquier caso, en lo que coinciden tanto PP como PSOE es en que estos análisis sirven para generales, porque en municipales las diferencias no serán enormes. Nunca lo han sido. Incluso en 1995, cuando el PSOE se desplomó -perdió Madrid y la Comunidad Valenciana- la diferencia fue de poco más de 4 puntos.

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