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El PP se imagina ya en La Moncloa

Rajoy trata de frenar la ansiedad de los suyos, que ven inexorable el triunfo - Creen que el paro no caerá y solo preocupa que el PSOE cambie de candidato

Carlos E. Cué

El PP está en ebullición. Las bromas, las conversaciones serias, los cotilleos y hasta los brindis. Todo en el partido gira en torno a una idea: el regreso a La Moncloa en 2012, que la mayoría de los dirigentes ve como inexorable. En ese ambiente, con el olor del poder invadiéndolo todo, se ha celebrado una reunión interparlamentaria en Canarias que ha servido para escenificar esa euforia contenida que invade el partido.

Tanto, que es Mariano Rajoy quien, con su experiencia -es el más veterano de todos, con Javier Arenas, el hombre fuerte del PP- y su conocido temple, tiene que frenar la ansiedad de algunos de los suyos. "Menos mal que el líder es tranquilo, porque hay gente que ya se está repartiendo ministerios. Los veteranos sabemos que aún queda mucho", comenta un dirigente.

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Rajoy, que cuando la moral estaba muy baja era el que animaba a la tropa, ahora es el que trata de bajar la euforia. Él, según coinciden sus próximos, después de 30 años en política y varias campañas a su cargo, no cree en altibajos, ni siquiera en la influencia de escándalos puntuales. Ve la política como algo cíclico, al estilo de la alternancia Cánovas-Sagasta en la Restauración, y cree que le toca, aunque aún queda mucho por hacer. A su alrededor, el entusiasmo se nota incluso en la forma en que la gente se dirige al líder, ahora con muchas más reverencias.

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En el PP ahora mismo hay pocas dudas sobre casi nada, el escepticismo del pasado parece desaparecer al calor de las encuestas, pero además hay una cosa muy clara: la estrategia de perfil bajo, de no lanzar propuestas polémicas, de dejar que el foco esté en el presidente del Gobierno, cada vez más deteriorado, funciona. Todos se la atribuyen a Pedro Arriola, principal consejero de Rajoy. El objetivo: no movilizar a la izquierda que, según su análisis, dio la victoria a Zapatero en 2008.

"Todos los periódicos criticáis la estrategia de perfil bajo de Mariano Rajoy. Pero los mismos que habláis de eso, publicáis encuestas en las que estamos a 14 puntos. ¿Por qué tendríamos que cambiar? Nos estáis animando a seguir así", analiza uno de los dirigentes más relevantes.

"Rajoy tiene una enorme ventaja en un momento así: no genera entusiasmo, pero tampoco rechazo, no anima a la gente a votar contra él, ésa es la clave de la estrategia", remata otro.

La única preocupación real que inquieta a los dirigentes más reflexivos es saber si el PSOE cambia el candidato. Rajoy piensa que Zapatero se presentará, pero hay un componente personal que nadie controla. Y eso sí cambiaría el panorama. El PP sostiene que Zapatero ya es irrecuperable, y Rajoy le ganaría, y cree que eso no cambiaría con alguien como Alfredo Pérez Rubalcaba, pero no sabe qué pasaría si llega alguien nuevo, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, por ejemplo.

Esa es la única incógnita, porque la recuperación económica que podría salvar al PSOE no va a llegar, o al menos eso creen en el PP. El análisis fijado en las reuniones internas de la cúpula es que pueden mejorar los grandes datos, pero el paro no va a bajar y los ciudadanos no percibirán esa leve recuperación. "El paro es lo que importa a la gente y lo que va a hundir a Zapatero", remata uno de ellos.

La estrategia del perfil bajo, a la que se van rindiendo todos poco a poco, genera muchos comentarios irónicos. "Es increíble. Cuanto menos hacemos, cuanto menos salimos, cuanto menos nos movemos, mejor nos van las encuestas", analiza uno.

"Somos como el famoso general invierno de los rusos. Vienen los franceses de Napoleón, o los alemanes de Hitler, y nos replegamos, evitamos la batalla. Solo hay que esperar, el invierno llegará y los alemanes y los franceses acabarán cayendo. Les funcionó a ellos y nos funcionará a nosotros", bromea un dirigente.

Algunos, al ver los problemas del PSOE, comparan a Rajoy con el torero que, con el toro moribundo, grita a su cuadrilla: "Dejadlo solo, no hagáis nada, va a caer".

Los más duros se rinden a la estrategia arriolista. "Esto de la política es como una empresa: solo importa la cuenta de resultados. La estrategia de ponerse de perfil no nos gusta a muchos, pero funciona. Ante eso, no hay argumento que valga", sentencia uno.

La cúpula tiene muy analizado el fenómeno de David Cameron, que detalló sus medidas más duras y cayó en las encuestas. Esos recortes drásticos están ya en la mente y las reuniones discretas del PP, pero no se harán públicos en ningún caso. Los pondrán en marcha cuando gobiernen.

En cualquier caso, el cambio de tendencia se nota por todas partes. "Esto de estar a 14 puntos en las encuestas es muy pesado. Ahora nos llaman todos los poderosos, en especial los de las eléctricas. Saben que en breve nosotros fijaremos la tarifa", ironiza otro.

¿Y la corrupción y los problemas judiciales? Molesta, pero no preocupa. "La cosa se puede poner peor, especialmente en Valencia, pero eso no quita ni un voto, es un problema interno pero no electoral", sintetiza un dirigente.

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