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Tensión por el Estatuto catalán

El PSC, más lejos que nunca del PSOE

Fernández de la Vega telefoneó a Montilla para expresarle el disgusto del Gobierno por su actitud - CiU vincula la nueva financiación con su apoyo a los Presupuestos

Tensión y desazón entre el Ejecutivo catalán y el Gobierno español, ambos de color socialista. Ayer se cumplieron dos años de la entrada en vigor del Estatuto de Cataluña. Esta efeméride llevaba consigo el alumbramiento de un nuevo sistema de financiación para la Generalitat. Y no ha sido así. Ni se vislumbra que lo haya de inmediato. Los partidos catalanes -excepto PP y Ciudadanos, ajenos a la negociación- decidieron ayer no echarse al monte tras una reunión que sirvió para constatar su agria desilusión. Quisieron sobre todo dejar claro su desencuentro con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. A CiU se le podía suponer el desengaño, pero era al tripartito liderado por los socialistas catalanes a quienes ayer les supuraba la indignación; lejos quedaron los tiempos de hablar de Gobierno amigo.

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Desde el PSOE y desde el Gobierno se reconoce que no ha dado tiempo a culminar la negociación, se insiste en que habrá acuerdo pero, al mismo tiempo, se estima que su partido hermano ha ido muy lejos en la crítica cuando, desde su perspectiva, nunca antes un gobierno de España había tenido tanta dedicación a Cataluña como el que preside José Luis Rodríguez Zapatero. Y eso es lo que ayer por la mañana le reprochó al presidente de la Generalitat, José Montilla, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. La número dos del Gobierno telefoneó a quien compartiera con ella mesa del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa, en la anterior legislatura tras conocer "los excesos verbales" que el presidente catalán, a su juicio, había cometido el día anterior, según informa desde Puerto Príncipe, en Haití, Ana Alfageme.

Pero si el Gobierno de España se siente injustamente tratado, el consejero de Economía catalán, Antoni Castells, habló ayer de "perplejidad" por la "levedad" con la que el Ejecutivo central ha tratado la cuestión de la financiación. Más concretamente, Castells lamentó "el incumplimiento serio de un plazo estatutario" ya que se trata de una ley orgánica. Los grupos catalanes culpan al gabinete de Zapatero de la falta de acuerdo, por "falta de voluntad política".

A pesar del poso de indignación del Gobierno catalán, Castells quiso señalar que "si tenemos firmeza para rechazar un mal acuerdo también mantenemos una fuerte voluntad para alcanzar un entendimiento hasta el último día, la última hora y el último segundo". La cuestión es que 2009 empiece con una nuevo sistema de financiación para Cataluña. Pero ¿cuál es el plazo que se da la Generalitat?

La negociación de los Presupuestos Generales del Estado es el límite para alcanzar un acuerdo. A los socialistas catalanes ni se les pasa por la cabeza hacer valer sus 25 diputados en el Congreso votando contra las cuentas del Estado, pero esperan poder presionar. Además, el Gobierno catalán también cuenta con ERC e ICV, que sí tienen autonomía en las Cortes. Tampoco es baladí la complicidad con CiU, aliado preferente del PSOE en la Cámara baja. Los nacionalistas van a presionar al Gobierno con su peso parlamentario para aprobar los Presupuestos, algo ya tradicional. CiU espera que el tripartito les siga si se plantan.

El discurso que hiciera el viernes el presidente de la Generalitat, José Montilla, marcaba el techo de la reivindicación de su gabinete, pero daba otra oportunidad a las negociaciones. Esta vez, Montilla puede exhibir ante sus correligionarios del PSOE la unidad y el entendimiento con CiU, habida cuenta de sus aliados de ERC e ICV.

Montilla no es amigo de estridencias y con sus avisos marca el terreno de juego de la negociación en el que se centran los catalanes: que la solidaridad no puede hacer pobres a los ricos y que se debe atender al incremento de población en los servicios sociales. El presidente catalán subrayó que "lo que es bueno para Cataluña es bueno para Zapatero". El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) se apresuró ayer a manifestar que quién está aglutinando a los partidos catalanes son los socialistas, y que éstos no se dejan arrastrar.

Con calado político, Castells lanzó ayer algo más que un aviso al asumir que el "principal compromiso de la Generalitat es estar a la altura de las exigencias de Cataluña" y subrayó que "más allá de ser militante socialista soy consejero de la Generalitat". Ese detalle es importante para entender el papel del PSC en la negociación. Esta segunda edición del tripartito, más tranquila, permite a los socialistas catalanes actuar como gobernantes y de ahí el choque con el Gobierno, ya que es entre instituciones, no sólo entre compañeros de partido.

Lo mismo ocurre con Baleares, gobernada por socialistas, y con la Comunidad Valenciana, que se está desmarcando de algunas tesis del PP: primero los intereses de cada territorio.

Pero el PSC no quiere enfrentamientos baldíos y calcula la carga de su reivindicación. Y ayer quiso ajustar el tiro. Denunciar con indignación el incumplimiento del Estatuto, pero dejando la puerta abierta al acuerdo. Castells manifestó que "Cataluña no va a romper la baraja, pero la Generalitat está obligada a decir cuando no le gusta el juego". El Ejecutivo catalán espera algún movimiento desde Moncloa. Tanto es así que, de nuevo, un miembro del PSC -ya lo hizo su portavoz, Miquel Iceta- como es Castells quiso advertir de los peligros de la falta de acuerdo y apuntara que "lo mejor que puede hacer el Gobierno es dar un paso adelante con la financiación para poder huir de cualquier polarización". El PSC quiere una propuesta asumible. La Generalitat se siente poco reconocida y pide de Moncloa gestos, además de mejores números.

A tenor de este requerimiento, el vicepresidente Pedro Solbes, trabaja en una nueva propuesta que pretende ultimar en el mes de octubre, tras una nueva ronda de reuniones bilaterales con las comunidades autónomas. "Se trata de una propuesta muy seria, muy trabajada con muchas posibilidades de que sea aceptada por Cataluña", señalan fuentes gubernamentales.

A este trabajo en marcha se refirieron ayer tanto la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, desde Haití, como la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. "Hay maximalismos en toda negociación que puedo entender y respetar, pero no así los excesos verbales, que es lo que ha cometido el presidente de la Generalitat", señaló De la Vega. Ahora bien, de inmediato afirmó con rotundidad que "habrá acercamiento de posiciones porque no hay margen para el desacuerdo".

Tanto esta comparecencia como la de Pajín fueron comentadas por ambas con el presidente Zapatero. "Los partidos de Cataluña no pueden pretender recorrer en dos años lo que no se ha recorrido en veinte", señaló Pajín. La dirigente socialista eludió el enfrentamiento y obvió la profunda desazón que hay en el PSOE de toda España por la foto de Castells con dirigentes de CiU que tildaron a su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, del "presidente más falso que ha tenido España", en voz de Francesc Homs, el hombre de CiU que ayer escenificó la unidad con el tripartito.

Pero esta unidad catalana que desasosiega al PSOE depende también de la oposición, de CiU en este caso. Homs sostuvo ayer que "ya hemos llegado a un límite en el que no hay marcha atrás". El dirigente nacionalista alardeó de que la actitud del Gobierno de Zapatero había conseguido el más difícil todavía y que tripartito y CiU, a pesar de todas sus rencillas, son hoy pareja de hecho.

Homs glosó el retraso que lleva el desarrollo estatutario, y Pajín puso el énfasis en lo que ya se ha hecho. CiU recordó la evidencia de que hacia dos años de la entrada en vigor del Estatuto, ley orgánica, y que fue votada en el Parlamento catalán, en las Cortes "con el voto de Zapatero" y refrendado por la ciudadanía. Aunque en privado, PSC y PSOE, dan por seguro que habrá acuerdo, lo cierto es que hoy están distanciados política y afectivamente.

La mesa en la que CiU y el tripartito pactaron ayer una posición común frente al Gobierno. En el centro, a la izquierda, Francesc Homs, a la derecha, Antoni Castells.
La mesa en la que CiU y el tripartito pactaron ayer una posición común frente al Gobierno. En el centro, a la izquierda, Francesc Homs, a la derecha, Antoni Castells.EFE

Un enfrentamiento público

- Antoni Castells (PSC): "Queremos un buen acuerdo. No aceptaremos un mal acuerdo, ni un acuerdo a cualquier precio"

- Francesc Homs (CiU): El presidente del Gobierno "pasará a la historia como el más falso de España por prometer una cosa y hacer la contraria"

- Artur Mas (CiU): "A estas alturas, el tripartito y CiU deberían haber acordado el 'no' a los Presupuestos si no hay un buen acuerdo de financiación"

- Leire Pajín (PSOE): "No se puede pretender recorrer en dos años el camino que no se ha recorrido en veinte".

- María Teresa Fernández de la Vega (Gobierno): "Yo creo que ayer [por el viernes] el señor Montilla incurrió en un exceso verbal"

- Comunicado del Gobierno: "Mantiene su firme voluntad" de seguir cooperando con la Generalitat en el desarrollo del Estatuto de Cataluña.

- Esteban González Pons (PP): <7b>"Se pone de manifiesto que el PSOE se puede estar rompiendo."

- Luis Pizarro (PSOE andaluz): "Estamos con la tranquilidad y la seguridad, que Zapatero (...) está con las posiciones que defendemos en Andalucía"

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