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El fin de la violencia etarra

PSOE y PP acordarán la 'hoja de ruta' del final de ETA tras las elecciones

Urkullu demanda al Gobierno gestos sobre presos sin mirar al calendario

Luis R. Aizpeolea

La principal preocupación en los líderes de los principales partidos nacionales -el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el candidato y exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el presidente del PP, Mariano Rajoy- tras el cese definitivo de la violencia de ETA, es despejar la desconfianza de muchos ciudadanos sobre dicha decisión. Numerosos medios de comunicación de Madrid, portavoces de asociaciones policiales y de víctimas del terrorismo abonan con sus declaraciones esa desconfianza.

Por ello, Zapatero, Rubalcaba y Rajoy han apelado a la unidad para contribuir a despejar esa desconfianza -muy activa en la derecha radical- y acordar la hoja de ruta para la nueva etapa del fin de ETA que presumen que será larga. Para afianzarla, Rubalcaba ha pedido reiteradamente dejar fuera de la campaña electoral el final de ETA.

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En esa unidad juegan, también, un papel el lehendakari, Patxi López, el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, y el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, desde que este partido, superada la etapa del anterior presidente vasco, Juan José Ibarretxe, considera que el final de ETA no debe tener contrapartidas políticas. "Los pasos los tenemos que dar todos juntos, aunque eso suponga ir más despacio", señalan fuentes socialistas y populares.

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PSOE y PP también coinciden en que no conviene precipitarse porque si se dieran pasos inmediatos se podría interpretar desde amplios sectores que existía un compromiso, derivado de un pacto secreto con ETA. "El que la decisión de ETA de dejar definitivamente la violencia sea unilateral y no haya compromisos con ella facilita la administración de los tiempos", señalan fuentes socialistas vascas.

El primer objetivo de ambos partidos, en Euskadi y en el conjunto de España, es comprobar si se hace efectivo ese final y cómo se asienta en la sociedad con numerosas vertientes: escoltas, vida social en los pueblos... Además, el cumplimiento de ese objetivo va a coincidir con la campaña electoral y será, tras el 20-N, con la constitución del nuevo Gobierno cuando se diseñe con precisión la hoja de ruta.

Sus líneas generales, tras la decisión de ETA de abandonar la violencia, ya se conocen: la recuperación de la convivencia, el reconocimiento a las víctimas y el relato democrático de 43 años de terrorismo, así como la aplicación de medidas de reinserción a los presos de ETA. Quienes lo abordarán primero serán los partidos vascos, a los que ha convocado el lehendakari, Patxi López, que hoy se reunirá con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu.

Precisamente, Urkullu ha pedido al presidente Zapatero que tenga algún gesto hacia los presos de ETA sin fijarse en el calendario electoral. Urkullu considera que, tras el abandono de la violencia por parte de ETA, sus reclusos deben ser tratados como los demás y deben retirarse las medidas excepcionales que se les aplican, como el alejamiento de sus lugares de origen, la eliminación de los beneficios penitenciarios y la aplicación de la doctrina Parot.

Urkullu argumenta que no hay por qué esperar a la celebración de las elecciones del 20-N para adoptar algún gesto en esta dirección. Y recuerda cómo el Gobierno, de acuerdo con el PP, ha tomado medidas, en los últimos meses, como la puesta en libertad de presos enfermos muy graves y el acercamiento de otro grupo importante de reclusos, críticos con el terrorismo, a cárceles del norte.

Iñigo Urkullu, durante la presentación en San Sebastián de las candidaturas del PNV, el sábado pasado.
Iñigo Urkullu, durante la presentación en San Sebastián de las candidaturas del PNV, el sábado pasado.JAVIER ETXEZARRETA (EFE)

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