El PSOE presionó a la izquierda hasta el final para que no votara con Rajoy

En esta legislatura es relativamente frecuente ver a grupos tan dispares como el PP e IU-ICV votando juntos. Pero no en las cosas de comer, como la política fiscal. Este pacto contranatura fue el argumento fundamental al que apeló el PSOE, que utilizó todos los mecanismos de presión a su alcance, para tratar de convencer a la izquierda de que no votara con el PP.

Los socialistas lo intentaron todo, salvo la última carta que han usado en otras ocasiones: una llamada del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a los portavoces de la izquierda.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, sí lo intentó la semana pasada con contactos directos. Y después, cuando ya parecía muy difícil, fueron José Antonio Alonso y Eduardo Madina, portavoz y secretario general del grupo, quienes forzaron la máquina. Pero no pudo ser. Los portavoces de la izquierda ya habían garantizado su voto a Fátima Báñez, diputada del PP.

Algunos portavoces de la izquierda comentaban por los pasillos que el Gobierno no ha hecho mucho esfuerzo por darles reformas fiscales progresistas porque contaba con PNV y CC. Aún así estaban satisfechos. Creen que con este aviso meten presión para buscar un futuro giro.

Mientras, el PP estaba eufórico por haber logrado llevar al primer plano el debate de los impuestos, el que más les gusta, y además haber logrado tantos apoyos inesperados.

Sin embargo, algunos diputados tanto del PSOE como del PNV se quedaron con muy mal sabor de boca. Los socialistas creen que la izquierda ha contribuido a la política antiimpuestos y antisistema del PP, algo muy peligroso, señalan, en plena crisis. En el PNV había frustración porque no se pueda hacer un debate sereno sobre una profunda reforma fiscal: "El Estado, las autonomías y los ayuntamientos están sin un duro. Hay que ingresar más. Tenemos la presión fiscal más baja de nuestro entorno. Algo hay que hacer. Pero, con este ambiente político, es imposible", explicaba un diputado.