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Tribuna
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Carta abierta al señor Maravall

El Sindicato de Estudiantes ha sido una de las organizaciones que más ha destacado en la dirección de la protesta estudiantil que desde el pasado mes de diciembre paraliza la enseñanza media estatal en toda España. La ausencia de horizonte para la juventud está en el origen de una protesta que combina las reivindicaciones académicas con otras de contenido político. El Ministerio de Educación expresa su punto de vista mediante su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha sido el interlocutor de los estudiantes. Estas dos argumentaciones no agotan los puntos de vista de las fuerzas políticas y de los estudiantes, ni de sectores sociales interesados en el debate.

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Señor ministro:A estas alturas, me imagino que usted tendrá a su disposición toda la información con respecto a las movilizaciones de la semana pasada. Digo "me imagino" porque no he tenido ocasión de hablar personalmente con usted, pese a haber intentado nuevamente abrir negociaciones con el ministerio que usted encabeza inmediatamente después de la impresionante manifestación de 200.000 personas que transcurrió deba o de la ventana de su despacho el viernes pasado.

Me dirijo a usted a través de estas páginas, ya que desde que empezamos a negociar con el ministerio, hace un mes y medio, usted no se ha dignado en ningún momento bajar y hablar con la comisión negociadora. Probablemente usted habrá tenido cosas más importantes que hacer que atender las peticiones de dos millones y medio de estudiantes.

Situación grave

Pero es que ahora las cosas se han puesto realmente graves. Usted se acordará cómo en Francia un estudiante tuvo que morir antes de que el Gobierno de Chirac atendiera a las reivindicaciones de nuestros compañeros franceses.Ahora bien, el Gobierno francés es un Gobierno de derechas, y usted es un socialista y miembro de un Gobierno elegido con los votos de 11 0 millones de trabajadores y jóvenes. Parece, pues, razonable que esperásemos otra cosa de usted.

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El Sindicato de Estudiantes, organización convocante de las manifestaciones y luchas del 4 y el 17 de diciembre pasado y del 20 al 23 de enero, ha hecho esfuerzos para evitar la violencia y dar a la lucha un carácter organizado y disciplinado. Ahí está el servicio de orden de 2.000 jóvenes que garantizó el carácter pacifico de nuestra manifestación en Madrid. No obstante, pese a todos nuestros esfuerzos, una chica de 15 años fue herida de gravedad por las balas de la policía, que, por razones poco claras, se negó a disolver a los provocadores fascistas, pero cargó brutalmente contra los manifestantes. Afortunadamente, en estos momentos parece que no peligra la vida de nuestra compañera.

Pero quienes tienen que asumir la responsabilidad por esta tragedia son, por un lado, usted, señor Maravall, que por su intransigencia ha llevado el conflicto hasta este extremo, y, por otro lado, la política represiva en materia de orden público, identificada con su colega José Barrionuevo, que nos recuerda cada vez más los viejos tiempos del franquismo.

Porque aquí no se trata sólo de la suspensión de tres policías, sino de la trayectoria general de un Gobierno que ha perdido todo contacto con el pueblo en general y la juventud en particular.

Da la sensación de que este Gobierno padece una auténtica obsesión por satisfacer los intereses de una pequeña minoría privilegiada, los llamados poderes fácticos, y que le importa poco lo que pensamos la mayoría de trabajadores y jóvenes.

Ahí está el hecho escandaloso de que, tras cuatro años de Gobierno socialista, los gastos armamentísticos sigan siendo mayores que el presupuesto conjunto de Educación y Cultura, y que los beneficios de la banca se hayan duplicado de 102.500 millones de pesetas, en 1982, a 203.328 millones de pesetas, en 1985. Por otra parte, tenemos la vergüenza de las declaraciones de un representante de un Gobierno socialista que aboga públicamente por 30.000 despidos en Hunosa y Altos Hornos de Vizcaya.

Usted se preguntará por qué los jóvenes nos hemos lanzado a la calle. Pero no hace falta ningún diploma en sociología para saber la respuesta. El Partiodo Socialista nos prometió la creación de 800.000 puestos de trabajo. Ahora el nivel de paro supera los tres millones, de los cuales la mitad son jóvenes entre 16 y 25 años.

Amenazado con la humillación de una vida de inactividad forzosa, un sector de los jóvenes ha hecho un esfuerzo para mejorar sus estudios con la intención de buscar un puesto de trabajo. Pero con las restricciones y trabas a la entrada en la Universidad, la última puerta a la esperanza se ha cerrado.

Polvorín

Cualquier sociedad que condena a millones de jóvenes a una vida sin esperanza está sentada encima de un polvorín.El descontento de la juventud es patente. Lo único que ha hecho el Sindicato de Estudiantes es dar a este descontento una expresión organizada y consciente. Sin el sindicato, el movimiento se hubiera disipado en una serie de huelgas locales sin perspectivas ni coordinación y, por tanto, condenadas al fracaso, como siempre ha ocurrido hasta ahora.

El vapor también es una fuerza, pero solamente sirve para algo cuando está concentrado por medio de un pistón. El sindicato ha hecho posible que todos los estudiantes, a nivel de todo el Estado, golpeasen juntos, el mismo día y a la misma hora, por las mismas reivindicaciones.

Política dilatoria

Y le digo todo esto, señor Maravall, por si estaba pensando que, a lo mejor, con una política dilatoria las cosas podrían calmarse, los jóvenes se cansarían de luchar y se irían a casa. Ésta no es la típica movida espontánea, de siempre, como algunos han pretendido decir. Esto es algo nuevo.Un movimiento dirigido por una organización estable, con unas ideas muy claras, dispuesta a seguir la lucha hasta sus últimas consecuencias con el fin de conquistar nuestras justas reivindicaciones.

Señor Maravall, el actual rumbo del Gobierno sólo puede conducir al desastre. Aún estamos a tiempo para cambiarlo. Pero es necesario que usted y sus compañeros empiecen de una vez a escuchar la voz de la mayoría. ¿Acaso será necesario que algún joven inocente pierda la vida antes de que ustedes desistan de sus posturas arrogantes y empiecen a defender los intereses de quienes les votaron?

Juan Ignacio Ramos es portavoz del Sindicato de Estudiantes.

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