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Prácticas ya legales

La sedación terminal, negarse a un tratamiento o dejar el testamento vital es legal en España. La ley de Autonomía del Paciente, de 2002, aprobada con el PP, permite a cualquier paciente renunciar al tratamiento o a dejar por escrito su renuncia para si llegado el caso no puede expresarse. Fue esta ley la que permitió a la granadina Inmaculada Echevarría que los médicos la desconectaran en 2007 del respirador que la mantenía viva. Los doctores no fueron perseguidos, aunque los del hospital religioso que la atendía se negaron a desconectarla.

Otra práctica admitida por la OMS, las sociedades médicas y hasta por la Iglesia católica es la sedación paliativa: dejar inconsciente al paciente cuando está terminal para reducir su sufrimiento. La sedación está recomendada incluso si acelera la muerte. Los médicos de Leganés (Madrid) fueron imputados por un anónimo contrario a esta práctica. Pero el caso fue archivado. Aunque sea legal, a menudo, prejuicios morales o religiosos, desconocimiento o el temor de los médicos a acabar ante los tribunales hacen que muchos pacientes mueran con dolor y con la familia implorando la sedación.

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Lo que no es legal es la eutanasia, aplicar a pacientes una acción médica para que mueran. No es quitarle un respirador (renuncia al tratamiento), sino administrarle una dosis letal de un fármaco. También está castigado ayudar a un enfermo a suicidarse o inducirle a hacerlo, como en el caso de Ramón Sampedro.

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