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Columna
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Predicar y dar trigo

Estamos en el trimestre fantástico, en plena avenida electoral, en la recta de tribunas, si hubiéramos de emplear la terminología del hipódromo. El domingo pasado en Fuenlabrada, ese lugar tan querido de los socialistas, se escenificó la proclamación de José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno. Allí acudieron todos, los del nuevo y los del antiguo testamento con Felipe González a la cabeza. Pero, como resaltaba "en voz baja" durante el informativo Hora 14 de la cadena SER un buen amigo, el coprotagonista fue Pedro Solbes, requerido en público para que continúe en el gabinete contando con que se logre la victoria en los comicios del 9 de marzo. Nunca se había visto semejante solicitud, así de anticipada, hacia un ministro, ahora que muchos de sus colegas andan sumidos en el vértigo de la extinción.

Comparemos el uso que hicieron desde la oposición Rajoy y Zapatero en las sesiones de control

En todo caso, Pedro Solbes se ha convertido en la prueba del nueve de la solvencia, y el candidato a presidente multiplica hacia él los ejercicios de seducción con toda clase de halagos y reconocimientos. Captado el mensaje, el recipiendario no ha tardado en comprometerse. Ni siquiera ha esperado a clarificar antes las condiciones de la oferta. Despejar qué papel tendría en adelante la Oficina Económica del Presidente, si se seguirá brindando espacio a las interferencias de Javier de Paz como broker para los contactos empresariales con Moncloa, si tendrá autonomía para designar al equipo destinado a ocupar los ministerios económicos y si acabará el desconcierto de las ofertas con arrastre presupuestario, lanzadas sin la imprescindible supervisión que corresponde al titular de Economía y Hacienda por ocupar esa cartera y ser vicepresidente.

Por la otra banda, Mariano Rajoy, al dar a conocer ayer los ejes del programa con el que el Partido Popular concurrirá a las elecciones, lanza la proclama de que "los españoles hemos acertado siempre cuando hemos mirado hacia delante". Dice el documento de Génova en su preámbulo que se trata de una propuesta abierta, que los ciudadanos conocen los principios y la trayectoria de eficacia del PP, que es necesaria una agenda de prioridades para atender a los desafíos planteados, que durante esta legislatura el Gobierno ha roto los consensos y ha desatendido la sostenibilidad del modelo económico. O sea, plena coincidencia con la intervención de la víspera en Fuenlabrada de José Luis Rodríguez Zapatero tanto por su empeño en reclamar una mirada positiva como por la atribución de las discordias al adversario.

Vamos pues con la mirada clara y lejos y la frente levantada, como desde el PP y el PSOE nos reclaman. Pero convencidos de que una cosa es predicar y otra dar trigo. Por eso conviene observar por el retrovisor algunos datos sobre la legislatura que termina y la precedente, donde la posición relativa del PSOE y el PP estaba invertida. Por ejemplo, comparemos el uso que hicieron Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, en su calidad de líderes de la oposición, del turno de preguntas al presidente del Gobierno en las sesiones de control al Ejecutivo del Congreso de los Diputados. En la anterior legislatura Zapatero le formuló al presidente Aznar un total de 51 cuestiones. De su clasificación resulta que los asuntos de la economía le suscitaron 8 preguntas, la guerra de Irak 8, y la política exterior 8, luego sigue la vivienda 5 y educación y ciencia 4. En la actual legislatura el grupo socialista renunció desde el comienzo a formular preguntas, para abrir el juego. El líder del PP tuvo así ocasiones más frecuentes de utilizar ese turno. En total hasta hoy de su propia voz Mariano Rajoy ha planteado 77 cuestiones. De su examen queda claro cuáles han sido sus prioridades temáticas. A la política antiterrorista ha dedicado 17, a la economía 15, a la política exterior y de defensa 11, al Estatuto de Cataluña 5, a las comunidades autónomas 6, a la vivienda 1 y a educación y ciencia 1.

Otro capítulo relevante de la actividad de los grupos parlamentarios es el de la presentación de proposiciones de ley. En la anterior legislatura, los socialistas en la oposición presentaron un total de 124, de las cuales sólo 2 se aprobaron sin modificaciones, 7 se aprobaron con modificaciones, se retiraron 2, se rechazaron 67, caducaron 42 y otras 4 decayeron. En la legislatura actual, del trabajo del grupo popular puede dar idea que ha presentado 24 proposiciones de ley, de las cuales 2 han sido aprobadas con modificaciones, 5 han sido retiradas y 5 han sido rechazadas, las otras 12 decaerán con la convocatoria de elecciones. Es bueno que los candidatos se preparen para el examen de marzo, pero será difícil que recuperen lo que no han hecho en estos cuatro años.

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