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Los radicales del 15-M

Los Presupuestos del recorte de CiU superan el primer escollo gracias al PP

Mas logra tramitar las cuentas que consagran el tijeretazo del 10% en el gasto

Lluís Pellicer

El rechazo a los recortes en las políticas sociales ha sido una de las banderas que han venido enarbolando los indignados en Cataluña. Ayer la llevaron hasta las puertas del Parlamento, donde el Gobierno de CiU superó el primer escollo para sacar adelante los Presupuestos que consagran el tijeretazo del 10% en el gasto público y que también han soliviantado a sindicatos, organizaciones sociales y profesionales de la sanidad y la educación. La abstención del PP, que alabó la "actitud" del Ejecutivo catalán, permitió que CiU se zafara de las cinco enmiendas a la totalidad al proyecto de Presupuestos. Además, la federación nacionalista contó con el voto del diputado Joan Laporta a favor de las cuentas.

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Por primera vez desde el restablecimiento de la Generalitat, las cuentas públicas catalanas sufrirán una rebaja. El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, se ha empleado para ahorrar 2.680 millones de euros, empujado sobre todo por los compromisos de reducción del déficit y las críticas que analistas e inversores internacionales han prodigado durante los últimos meses sobre las finanzas catalanas. Y pese a ese recorte, Cataluña será incapaz de reducir el déficit del 3,86% del año pasado hasta el 1,3% acordado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y se quedará en el 2,66% del producto interior bruto (PIB).

Ese incumplimiento del compromiso de déficit fue una de las críticas de la oposición, pero no la principal, puesto que PSC, ICV y ERC prefirieron centrarse en el tijeretazo a las políticas sociales y al abismo que, a su juicio, abrió el Gobierno con ellos al suprimir el impuesto de sucesiones, que en Cataluña ya solo pagaban los grandes patrimonios. "El Gobierno ha dado prioridad a minimizar la contracción del gasto social", insistió Mas-Colell.

Pero con el espaldarazo que CiU interpretó que suponían los resultados de las elecciones municipales, el Ejecutivo catalán ha logrado la tramitación de unos Presupuestos que castigan sobre todo las políticas de infraestructuras y medio ambiente, pero que también suponen un recorte del 10% en políticas de bienestar, del 7,4% en educación y del 6,5% en salud respecto al presupuesto de 2010. La sanidad, sin embargo, se enfrentará a un ajuste más duro, puesto que su gasto real el año pasado fue muy superior al previsto inicialmente y, de hecho, es la principal explicación de que el déficit acabara desbordándose.

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Las consecuencias de estos Presupuestos son la rebaja, e incluso la desaparición, de una multitud de políticas sociales. Las listas de espera para ser intervenidos pasarán de 5,3 a ocho meses; las urgencias atenderán a 76.000 pacientes menos, se limitará el acceso a la sanidad pública a quienes no lleven al menos seis meses empadronados en Cataluña, se eliminarán las ayudas a las familias con hijos menores de tres años y la política de vivienda se verá muy menguada. "Ustedes debían hacer unos Presupuestos contra la crisis y no contra la cohesión social", espetó la diputada socialista Rocío Martínez-Sempere. "Son injustos e insostenibles ecológicamente", abundó el ecosocialista Joan Boada.

La abstención del PP, no obstante, también supone un viraje desde el principio de la legislatura, cuando el PSC se perfilaba como socio preferente de CiU. Ayer, la federación nacionalista y los populares consolidaron el noviazgo que exhibieron con los pactos municipales, que permitieron, entre otras cosas, que el PP se hiciera con la alcaldía de Badalona, la tercera ciudad catalana. A pesar de los reparos que planteó el PP, que quiere eliminar "gastos superfluos" como las delegaciones de la Generalitat en el exterior, Mas-Colell se mostró convencido de poder "hallar puntos de encuentro".

El presidente catalán, Artur Mas (centro), entre Alicia Sánchez-Camacho (PP) y el consejero de Interior, Felip Puig, en el Parlamento.
El presidente catalán, Artur Mas (centro), entre Alicia Sánchez-Camacho (PP) y el consejero de Interior, Felip Puig, en el Parlamento.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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