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Pujol, entre la reivindicación y los pactos

Los 23 años de pujolismo han estado marcados por un delicado equilibrio entre la demanda de autogobierno para Cataluña y el apoyo parlamentario a los dos últimos partidos que han desfilado por La Moncloa. Estos "pactos por la estabilidad y la gobernabilidad" de España, como se denominaron desde CiU, completaron un ambiente de constante reivindicación política, eonómica y social: desde la solicitud de transferencias y tributos desde el Estado, la firma de la Declaración de Barcelona junto con PNV y BNG o la segunda reforma de la Ley de Normalización Lingüística, hasta asuntos tan anodinos como el distintivo autonómico en las matriculas de los coches o la selección de fútbol catalana.

Transferencias

Esta política de pactos llevada a cabo por el gobierno de Pujol ha sido muy rentable para Cataluña por las contrapartidas en forma de traspaso de competencias. Sanidad, educación y empleo son algunas de las áreas de gestión transferidas total o parcialmente desde el Estado durante este periodo.

Financiación

Coste político

Legado

En las dos legislaturas en las que Pujol apoyó la "gobernabilidad de España", CiU pasó de los 70 escaños de 1992 a los 56 de 1999. Catorce escaños que arrebataron al partido por dos veces la mayoría absoluta y han puesto al PSC de Maragall a las puertas de la Generalitat (50 escaños). En lo que respecta al legado económico, la ríqueza por habitante de Cataluña sigue muy por encima de la media española -es superior en un 21%-, pero la economía ha sufrido un ligero retroceso con respecto al resto de España.

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