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Rodríguez de Viguri acusa a grupos de presión ligados a la familia Franco de la cesión del Sahara a Marruecos

La sesión informativa del Congreso sobre el proceso de descolonización del Sahara se inició en la mañana de ayer ante la Comisión de Relaciones Exteriores de esta Cámara con la intervención del coronel Luis Rodríguez de Viguri, ex secretario general del Territorio del Sahara.

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El señor Rodríguez de Viguri, en su declaración inicial y en las respuestas a las preguntas que le fueron formuladas por los grupos parlamentarios, tuvo duras palabras para el proceso descolonizador español y para los modos y personas que lo convirtieron en lo que calificó de «entrega de la soberanía del Sahara a Marruecos, que hoy afecta seriamente a la situación política de Canarias».El coronel Rodríguez de Viguri habló del cambio radical de la posición española en favor de la cesión a Marruecos del Sahara -y en contra de la autodeterminación-, provocada por grupos «inmovilistas» y de presión con intereses privados y geopolíticos en la zona, citando aquí a José Solís Ruiz, y con la participación de personas próximas a la familia Franco, como el abogado Miguel Juste. Asimismo habló de la intervención de Estados Unidos, Francia y Túnez a favor de la posición de Rabat, y de las presiones políticas que se ejercieron «y se ejercen incluso ahora contra mi propia persona», y calificó de genocidio la actitud de la Administración española frente al pueblo saharaui, del que dijo que el Frente Polisario es y fue siempre su único representante real.

Escasa asistencia de diputados en la primera sesión informativa del Sahara, en la que la prensa constituía el grupo mayoritario. La sesión contó con la presencia -amén de diputados y periodistas- de varias de las personas llamadas a informar: José Solís Ruiz, el embajador Jaime Piniés, Antonio Carro, el general Gómez de Salazar y el coronel Eduardo Blanco, ambos con uniforme y condecoraciones y acompañados de sus ayudantes.

El coronel Rodríguez de Viguri inició su exposición explicando la responsabilidad de su cargo de secretario general del Sahara, que definió, esencialmente, como encargado de asesorar a la Yemaa, de organizar el entendimiento hispano-saharaui, de preparar la transmisión de poderes a la Administración tripartita con Marruecos y Mauritania y la sustitución del gobernador general en caso de ausencia o de enfermedad.

Rodríguez de Viguri se refirió luego al proceso autonómico del Sahara, cuya iniciativa atribuyó a Franco y a la «incomprensible» no publicación de sus estatutos, lo que le animó a presentar por primera vez su dimisión, «después de un discurso del rey Hassan II» en el que señalaba que «no admitiría ningún cambio del status del territorio», lo que a su juicio fue el principio del cambio de estrategia de las autoridades españolas.

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Habló seguidamente del comienzo de la internacionalización del conflicto, que sirvió de tregua al desarrollo político del proceso descolonizador, con referencia al dictamen del Tribunal Internacional de La Haya y a la misión enviada al territorio por las Naciones Unidas, que calificó de éxito de la posición española porque consideraba sus conclusiones como favorables a la autodeterminación del pueblo saharaui.

A continuación, y ya refiriéndose al cambio de óptica política del Gobierno, destacó la declaración del ex ministro de Información, León Herrera, de 24 de mayo de 1975, en la que por primera vez de manera oficial se hablaba de transmisión de soberanía con el consenso de «los países interesados en la zona». Asimismo, afirmó que en el tercer trimestre de este mismo año creció en el Gobierno la posición pro Rabat de los llamados «inmovilistas» que cuenta con Solís como abanderado. Una tendencia que progresa, a pesar de que el Polisario se opone a ella firmemente, lo que produce un endurecimiento de la actitud de Marruecos, y el progresivo aumento de incidentes y atentados que tuvieron su punto álgido en la deserción de las patrullas españolas de Pedro y Domingo.

Esta tendencia conforma, a su juicio, el centro de la operación de cesión del Sahara a Marruecos, apoyado por personas próximas a la familia Franco con el argumento de la defensa de Canarias, frente al «riesgo» de que Argelia y el Polisario favorezcan al MPAIAC, si consiguen hacerse con el territorio. Además cuentan con la promesa de Rabat de ofrecer dos bases militares en el Sahara frente a Canarias y con el apoyo de Francia y, sobre todo, de Estados Unidos, que veía desvalorizada su base de Rota por el cambio de régimen en Portugal.

Rodríguez de Viguri pone como contrapunto de esta tendencia en favor de la cesión a Marruecos del territorio del Sahara la actitud de los diplomáticos, contraria y favorable a la autodeterminación saharaui y el malestar y la «amargura» crecientes en el Ejército.

« El 16 de octubre de 1975 -dice Rodríguez de Viguri- el director general de Promoción del Sahara llega al territorio y me anuncia la Marcha Verde. Ante ello presento por segunda vez mi dimisión, pero la retiro a los quince días porque se me asegura, y yo lo creo, que España iba a defender la autodeterminación. No acerté en nada. »

Evacuación del Sahara

Explicó luego el informante la organización de la evacuación de la población española del Sahara y la instalación de la administración tripartita del territorio, así como la organización, por parte española, de partidos políticos artificiales como el PUNS, que se enfrentaban al único grupo real, el Polisario. A su juicio, a partir de aquí se deteriora sensiblemente la situación en la zona, comienzan los atentados y abusos de la Administración marroquí -«un cabo de la policía sahariana fue secuestrado y torturado»- y el abandono cada vez mayor del Sahara por la Administración española de la metrópoli.

Finalmente, el coronel Rodríguez de Viguri resumió sus palabras diciendo que había ido al Sahara para poner en marcha el proceso autonómico y luego para frenarlo. Que intentó limar las asperezas, defender a los saharauis contra el genocidio en ciernes, y proteger los intereses de los pequeños propietarios españoles («las grandes. empresas ya cobraron sus indemnizaciones, de unos novecientos millones de pesetas», y las pequeñas están muchas aún sin cobrar).

Concluyó el informador diciendo que había decidido, desde su retirada del Sahara, adoptar una actitud de «francotirador» para clarificar este proceso, y dijo: «Sé que hay intereses y grupos de presión de por medio, que aún perduran, y que quieren presentar al pueblo del Sahara como el villano de la farsa, cuando el villano está en esferas más altas. »

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