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ETAm solicita la demolición de Lemóniz para liberar al ingeniero de Iberduero José María Ryan

ETA Militar, al reivindicar ayer el secuestro del ingeniero bilbaíno José María Ryan, condiciona su liberación a la decisión de Iberduero y el Gobierno español de decretar y proceder a la demolición, en un plazo de siete días, de la central nuclear de Lemóniz, en la que aquél ocupa el cargo de jefe de producción.

En el comunicado, remitido ayer a diversos m edios de información del País Vasco, se indica que el plazo empieza a contar desde las 17.40 horas de ayer. «Si una vez concluido dicho plazo», se afirma, «se ha hecho caso omiso a nuestras exigencias, ETA se considerará libre de todo compromiso y actuará en consecuencia». Indica ETA que la demolición debe hacerse «bajo el control y la dirección de los organismos populares correspondientes». El secuestro de José María Ryan es considerado por ETAm en su comunicado como «un salto cuafitativo» en su ofensiva contra Iberduero, «ante la negativa de la empresa y del Gobierno español a acceder a las justas aspiraciones populares para lograr la paralización de la central nuclear de Lemóniz».Según ha podido saberse, José María Ryan salió hacia las 19.45 horas del jueves de las instalaciones de la central nuclear de Lemóniz, para dirigirse en su coche un Seat 13 1, de color blanco, matrícula B1-5259-J, en dirección a su domicilio, en la urbanización Umbe, situada a una media hora de carretera de aquéllaly a quince kilómetros de Bilbao. Se sospecha que antes de llegar a su domicilio fue interceptado por desconocidos que le secuestraron. Se cree que este hecho puede tener relación con el robo a punta de pistola de un coche Seat 127, de color amarillo, matrícula B1-2630-T, perpetrado una hora antes en Derio por dos jóvenes que se llevaron a su propietario, al que dejaron atado a un árbol en un paraje situado a unos dos kilómetros de la urbanización donde vivía el secuestrado. Pasadas las 21.15 horas deljueves, una voz anónima, que se identificó como ETA (sin especificar siglas) comunicó telefónicamente a la delegación en Bilbao del diario vasco Egin la «detención de Ryan, yanqui imperialista, al servicio de la oligarquía española».

Futuro responsable

José María Ryan, nacido hace 39 años en Bilbao, que había cursado en esta capital estudios de ingeniería, realizó en Estados Unidos su especialización en energía térmica y nuclear. Hace quince años entró a formar parte de la plantilla de Iberduero, como ingeniero de la central térmica que esta empresa tiene en Santurce. Ingeniero jefe de explotación de las instalaciones de la futura central nuclear de Lemóniz, se cre que estaba destinado a ser el responsable de la misma cuando entrase en funcionamiento.

Recientemente, el presidente de la empresa Iberduero, Pedro de Areitio, había declarado públicamente «Lemóniz tiene que funcionar». Parece que, según los planes de la empresa, se calcula la llegada del uranio enriquecido a la central dentro de este año, y su entrada en funcionamiento para 1982.

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Durante toda la mañana de ayer, directivos de la empresa Iberduero se mostraron cautos al referirse al secuestro del ingeniero. Pese a afirmar su consternación «por la natura léza del hecho y la persona elegida» se negaron, «hasta que no exista un comunicado de ETA», a valorar el hecho y la forma en que puede influir en el futuro de la central. Los mismos portavoces insistieron en la «personalidad irreprochable, como hombre y como profesional, de José María Ryan, un euskaldún de toda la vida».

La esposa del secuestrado, Pepi Murúa -el matrimonio tiene cinco hijos de corta edad-, al enviar a diversos medios un mensaje pidiendo «a los que le tienen, que nos digan cómo se encuentra y que no le hagan daño alguno», afirmó que su esposo « no se metía en líos ni en política».

Condena del PNV

A media mañana, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) hacía público un comunicado conde nando la acción y atacando duramente a ETA, a raíz de un comu nicado que esta organización envió recientemente al diario Eguin, en el que se acusaba a la dirección del PNV de manipular e intoxicar informativamente a la opinión pública, a través del diario Deia, en torno a sus acciones contra Iberduero y la energía nuclear,en general. Pedía ETA al PNV en su comunicado que se posicionara de una manera clara sobre el futuro de la central nuclear de Lemóniz.

En su comunicado, el PNV afirmaba que «ni el partido ni la dirección han tomado más decisión que la de entablar un debate en el seno del partido», y que «ni intereses empresariales, ni beneficios económicos, ni campañas, ni presiones internacionales o de grupos armados desviarán al PNV de su único y exclusivo objetivo, que es el bien colectivo de Euskadi».

Expresa también el PNV su preocupación por el hecho de que ETA «no sólo pretende imponer, a punta de pistola o de Goma 2, sus fines políticos, sino su modelo de sociedad y hasta sus criterios económicos, urbanísticos o ecológicos». «Si la nota en cuestión supone por parte de ETA un reto contra el PNV», se afirma, «este partido lo acepta con todas sus consecuencias».

Tras indicar que ETA, con sus acciones contra Iberduero «no sólo causa daños contra la empresa, sino un nuevo perjuicio contra la maltrecha economía de Euskadi», el comunicado del PNV concluye: «El secuestro de un técnico de Iberduero es un acto incalificable, por lo que supone dejugarcon la libertad y con la vida de un empleado, y una grave agresión para cuantas personas prestan sus servicios profesionales en una empresa con cuya gestión no está de acuerdo ETA».

Comunicado de los trabajadores

A mediodía de ayer, varios cientos de trabajadores de Iberduero y sus secciones sindicales de ASEI, CGT, CC OO, UGT, ELA-STV y USO celebraron una asamblea improvisada en las oficinas de la empresa en Bilbao, para analizar el secuestro de José María Ryan. Al término de la misma, hicieron público un comunicado en el que muestran «su más enérgica repulsa por la utilización de una acción que, como el secuestro, corta de raíz los derechos más elementales que cualquier trabajador y ciudadano deben tener en una sociedad democrática». En el escrito se considera el secuestro como «la culminación de una campaña irracional de acciones violentas que constantemente ponen en peligro la vida de muchos trabajadores de Iberduero» y se pide la inmediata liberación de José María Ryan.

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