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Rajoy se ajusta al guion con Bildu pero deja a su equipo que se lance contra los jueces

Carlos E. Cué

A falta de dos, que es lo habitual, el PP desplegó ayer hasta tres discursos distintos sobre la decisión de dejar pasar a Bildu. Mariano Rajoy, como siempre, no arriesgó. Aprovechó un encuentro con militantes en Jerez de los Caballeros (Badajoz) para hacer una especie de declaración institucional sin aceptar preguntas, para evitar cualquier polémica, y leyó un texto muy medido en el que calificaba de "paso atrás" la decisión aunque insistía en el respeto a los jueces. El líder del PP trasladaba la idea de que aún quedan muchos recovecos para complicar la vida de Bildu, y espera que se utilicen. Pero no hizo ni una crítica al Gobierno, ni mucho menos una amenaza de romper el Pacto Antiterrorista o el acuerdo del País Vasco.

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Rajoy ofrece así la imagen de moderación que tanto le interesa para evitar movilizar al electorado de izquierdas. Y con esa declaración se quita este espinoso asunto de encima y vuelve a la campaña que le interesa: economía, economía, economía, y sobre todo paro, paro y paro. De hecho, en el acto central del día, el mitin en una barriada de Mérida dominada por el PSOE, Rajoy no hizo ninguna mención a Bildu. El PP confía en ganar en Extremadura por primera vez en democracia con José Antonio Monago. "No se lo esperaban, creían que iban a ganar siempre, pues no", dijo Rajoy, muy animado tras el CIS. El PP sabe que todo baila en un escaño en Badajoz, de ahí el mitin.

Pero Rajoy no está solo en el PP. De hecho, cada vez parece gustarle más la idea de que haya varios PP, todos ellos alentados directa o indirectamente por él, pero de los que siempre puede decir que no es responsable. Él solo asume lo que dice. Ni siquiera resalta lo que asegura Dolores de Cospedal, su número dos, siempre más dura para cubrir el público y los medios más a la derecha.

El segundo discurso del PP sobre Bildu lo protagonizaron marianistas de pro como Esteban González Pons o Alfonso Basagoiti, que casi nunca hablan sin consultarlo con el líder. Ambos llegaron muy lejos pero centraron el tiro no en el Gobierno, sino en los jueces. González Pons fue durísimo: "Esos seis jueces están en Madrid, tienen buenos sueldos, asientos cómodos, coche blindado y escolta. Así es muy fácil decir que se presente Batasuna y quedar de demócrata mundial. Me gustaría verles en el País Vasco, en el puesto de un concejal del PP".

Además de estas dos versiones del PP, las dos marianistas, hubo una tercera: la del sector duro, muy molesto por la tibieza de Rajoy pero al que él evita contestar o intentar frenar. El líder deja hacer, y así cubre todos los electorados. Esperanza Aguirre sí culpó al Gobierno. "ETA estará en las elecciones porque han querido los socialistas". Y Jaime Mayor, que no tardó un minuto en acudir a varios medios, fue mucho más allá. Aseguró que la decisión del Constitucional es "resultado de un proceso de negociación entre el Gobierno y ETA" y pidió al PP de Basagoiti que rompa con el PSE. No sucederá. Rajoy seguirá permitiendo la jaula de grillos, pero él tiene el guion marcado: nada va a cambiar, está tranquilo, dicen en su entorno.

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