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La trama de corrupción vinculada al PP

Rajoy arropa a Camps, pero buena parte del PP asume que está quemado

La dirección cree que la crisis económica limita el coste electoral del 'caso Gürtel'

Carlos E. Cué

"Lo he tenido que leer dos veces. La primera pensé que era una broma. Pero no, es verdad, y es terrible que se publique eso". Esta reacción de un dirigente del PP resume el estupor y la desolación con la que recibió el partido la publicación en EL PAÍS de una conversación que demuestra la profunda amistad que mantenía Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana, con el jefe de la trama corrupta del caso Gürtel en Valencia, Álvaro Pérez, una relación que el entorno del presidente valenciano ha intentado minimizar, especialmente desde que Pérez fue detenido por orden del juez Baltasar Garzón.

Y sin embargo, tanto Camps como Mariano Rajoy, líder del PP, actuaron como si nada nuevo hubiera pasado. "Ya he dicho en muchas ocasiones que es un montaje y que todo es mentira y que la verdad, si Dios quiere, será lo que pronto sabrá todo el mundo", afirmó el presidente valenciano.

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Cuando le preguntaron si la conversación en la que su mujer comenta con Pérez los regalos navideños que éste le mandó era falsa, Camps no contestó. El entorno del presidente insiste en que él devuelve todos los regalos y no quiere comentar la conversación. Sus portavoces aseguran que él hablará sólo ante la justicia, y que está deseando declarar.

Rajoy decidió arropar sin matices a un dirigente cuyo apoyo fue clave tras la derrota electoral de 2008. También contestó, como Camps, a una sola pregunta sobre el asunto. "Mantengo mi plena confianza en el presidente Camps", dijo en Barcelona, aunque cuando se le preguntó si pone la mano en el fuego por él se quedó mudo y esperó a otra pregunta. Después, en TV3, aseguró: "Afecta a la inteligencia pensar que alguien se vaya a vender por tres trajes", informa Joan Foguet.

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La dirección del PP, preocupada por la imagen de un personaje muy importante en el partido, está convencida, según varios de sus miembros, de que este caso no les afecta electoralmente. "A la gente sólo le preocupa la crisis. Se ve en las encuestas, nuestras y ajenas. Se ha visto en Galicia y en todas partes. El caso Gürtel es grave internamente, pero para nuestros electores es irrelevante", sentencia un dirigente de Génova.

Sin embargo, tras el impacto inicial, -diputados y senadores comentaban ayer con sorpresa el lenguaje entusiasta de Camps con su "amiguito del alma"- llegaron los análisis políticos. La mayoría de los dirigentes de base consultados coincidían en que el presidente valenciano está muy tocado políticamente. "Si se demuestra que le regalaron los trajes, aunque no haya cohecho, habrá mentido a la gente y al partido", sentenciaba un diputado.

"Está quemado, por no decir muerto políticamente. La única duda es si cae ahora o simplemente aguanta y no vuelve a presentarse dentro de dos años", aseguraba otro dirigente en una opinión muy extendida.

De hecho, en Valencia, según varios dirigentes, ya se especula con posibles sucesores. Dos nombres que suenan siempre son los del campista Vicente Rambla, el vicepresidente, y Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia. También Gerardo Camps o Esteban González Pons, aunque este no es diputado autonómico, por lo que ahora no podría ser presidente.

El presidente valenciano, Francisco Camps, en la romería de la Santa Faz de Alicante.
El presidente valenciano, Francisco Camps, en la romería de la Santa Faz de Alicante.JOAQUÍN DE HARO

Una discutida estrategia de enroque

Los dirigentes del PP consultados ayer se dividían a la hora de juzgar a Francisco Camps. Algunos eran duros; otros más suaves, con la idea de que nadie se corrompe por unos trajes, como dice Mariano Rajoy. Muchos estaban indignados por la publicación de una conversación privada en la que incluso habla la mujer del presidente valenciano, y se solidarizaban con él. Pero todos coincidían en algo: Camps no acierta con la estrategia de defensa ante el goteo de revelaciones contra él.

Nadie entiende por qué Camps no dijo claramente desde el principio que Álvaro Pérez era un gran amigo suyo -tanto que, cuando el equipo de Rajoy en la calle Génova expulsó a la red de Correa de Madrid, en 2004, ésta se refugió en Valencia, donde ha recibido más de seis millones de euros en contratos de la administración dirigida por su amigo-.

Esa amistad, explicaban algunos amigos de Camps, podría incluso justificar los regalos de los trajes, por lo que no habría ningún cohecho.

Sin embargo, el presidente ha decidido no ofrecer explicaciones detalladas y ha evitado el contacto con la prensa: casi siempre hace declaraciones sin preguntas o responde a una. "Tiene que decir la verdad, no es tan difícil de explicar. Cuanto más se enroque más fuerza tiene todo lo que salga, y va a salir", señala una persona que no es enemiga de Camps.

En la Generalitat explican que el presidente valenciano está concentrado en resolver la cuestión judicial, y sólo va a aclararlo todo cuando declare ante los jueces. No puede explicar más ante la prensa, insisten, porque eso mezclaría los dos planos y lo desaconsejan todos los asesores jurídicos.

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