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Reportaje:

Rajoy cree que su rival va de farol

El entorno del líder sostiene que Aguirre no se presentará porque perdería - La interpretación más extendida es que está marcando territorio para negociar

Carlos E. Cué

Uno de los grandes protagonistas de la jugada de Aguirre, según la versión más extendida en las primeras horas, no estaba allí cuando ella lanzó su órdago. Es Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde de Madrid, su gran rival. A esa misma hora, mientras Rajoy sí suspendió su agenda para estar allí, el alcalde comía con el director de El Mundo, según se encargaron de difundir rápidamente sus enemigos. También Manuel Pizarro o Eduardo Zaplana estaban entre las ausencias.

La figura de Gallardón es clave para entender la decisión de Aguirre de amagar con presentarse y dejar claro que existe esa posibilidad. Tanto en el entorno de la presidenta como en el de Rajoy coinciden en interpretar lo de ayer también como un aviso, por si acaso el líder está planteándose en serio la posibilidad de nombrar a Gallardón secretario general o alguna manera auparle como posible sucesor si dentro de un año las cosas no van bien.

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Aguirre no descarta en absoluto la posibilidad de que Mariano Rajoy suba a los altares a Gallardón. Todas las alarmas del cuartel general de los aguirristas sonaron cuando el director de La Razón, Francisco Marhuenda, que fue jefe de gabinete de Rajoy durante seis años y es un hombre de su confianza, lanzó esta especulación.

Una de las interpretaciones compartidas ayer por varios dirigentes era ésa: Aguirre está lanzando un aviso: si Gallardón está en el equipo del triunfo de Rajoy, la guerra es segura.

El entorno de Rajoy está absolutamente convencido de que la sangre no llegará al río, porque Aguirre sabe que no cuenta con apoyos suficientes para luchar contra el aparato del partido. Esto es, que va de farol. "Yo creo que al final sólo habrá una candidatura. Lo que pasa es que hay mucha gente a la que le gusta enredar, y con esto ella ha logrado estar en todas las portadas hasta el congreso. Pero luego no pasará nada", sentencia una persona de la absoluta confianza del líder.

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El entorno de Rajoy se empeñaba ayer en recordar que, en realidad, Aguirre se ha quedado en el mismo sitio que en la comida en el lujoso Zalacain, el pasado miércoles: amagar y no dar. Otros muchos dirigentes consultados creen que está "marcando territorio para negociar con Rajoy con sus poderes encima de la mesa, sabiendo que está dispuesta a llegar muy lejos".

Prácticamente nadie creía que ella esté realmente pensando, al menos en este momento, en dar el salto. Pero sí podría cambiar de opinión, señalan algunos veteranos, si después de este arriesgado movimiento comienza a recibir llamadas de algunos barones que hasta ahora no se atrevían y a los que ayer, de alguna manera, ella estaba animando.

Aguirre necesita 600 compromisarios para presentar su candidatura y más de 1.500 para ganar. Directamente cuenta sólo con 208, los que corresponden a Madrid, aunque podría agrupar a todos los enfadados con Rajoy. "Ahora no le dan los números y no quiere ser la que rompa la unidad. Pero si Rajoy no presenta pronto su proyecto ella será su peor pesadilla", resume un miembro de la dirección.

Aguirre no se resigna

- "No me resigno a que el PP no dé las batallas ideológicas y sea capaz de ganárselas a los socialistas".- "No me resigno a que nos arrinconen y nos hagan aparecer como enemigos de los homosexuales".- "No me resigno a que nos etiqueten de anticatalanes cuando somos el único partido que de verdad defiende a los catalanes".- "En el próximo Congreso nos toca renovar y actualizar nuestros principios ideológicos y nuestras líneas programáticas".

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