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EL DEBATE SOBRE EL MODELO DE ESTADO

Rajoy endurece su oposición a Zapatero y le exige que cierre el debate territorial

El líder del PP se muestra muy preocupado y sostiene que el presidente "no sabe adónde va"

Luis R. Aizpeolea

El segundo encuentro en La Moncloa entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario general del PP, Mariano Rajoy, se zanjó con un único compromiso, el apoyo del primer partido de la oposición a la Constitución Europea en el referéndum que se celebrará en febrero. No hubo más compromisos. Ni en materia territorial, el tema estrella del encuentro, ni en materia de inmigración, en el que Zapatero ofreció a Rajoy un pacto de Estado. Aunque, en esta última cuestión, el secretario general del PP se comprometió a seguir hablando con el presidente del Gobierno.

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La reunión fue breve. Duró una hora y se desarrolló en una "clima cordial". Zapatero invitó a Rajoy a participar en el debate territorial abierto esta legislatura, en el pacto que surja de él y le encareció que no se aislara. Rajoy, que dijo que entró "preocupado" y salió "muy preocupado" de la reunión, pidió a Zapatero que cerrara el debate territorial porque "crea incertidumbre y es letal". No obstante, admitió que el PP participará en las ponencias de reforma constitucional y de los estatutos cuando se creen. Por lo tanto, no existirá un bloqueo previo a dicho debate por el primer partido de la oposición, cuyos votos son necesarios para que prospere una reforma constitucional y de la mayoría de las reformas de los estatutos.

Rajoy, al salir de la reunión, escenificó un duro alegato contra el Gobierno en materia territorial que La Moncloa atribuye a la cercanía del Congreso del PP ante el que su secretario general quiere cerrar filas. Discrepó tanto de las pretensiones como del procedimiento elegido por Zapatero para abordar la reforma territorial. El líder del PP planteó al presidente del Gobierno que el actual Estado de las autonomías no requiere reformas porque "está pactado y ha funcionado bien", que "no es bueno abrir un proceso sin saber adónde se va y sin tener una hoja de ruta". También le dijo que "dadas las contradicciones manifestadas entre los ministros, es mejor cerrar el debate" porque "crea muchas incertidumbres y eso es letal".

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Rajoy atribuyó la "falta de definición" de Zapatero en el debate territorial a "sus problemas internos y al apoyo parlamentario de que depende", en alusión a ERC y a Izquierda Unida, según explicó en la conferencia de prensa posterior. "Como no quiero pensar que [Zapatero] haya querido engañarme ocultando sus intenciones, tengo que pensar que el Gobierno y su presidente no saben qué hacer con estos temas y aún son incapaces de evaluar el coste del apoyo que algunos le dan". No obstante, el secretario general del PP garantizó la presencia de su partido en los foros a que les convoquen, aunque "quien propone una reforma debe concretar sus contenidos". "No sabemos qué se quiere reformar ni para qué". Posteriormente, precisó que el PP estará tanto en la ponencia de reforma constitucional que se cree como en las de las reformas de los estatutos de autonomía.

Rajoy también adelantó a Zapatero que en las ponencias se opondrá a cambiar el modelo autonómico vigente, a cuestionar la soberanía nacional de España, a cualquier propuesta que vulnere la solidaridad y a que se entre en "debates nominalistas sobre las comunidades autónomas que no conducen a nada". Precisó, en este sentido, que la propuesta de ejercicio del derecho de veto en el Senado a favor de las autonomías vulneraría el principio de la soberanía nacional y la solidaridad interterritorial.

Zapatero, por su parte, invitó a Rajoy a participar en el debate territorial, "que han reclamado todos los presidentes autonómicos que, entre mayo y septiembre, han visitado La Moncloa, incluidos los del PP", y le pidió que "no se aislara".

El presidente del Gobierno aclaró al secretario general del PP que el Ejecutivo que representa tiene un modelo territorial, pero que ha decidido como procedimiento abrir un debate en el que participen todos, y no plantear una propuesta previa. "Lo que sucede es que hemos abierto un debate para mejorar el modelo territorial, no para cambiarlo. No queremos imponer las mejoras. Queremos que surja un pacto de la posición de todos. El mejor acuerdo es el que logra el mayor consenso", dijo al finalizar la reunión la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, que ejerció como portavoz de Zapatero.

El presidente del Gobierno precisó a Rajoy los límites del debate: que no se va a a cambiar el modelo vigente de Estado de las autonomías, que no va a aceptar que exceda la Constitución y que tampoco aceptará que se cuestione que la soberanía reside en el pueblo español. Frente a los temores por las incertidumbres del debate que planteó Rajoy, Zapatero le dijo que había que confiar en el "sentido común" de sus participantes. "Lo razonable es que al final del debate haya acuerdo. Yo creo en este método", declaró Fernández de la Vega. La vicepresidenta reiteró que el debate puede prolongarse hasta dos años y recordó que la reforma de la Constitución se materializará al final de la legislatura.

En cuanto al pacto sobre la inmigración, Zapatero pidió a Rajoy consenso para fijar el control de las fronteras y frenar la llegada masiva de inmigrantes ilegales; implicar a la Unión Europea en este problema; impulsar la cooperación internacional con los países de origen de los extranjeros y abordar la situación de los sin papeles que ya están en España. Rajoy respondió que estudiaría la oferta. No objetó ningún obstáculo al referéndum sobre la Constitución europea, a la que garantizó el apoyo del PP.

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, en La Moncloa.
José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, en La Moncloa.ULY MARTÍN

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