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Rajoy invita a comer a Esperanza Aguirre para limar asperezas

El almuerzo no aclaró las intenciones del líder del PP ni las de la presidenta

Tres semanas después de la derrota electoral del 9-M, Mariano Rajoy llamó el miércoles a Esperanza Aguirre para comer en un reservado del restaurante Zalacaín de la capital con la intención de limar asperezas. Desde que Aguirre, presidenta de Madrid, pusiera en un brete a Rajoy exigiéndole que no incluyera en sus listas al alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, la relación con el líder del PP había empeorado mucho.

El almuerzo, que fue largo y en tono muy cordial, no sirvió para aclarar las intenciones de ambos ante la cita clave del próximo mes de junio: el congreso que Rajoy ha convocado para dar un nuevo rumbo al partido.

Rajoy: "El ruido frívolo de Madrid impide oír el sonido limpio de las provincias"

En distintos ámbitos del PP circula la tesis de que la dirigente madrileña plantará cara a Rajoy con una candidatura alternativa. Entre los dirigentes populares de Madrid también ronda la idea de que Ruiz-Gallardón podría ser el hombre fuerte del partido tras el congreso de junio porque Rajoy le hará secretario general. Ambos temas sobrevolaron el almuerzo, que no sirvió para aclararlos.

La comida sirvió básicamente para que Aguirre y Rajoy recuperaran la cordialidad en su relación. Desde que, el pasado enero, Aguirre amenazó con dejar la presidencia de la Comunidad de Madrid para ir en las listas al Congreso si también iba Ruiz-Gallardón, Rajoy le ha trasladado mensajes de gran malestar. Incluso en su discurso dos días después del 9-M deslizó comentarios muy críticos que Aguirre cree que iban dirigidos a ella. De hecho, dirigentes madrileños del PP interpretan que Rajoy invitó a comer a Aguirre -la primera vez en cinco años- para desactivar el foco de rebelión surgido por los últimos nombramientos.

Un día después de esa comida, el presidente del PP aprovechó ayer un discurso de cinco minutos en el Foro Nueva Economía para lanzar enigmáticos comentarios dirigidos al auditorio, en el que se encontraban la propia Aguirre, Ruiz-Gallardón, la mano derecha de éste, Manuel Cobo, y destacados dirigentes del PP como Ángel Acebes, Manuel Fraga, Gabriel Elorriaga, Cristóbal Montoro, Cayetana Álvarez de Toledo, Federico Trillo o Ana Pastor. Rajoy introducía al ponente de la conferencia, el presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel -presidente del comité organizador del congreso de junio-, pero hizo bastante más que hablar de él.

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Comenzó ensalzando los magníficos resultados logrados en Murcia por el PP, que alcanzó el 62% de los votos. "No hay ningún precedente en ninguna otra comunidad autónoma; y si alguien tiene uno, que lo diga", retó. En teoría se dirigía a su adversario, el PSOE, pero hubo quien lo interpretó como un aviso al entorno de Esperanza Aguirre, que desde la misma noche electoral estuvo esgrimiendo los resultados del PP en Madrid como gran baza de Rajoy.

Continuó el presidente del PP: "En este Madrid rompeolas de España, como decía Machado, es conveniente oír la voz de aquello que Ortega llamaba sin matiz peyorativo 'las provincias". Y lamentó que, "a veces, el ruido inmediato, en muchas ocasiones superficial y hasta frívolo" que se sufre en la capital "impide escuchar el sonido limpio y claro que nos llega de fuera". "Hoy vamos a escucharlo", añadió, presentando ya a Valcárcel, un "director de orquesta capacitado y eficiente" que "sin estridencias, sin numeritos y sin fáciles coartadas victimistas" ha conseguido grandes cosas.

Por la mañana, la nueva portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, había descartado que en el partido exista malestar por la renovación impulsada por Rajoy. "Ningún partido puede prescindir de nadie. En el PP habrá trabajo y protagonismo para todos. Lo importante es lograr el equilibrio entre la energía y frescura de los que vienen y la experiencia de los que se las saben todas", dijo. Las críticas que le lleguen de sus compañeros, si le llegan, las escuchará. "Pero no me van a paralizar", avisó.

Ramón Luis Valcárcel (izquierda) y Mariano Rajoy se saludan ayer en Madrid.
Ramón Luis Valcárcel (izquierda) y Mariano Rajoy se saludan ayer en Madrid.GORKA LEJARCEGI

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