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Rajoy se queda solo en su apuesta fiscal

El líder del PP hace más liberal su discurso económico, a diferencia de sus socios europeos, que insisten en inyectar dinero público a la economía

Carlos E. Cué

Bajar impuestos en época de crisis no es sencillo. Lo sabe bien Alberto Núñez Feijóo, el nuevo presidente gallego, que cuatro días después de llegar al cargo tuvo que dejar para más adelante su promesa electoral de rebajar varios gravámenes. La disminución del IRPF en su tramo autonómico y la eliminación del impuesto de sociedades tendrán que esperar "al crecimiento de la economía", admitió el líder del PP gallego. La Xunta no está para perder los 200 millones de euros que significaría esa medida. Y sin embargo, contra viento y marea, e incluso contra la corriente que viene de sus socios del Partido Popular Europeo, Mariano Rajoy y en especial su cerebro económico, Cristóbal Montoro, han centrado su propuesta económica en una notable bajada de impuestos.

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Ése es el corazón de plan anticrisis de 12 puntos que el PP, ante la soledad parlamentaria del Gobierno, está explotando con éxito en el Congreso. Los populares han diseñado una estrategia completa de aprobación de cada uno de sus puntos, y en muchos de ellos cuentan con el apoyo de los nacionalistas de CiU y PNV.

Rajoy ha dado un giro liberal a su discurso. De hecho, estos días reconocía en privado que si él hubiera estado en el Gobierno, en vez de dar 8.000 millones a los ayuntamientos para tratar de fomentar el empleo, como ha hecho el PSOE, los habría utilizado para bajar impuestos y así dinamizar la economía.

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Pero el PP, en este asunto, según reconoce el propio Montoro, se encuentra bastante solo en Europa. Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, los dos grandes referentes del PP, con los que Rajoy se ha fotografiado esta semana en Madrid y Varsovia, han apostado claramente por inyectar enormes cantidades de dinero público a la economía (26.000 millones de euros en Francia, 32.000 en Alemania) para hacer frente a la crisis.

Ninguno de los dos ha hablado de bajada de impuestos. Es más, Merkel subió el IVA -del 16% al 19%- para tratar de paliar el déficit alemán. Montoro, un liberal convencido, admite que "hay diferencias importantes". "Aunque seamos socios, no tenemos por qué coincidir en todo", asegura. El portavoz económico del PP explica que España, al contrario que Alemania o Francia, es un país que necesita mucha financiación, y si el Estado se endeuda con grandes planes públicos de apoyo a la economía, le está quitando al mercado ese dinero en forma de deuda.

Todos los líderes del centro derecha europeo se han reunido esta semana en Varsovia y han elegido de modo emblemático el edificio regalado por Stalin en 1951 donde, en 1990, se disolvió el Partido Comunista Polaco. Durante dos días, han hablado de libertad, mientras fuera del palacio la policía reprimía con dureza una protesta de los trabajadores de los astilleros de Gdansk, precisamente allí donde Lech Walesa fundó Solidaridad, el sindicato que hundió el régimen comunista polaco y al que todos los líderes pusieron como ejemplo de la lucha por la libertad. También se habló mucho de "economía social de mercado", pero nadie, salvo el primer ministro albanés, Sali Berisha, mencionó la bajada de impuestos como solución a la crisis.

Rajoy, que por primera vez después de varios enfrentamientos dialécticos con ella se acerca en este punto a las tesis liberales de Esperanza Aguirre, que también ha anunciado rebajas en la Comunidad de Madrid, está convencido de que la solución pasa por esa reducción de impuestos.

El plan anticrisis del PP, que contiene varios recortes de gravámenes -vivienda, ahorro, autónomos, sector del automóvil- se concentra especialmente en una bajada de cinco puntos del Impuesto de Sociedades para las pequeñas empresas. El Gobierno del PSOE ya lo bajó cinco puntos, pero los populares quieren más para dinamizar la economía.

El líder del PP suele poner ejemplos de economías europeas donde ese impuesto es más bajo. Habla de Polonia o de Portugal. Antes citaba a Irlanda, aunque ese ejemplo desapareció cuando empezaron a llegar los catastróficos datos económicos irlandeses. Cuando estos asuntos se debaten en el Congreso, la izquierda le rebate que España sigue estando cuatro puntos por debajo de la media de la UE-27 en presión fiscal, cinco puntos si se cuentan sólo los países del euro. España tiene impuestos bajos, y también sigue a la cola de Europa en gasto social (casi siete puntos por debajo de la media, según Eurostat).

Rajoy, explican sus estrategas, está muy concentrado en ofrecer una imagen de alternativa económica, algo que creen que está logrando con su plan anticrisis. Por eso no va a entrar, de momento, al debate de los detalles. Además, en este asunto sabe que el PSOE no va a buscar un choque ideológico en defensa de los impuestos.

Mientras Barack Obama ha anunciado que va a subir los impuestos a los más ricos -y bajárselos a los demás-, el primer ministro británico, Gordon Brown, ha hecho lo propio y los socialdemócratas alemanes proponen subir el tipo máximo del IRPF del 45% al 47%, José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho lo contrario -bajarlo del 45% al 42%-.

Un reciente estudio de Funcas (Fundación de Cajas de Ahorro) demuestra que el 1% más rico se llevó el 33% de la bajada de impuestos que realizó Zapatero en 2006. La fama del presidente -que arrancó con su conocida frase "bajar impuestos es de izquierdas"- ha llegado al extremo de que François Fillon, el primer ministro francés, conservador, acosado por la izquierda porque quería establecer un límite máximo de impuestos del 50%, contestó hace un mes a sus rivales: "En España, el socialista Zapatero suprimió el impuesto sobre el patrimonio".

El líder del PP está convencido de que lo más importante para ganar es lograr recuperar la idea de que los populares gestionan mejor la economía. Rajoy confía en que el deterioro de imagen de Zapatero deje a la izquierda en casa a la hora de votar en las elecciones europeas y el electorado vuelva a fijarse en el PP.

Mariano Rajoy conversa con la canciller alemana, Angela Merkel, durante la reunión del Partido Popular Europeo en Varsovia.
Mariano Rajoy conversa con la canciller alemana, Angela Merkel, durante la reunión del Partido Popular Europeo en Varsovia.EFE

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