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Santamaría trata de recuperar autoridad entre sus diputados

Les envía un 'dossier' de prensa sobre ausencias al pleno

Carlos E. Cué

La dirección del PP está tratando de retomar los mandos de la nave después de varias semanas con intenso ruido de pasillos. El principal foco crítico está en el Congreso de los Diputados, y por eso Soraya Sáenz de Santamaría, la portavoz y principal responsable de mantener el grupo calmado, ha convocado para hoy una reunión extraordinaria con los 154 diputados del PP. La intención, que figura en el orden del día, es explicar la posición del PP en los Presupuestos, que se votan esta semana, y hablar de economía, la prioridad de la oposición. Sin embargo, todas las fuentes consultadas coinciden en que Sáenz de Santamaría aprovechará para dar una muestra de autoridad y reconvenir a sus diputados por las ausencias en algunos plenos. La polémica arrecia desde que, hace 10 días, el diputado Ramón Aguirre llegara tarde y quedara sin formular una pregunta al vicepresidente Pedro Solbes.

Las ausencias de algunos diputados del PP han suscitado todo tipo de críticas, hasta el punto de que Santamaría aseguró en Antena 3 que es "intolerable" el nivel de absentismo y sentenció: "El que no quiera venir, que renuncie a su escaño".

La portavoz, que sufrió hace sólo tres semanas una muestra de indisciplina cuando dos diputados murcianos votaron en contra del Estatuto de Castilla-La Mancha, ha iniciado la contraofensiva. Todos los diputados han encontrado sobre su mesa un dossier de prensa sobre este asunto y una tarjeta de Sáenz de Santamaría. Es un mensaje para concienciar a los díscolos del deterioro que está sufriendo la imagen del PP. La actitud de Sáenz de Santamaría ha sentado muy mal entre los diputados veteranos, que recuerdan que José Antonio Alonso, su homólogo en el PSOE, ha apoyado a los suyos al ser preguntado por las ausencias.

Los afines a la portavoz señalan que nunca hasta ahora se había dado tanto juego a todos los diputados, y no acaban de entender el malestar que se refleja en los pasillos. Los críticos dicen que Sáenz de Santamaría muestra una gran desconfianza con casi todo el mundo, y reprochan a la dirección que el día de la ausencia de Ramón Aguirre nadie tuviera reflejos para dar la pregunta por realizada y defender la posición del PP, en lugar de asumir que decayera. Cualquier miembro de la dirección puede sustituir a un diputado en cualquier momento.

La última vez que se vieron los parlamentarios fue hace dos semanas, cuando Mariano Rajoy los convocó después de cuatro meses sin reunirlos. El discurso del líder no entusiasmó a casi nadie, y ningún diputado habló después que él, ni a favor ni en contra, lo que da idea del tenso ambiente que se respira. La secretaria general, Dolores de Cospedal, exigió ayer en EL PAÍS que los críticos anónimos den la cara o cambien de actitud.

Sáenz de Santamaría, junto a Dolores de Cospedal, habla por el móvil desde su escaño.
Sáenz de Santamaría, junto a Dolores de Cospedal, habla por el móvil desde su escaño.GORKA LEJARCEGI
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Reforma de extranjería

El Gobierno lleva semanas dejando caer que reformará la Ley de Extranjería para limitar el reagrupamiento familiar y aplicar la doctrina del Tribunal Constitucional que reconoce a los inmigrantes irregulares derechos como los de asociación y reunión. Sin embargo, el retraso es tan grande -ni siquiera ha convocado reuniones para empezar a elaborar la ley- que el PP ha decidido adelantarse.

Mariano Rajoy anunció ayer en Zaragoza que su partido presentará en breve una reforma de la Ley de Extranjería basada en "orden, control y ley". En realidad, populares y socialistas coinciden en lo fundamental, aunque no hay previsto ningún pacto. La gran discrepancia consiste en que el PP quiere prohibir por ley las regularizaciones masivas, y los socialistas, que no tienen prevista ninguna, no lo aceptan porque sería reconocer retroactivamente que se equivocaron cuando en 2005 integraron a 600.000 personas que llevaban años trabajando ilegalmente en España. Rajoy quiere evitar que la reagrupación se convierta en un "procedimiento para entrar por la puerta de atrás". El PP, como el PSOE, plantea limitar el mecanismo a los hijos y cónyuges.

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