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Sarkozy y Rajoy se alían contra las agencias pero seguirán con los recortes

El mandatario francés asegura que el mercado no dicta su política económica

Carlos E. Cué

Nicolas Sarkozy se lo puso muy fácil a Mariano Rajoy en su estreno como dirigente internacional en La Moncloa. No solo porque ofreció un apoyo entusiasta a sus medidas de recortes y subida de impuestos. También porque fue tan desagradable con la prensa francesa -"no entiendo su pregunta", dijo cuando quisieron saber si consideraba un fracaso la pérdida de la triple A de la deuda de su país- que dejó al español en bandeja su primera rueda de prensa desde que es presidente.

La reunión de Rajoy y Sarkozy, como ambos se encargaron de destacar, sobre todo el presidente francés, llega en un momento especialmente delicado. Francia ha perdido su querida triple A, al menos según la agencia de calificación Standard&Poor's -no así según Moody's, como se encargó de destacar Sarkozy-. España también ha sido devaluada. Y ese fue el eje de su reunión, pocas horas antes de que se supiera que S&P, como se temía, devaluará también el fondo de rescate europeo.

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Ambos presidentes, con un tono mucho más enérgico el francés y más moderado el español, se aliaron para lanzar un mensaje contra las agencias de calificación y para dejar claro que no son los mercados, sino los Gobiernos, quienes marcan la política económica. Aun así, los dos anunciaron que van a seguir, sobre todo España, por la senda de los recortes.

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"En Francia, y supongo que también en España, las agencias de calificación no son las que definen las políticas económicas. La pérdida de la triple A por una de las tres agencias no cambia nada. Tenemos que reaccionar con sangre fría, reducir el déficit y ganar competitividad", remató Sarkozy. "Lo más importante es que Europa actúe. El Gobierno que yo presido se ha marcado su propio camino. Hay noticias buenas y otras no tan buenas, pero, si los países cumplimos, esta crisis la vamos a superar", le siguió Rajoy, que solo pidió a Europa una cosa: que el Banco Central Europeo dé a España "la liquidez que necesita" para aguantar y hacer las reformas.

Ambos dieron gestos de cercanía. "Hay una armonía muy importante entre nosotros", dijo Sarkozy. Aun así, por la mañana, cuando recibió el toisón de oro en el Palacio Real, se le vio más camaradería con los expresidentes Felipe González y José María Aznar que con el propio Rajoy. El toisón es una distinción instaurada en el siglo XV, que se ha entregado desde entonces a unas 1.200 personas -sus herederos deben devolver el collar cuando fallece el homenajeado- y que, según el Rey, Sarkozy merece por ser un "gran amigo de España".

En cualquier caso, el entorno de Rajoy está convencido de que el presidente entrará con fuerza muy pronto en el eje del poder europeo. Pese a que se ha prodigado poco fuera de España y aún tiene problemas con los idiomas -sigue estudiando inglés-, los marianistas creen que Rajoy tiene algo mucho más importante: una mayoría sólida y cuatro años casi asegurados por delante. No los tiene el italiano Mario Monti, ni Sarkozy, con unas elecciones inciertas en ciernes, ni la alemana Angela Merkel. Todos ellos ven su puesto en cuestión. Rajoy no. Y eso en Europa, tarde o temprano, tendrá un gran valor, dicen los suyos. Ya ha demostrado que puede subir impuestos sin despeinarse. Sarkozy alabó la "valentía" del presidente español.

En el apartado de los acuerdos, Rajoy dio su apoyo cerrado a la idea de Sarkozy de promover la tasa Tobin sobre transacciones financieras. El Reino Unido la rechaza, y Francia quiere que un grupo de países, entre ellos Alemania y España, la aprueben para tratar de arrastrar a los demás. "En España han subido los impuestos. ¿Cómo podemos decirle al ciudadano que la tasa a los movimientos financieros no tiene que existir?", señaló Sarkozy.

Francia, por su parte, apoyará a España para que mantenga un miembro en el consejo del Banco Central Europeo, el organismo clave, cuando acabe en mayo el mandato de José Manuel González Páramo, posible futuro gobernador del Banco de España.

Ambos dijeron varias veces que no vale solo con los recortes. Pero insistieron en que seguirán haciéndolos. No obstante, Sarkozy planteó alguna tímida política de estímulo con ayudas a los parados. Rajoy defendió sus reformas estructurales -laboral, financiera- y no se plantea ninguna inyección de dinero público para revitalizar la economía. De hecho, los recortes que marcarán 2012 se están concentrando en la inversión pública, que en el caso de las autonomías casi desaparece.

Sarkozy, muy molesto con los comentarios de prensa que han destacado la pérdida de la triple A como una gran derrota, insistió varias veces en una idea: "No es lo mismo comentar que tomar decisiones". Es algo que Rajoy ayer no dijo, pero lo ha hecho otras veces, una manera de ver las cosas que al español le gusta mucho. Aunque ayer Rajoy era el suave y amable con la prensa, y Sarkozy el duro que se dolía de las críticas.

Mariano Rajoy junto a Nicolas Sarkozy, ayer en La Moncloa.
Mariano Rajoy junto a Nicolas Sarkozy, ayer en La Moncloa.ERIC FEFERBREG ( AFP)

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