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Sigue la trágica moda del 'balconing' en Baleares

La última víctima, una joven italiana, ha fallecido esta mañana al caer desde un cuarto piso en Mallorca

Una joven italiana de 20 años se ha convertido esta mañana en la tercera víctima mortal del balconing en lo que llevamos de verano en Baleares. La chica se ha precipitado al vacío desde su habitación, en el cuatro piso del hotel en el que se alojaba, en la turística calle Gaviota de Cala Major (Palma).

El suceso ha tenido lugar alrededor de las siete de la mañana y la joven no ha podido ser reanimada por los servicios de emergencia del 112 desplazados al lugar. Un grupo de psicólogos está atendiendo durante el día de hoy a los amigos de la fallecida, que habían viajado con ella para pasar unos días de vacaciones en Mallorca.

Desde finales de junio, son tres los turistas que han muerto al caerse de los balcones de sus habitaciones en Mallorca e Ibiza. La semana pasada, dos jóvenes británicos inauguraron la macabra estadística al precipitarse de madrugada desde sus respectivos hoteles en Sant Antoni de Portmany (Ibiza). Las víctimas fueron una chica de 25 años, que cayó desde una cuarta planta mientras estaba charlando animadamente con una amiga, y un chico de 23, que aparentemente resbaló cuando salió a una terraza para refrescarse. El joven sufrió una parada cardiorrespiratoria y falleció minutos antes de llegar al Hospital de Can Misses. Además, otras tres personas han resultado heridas de diversa consideración tras precipitarse desde sus apartamentos turísticos en las localidades mallorquinas de Palmanova, Magaluf y Cala Rajada.

El balconing es un término que se acuñó el verano pasado para definir la práctica de saltar de balcón en balcón del hotel, o de lanzarse a las piscinas de los establecimientos desde las habitaciones. Este tipo de arriesgados juegos se han popularizado especialmente entre los jóvenes turistas extranjeros que visitan las islas en los meses de verano y que, tras una noche de fiesta, acostumbran a regresar a sus alojamientos con varias copas de más. Las investigaciones abiertas a raíz de los casos más recientes revelan que algunas de las caídas se podrían haber producido de forma casual.

Una lacra que se repite cada año

Entre los meses de junio y septiembre del año pasado, se registraron una treintena de accidentes de este tipo y seis personas fallecieron. Los hoteleros de Ibiza llegaron a plantearse medidas de impacto para combatir el fenómeno, entre ellas, campañas visuales al estilo de la DGT, que mostrasen las consecuencias de esta práctica. A lo largo de los últimos años, la mayoría de hoteles de los principales núcleos turísticos han colocado barandillas más altas e incluso han llegado a cerrar los balcones para evitar nuevas desgracias.

Por su parte, las diferentes administraciones anunciaron iniciativas que pasaban por una mayor concienciación de los turistas, con la colaboración de los tour-operadores. El portavoz del nuevo Gobierno balear, Rafael Bosch, insistió este verano en que la Consejería de Turismo "estudiará medidas" con el sector turístico para "paliar o subsanar" la proliferación de casos, que de momento no ha disminuido de un año a otro. Bosch lamentó "que se repitan estos episodios, que no dan precisamente una imagen del referente que queremos ser como comunidad autónoma en el turismo mundial. Lamentando muchísimo los casos personales, ese modelo turístico no es precisamente el que quiere impulsar este Gobierno".

Hotel Cala Mayor de Palma donde ha muerto una joven italiana.
Hotel Cala Mayor de Palma donde ha muerto una joven italiana.EFE

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