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El Solitario se iba a casar tras el último golpe

Jiménez Arbe planeaba comprarse una casa para vivir con su novia en São Paulo - "Tenéis que darme tratamiento militar', espetó a los policías en la comisaría de Coimbra

Jaime Jiménez Arbe, El Solitario, de 51 años, tenía previsto dar el golpe en el banco de Figueira da Foz (Portugal) el pasado lunes y después tomarse unas largas vacaciones en Brasil, según fuentes policiales. Tanto es así que planeaba comprarse una casa en Ribeirao Preto, en el Estado de São Paulo, donde se casaría con su actual novia brasileña, a la que supuestamente enviaba dinero con cierta regularidad desde hace meses.

Las investigaciones de la Brigada de Policía Judicial de Madrid han ido aclarando muchas cosas sobre las andanzas del que fue enemigo público número 1 durante más de 13 años. Por ejemplo, cómo tenía perfectamente planificado el que, por el momento, sería su último atraco: la semana pasada había realizado el trayecto Las Rozas (Madrid)-Figueira da Foz y había ido anotando, a través del GPS de su coche, todas las coordenadas de los puntos que le interesaba fijar en su ruta. Además, al llegar a la localidad cacereña de Miajadas cambió las matrículas españolas de su Renault Kangoo y las sustituyó por otras que correspondían a otro vehículo portugués de la misma marca y modelo.

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Durante todo el camino fue escudriñando si era seguido por el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil, adoptando grandes precauciones. Eso obligó más tarde a la Policía Judicial portuguesa a tenerle vigilado a corta distancia utilizando a mujeres policías que viajaban solas en coches camuflados. De esta forma, El Solitario no se dio cuenta de que estaba cercado hasta que un grupo de agentes cayó sobre él cerca del banco que se disponía a atracar. Llevaba la palma de sus manos enfundadas en una especie de guantelete de esparadrapo para así no dejar huellas.

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Gran parte del peso de las pesquisas ha recaído sobre el Grupo XIII de la Brigada Judicial, cuyo inspector-jefe ya participó años atrás en la detención de los ladrones de la colección pictórica de la empresaria Esther Koplowitz y en la captura de una mujer que asesinó en Madrid a unas octogenarias que vivían solas. El Solitario, tras ser detenido, se sorprendió de lo mucho que los policías conocían de su vida y andanzas. Se quedó asombrado, por ejemplo, de que supieran no sólo que había estado casado con una británica, sino que anteriormente, cuando apenas tenía 22 años, estuvo casado con una finlandesa.

Los policías han hallado en poder del peligroso atracador 28 cuadernos con anotaciones cartográficas y coordenadas de los bancos y otros puntos de interés para perpetrar sus asaltos. Esta especie de diario técnico no contiene comentarios personales o valorativos, sino solamente datos útiles para su trabajo.

El Solitario había desguazado, mediante una sierra radial, el automóvil Suzuki Vitara que estaba manchado de sangre desde que el 9 de junio de 2004 supuestamente asesinó a tiros de metralleta a dos guardias civiles en una carretera próxima a Castejón (Navarra). Ahora se ha sabido que ese día pretendía perpetrar un atraco en un banco de Logroño, que ya tenía previamente vigilado y elegido. Pero al ir a asaltarlo, estaba cerrado. ¡Era la fiesta del Día de La Rioja! Ante esa contrariedad, Jiménez Arbe se alejó. Llevaba placas de matrícula falsas en su automóvil Suzuki Vitara, cuando una patrulla de la Guardia Civil le ordenó parar. Dado que la documentación del automóvil no coincidía con la numeración de las matrículas que llevaba puestas, presuntamente abrió fuego contra ambos agentes.

Tres años después de lo ocurrido en Castejón, El Solitario aún conservaba el Suzuki en su nave de Pinto... pero desguazado. Había ido metiendo las piezas en dos grandes cajas y tenía previsto deshacerse poco a poco de ellas hasta no dejar rastro del coche.

Los agentes de la Brigada Judicial de Madrid, a cuyo frente está el comisario Juan Manuel Calleja, han aclarado que Jiménez Arbe adquirió hace varios años el Suzuki a través de un anuncio publicado en una revista de coches usados. El dueño era un ciudadano de Barcelona. El atracador utilizó el nombre de un vallisoletano y, con la excusa de que se había quemado, firmó los papeles de la compraventa con la mano cubierta de esparadrapo. Así no dejaba huellas. Más tarde viajó a Valladolid para telefonear al vendedor y que así quedara reflejado en el teléfono de éste un número correspondiente a la capital castellana. No dejaba nada al azar.

Las investigaciones, supervisadas por la juez de Instrucción número 22 de Madrid, Patricia Jiménez-Alfaro Esperón, tratan de esclarecer ahora cómo consiguió Jiménez Arbe el copioso arsenal que llevaba encima o que guardaba en su chalé de Las Rozas y en la nave de Pinto. Según fuentes policiales, es probable que las hubiera adquirido inutilizadas y que él mismo las hubiese restaurado, según fuentes del caso. El director general de la Policía y de la Guardia Civil, Joan Mesquida, vio ayer el muestrario de pistolas y metralletas, así como los numerosos libros y revistas de armas que poseía El Solitario. "Los delincuentes no son tan listos y al final siempre cometen algún error", declaró Mesquida.

Tras su captura en Figueira da Foz, Jiménez Arbe se mostró altivo y arrogante. "Tenéis que darme tratamiento militar", les espetó a los policías que le interrogaban en la comisaría de Coimbra. En un determinado momento, levantó el pulgar de la mano derecha y esbozó una amplia sonrisa, en gesto triunfador. Horas más tarde, al salir del juzgado, lo hizo desafiante y gritando a los periodistas: "Hola a todos, soy El Solitario. ¡Salud, españoles!".

Según fuentes policiales, el enemigo público número 1 sólo se derrumbó en la comisaría de Coimbra cuando los policías le hicieron notar el sufrimiento que iba a causar a sus dos hijos -fruto de su matrimonio con una británica- cuando éstos se enterasen de que estaba detenido en Portugal y por qué estaba detenido.

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