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Los escándalos urbanísticos

Suspendido el urbanismo de un pueblo de Lugo por la destrucción del litoral

La Xunta denuncia "el descontrol" en el Ayuntamiento de Barreiros

La Xunta de Galicia paralizó ayer la concesión de licencias de obra en el Ayuntamiento de Barreiros (Lugo), gobernado por el PP, ante su "crecimiento urbanístico desordenado e insostenible". La Consejería de Política Territorial denuncia el modelo territorial del planeamiento, que tacha de "urbanización descontrolada del litoral", por lo que ha iniciado los trámites para suspender las normas urbanísticas municipales de forma definitiva.

Barreiros, un pueblo de 3.500 habitantes, con ocho kilómetros de bellas playas, se estaba convirtiendo en la imagen de la destrucción del litoral gallego todavía virgen. Sólo en lo que va de año, su junta de gobierno ha concedido licencia para más de 2.000 viviendas, y el Colegio de Arquitectos confirmó a la oposición municipal la tramitación de visados para otras 6.000 residencias a lo largo de 2006. El ritmo de construcción es tal que las compañías eléctricas son incapaces de garantizar el suministro.

La decisión de la consejería supone que se paralice de forma inmediata la concesión de licencias para edificar, mientras entra en vigor otra ordenación urbanística provisional que deberá establecer el departamento de Política Territorial, después de constatar "la incompatibilidad" del urbanismo local con la legislación. La Xunta denuncia la recalificación como suelo urbano de una zona de importante valor ecológico, colindante con la desembocadura de la ría de Foz y con el litoral cantábrico, incluido el espacio natural Ría de Foz-Masma.

La suspensión de licencias pretende "preservar los recursos naturales" de la franja marítima, considerada la joya turística de la costa de Lugo. La destrucción de parajes de valor ecológico se plasma en la proliferación de urbanizaciones a lo largo de la costa, pero las irregularidades denunciadas por la Xunta no terminan ahí. La consejería denuncia también la falta de previsión de espacios libres y zonas verdes de dominio público, que legalmente no pueden ser inferiores a 15 metros cuadrados por cada 100 de uso residencial.

El planeamiento del Ayuntamiento no distingue entre suelo urbano consolidado y no consolidado, y prevé índices de edificabilidad que exceden los límites de sostenibilidad permitidos. El crecimiento previsto es tal que las nuevas construcciones no tienen garantizados los accesos ni los servicios básicos de agua y electricidad. Las normas suspendidas convierten la carretera nacional que cruza el pueblo en una calle, "lo que perpetúa un modelo territorial hoy desfasado", según la Xunta.

La suspensión no cogió de sorpresa a la oposición municipal de Barreiros, a la que el alcalde, Alfonso Fuente Parga, se niega desde marzo a entregar las actas de las juntas de gobierno en las que se aprueban las licencias, según denunció el portavoz del BNG, Antonio Veiga. A juicio de los nacionalistas, la llegada a la alcaldía de Fuente, en junio de 2005, trajo consigo un fuerte incremento del caos urbanístico en el Ayuntamiento. El PP gobierna en Barreiros con una cómoda mayoría de siete de los 11 concejales.

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