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El fuego ataca las islas Canarias

Temor por la suerte del pinzón azul

Los primeros evacuados en el incendio de Gran Canaria fueron los naturalistas que hacen el seguimiento de la escasa población de pinzón azul, de la que sólo quedan unos 150 ejemplares. "En muy pocos minutos ardía todo el pinar canario; no entendía como podía desplazarse tan deprisa. Las piñas encendidas rodaban ladera abajo y provocaban nuevos focos", explica Joachim Hellmich, coordinador de las investigaciones.

Los ornitólogos volvieron a escuchar ayer el canto de un macho de pinzón azul en un paisaje completamente quemado, pero aún no saben calcular si ha habido bajas entre esta especie en peligro de extinción. Su preocupación ahora es la falta de alimento. "La prioridad es restablecer fuentes y puntos de agua donde beben. La esperanza es que hemos visto otras aves, como tórtolas, palomas, perdiz...", afirma Hellmich.

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Otra de las consecuencias del incendio es la desaparición de la flora y el matorral de cumbre, como la retama amarilla, el codeso y el escobonal. El pino canario es una de las especies vegetales más antiguas y una de las primeras que colonizaron el archipiélago. Sus ancestros continentales se extinguieron hace más de cinco millones de años. "Gracias a su corteza laminada, de hasta ocho centímetros de grosor, son capaces de resistir incendios moderados, volviendo a rebrotar", señala Lázaro Sánchez-Pinto, conservador de Botánica del Museo de la Naturaleza de Tenerife. En esta ocasión ardieron árboles de más de 200 años, lo que se considera irrecuperable para patrimonio natural.

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