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Reportaje:

Tesis para resistir un secuestro

Clara González se inspiró en un estudio universitario de su hija para soportar su ausencia de seis años

Natalia Junquera

El día que Clara González de Rojas se enteró de que su hija había sido secuestrada por las FARC, abandonó su casa en el campo y se trasladó a su apartamento de Bogotá, a esperarla entre sus cosas y sus libros. Devoró todo cuanto había escrito sobre la guerrilla. "Estaba perdida, ofuscada, no sabía qué hacer. Necesitaba conseguir toda la información posible, entender por qué estaban haciendo lo que estaban haciendo. Nada fue suficiente", explicó ayer en un encuentro de víctimas del terrorismo de Colombia en la Fundación FAES.

Hasta que encontró la vieja tesis doctoral sobre la violencia que su hija había escrito años atrás en la Facultad de Ciencias Políticas. "Era un trabajo exhaustivo que terminaba diciendo que la única solución posible a la violencia era el amor. Esa reflexión fue lo que me dio el impulso para seguir adelante, para sembrar amor, conquistar amor. Porque uno no puede ganar lo que no recibe", le confesó ayer Clara González a su hija. "La volví a leer y releer. Analicé tus palabras una y otra vez. Mi querida hija, fue tu tesis la que me inspiró. Ahora quiero darte el acuse de recibo", concluyó emocionada.

Lo de menos fue que no se la aprobaran en la Universidad. "Ya ni me acordaba. Fue hace muchos años", le contestó Clara Rojas, en el mismo encuentro en FAES, donde rogó al Gobierno de Colombia, a la guerrilla y a la comunidad internacional que "flexibilicen y acerquen sus posiciones". El texto, basado en la tesis de que la violencia comienza en las familias, y es ahí donde hay que combatirla, confortó a Clara González durante los años que su hija estuvo secuestrada.

Desde que llegó a España para acompañar a su hija en el IV Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo, Clara González, que necesita un andador por un problema médico que comenzó el día siguiente del secuestro, no ha hecho otra cosa que lanzar mensajes de conciliación. "La gente pensaba que estaba loca cuando decía que yo rezaba por las FARC. Son unos muchachos cargados de odio, sin ninguna preparación", aseguró en su intervención en el congreso de víctimas.

Su discurso fue una apología de lo que llamó "el poder de la comunicación". González explicó cómo, al enterarse de que su hija había tenido un hijo durante su cautiverio, decidió aprender a manejar Internet y crear una web, LiberenaEmmanuel.org, en la que, como un experimento, colgó una carta al rehén más joven del mundo, su nieto: "Querido Emmanuel, algún día crecerás y podrás leer estas líneas, espero que no sea tarde para mí, y hayas podido seguir adelante. Con todo mi amor, tu abuelita, Clara", se despedía.

Fue un éxito. Recibió miles de correos de apoyo. A través del portal envió a UNICEF y al Comité Internacional de la Cruz Roja cientos de mensajes rogándoles que intercedieran ante las FARC para pedir la liberación de Emmanuel y de su madre. Por eso, anteayer, en un congreso de víctimas donde predominaron los reproches políticos, Clara González insistía: "Yo no soy política, no la entiendo. Pero sí sé del poder de la comunicación, que es el más importante".

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Asegura que ha perdonado a las FARC por arrebatarle durante seis años a su hija y haber retrasado durante tres el abrazo a su nieto. No le interesa el rencor. Dice que lo aprendió en una tesis (no aprobada), de su hija.

Clara González, madre de Clara Rojas, en Madrid.
Clara González, madre de Clara Rojas, en Madrid.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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