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Tribulaciones del patrimonio edificado de Madrid

Un debate convocado por IU entre arquitectos y vecinos considera claves la inspección, la sensibilidad ciudadana y neutralidad municipal para garantizar su protección

Arte, paisaje e historia es igual a patrimonio cultural. Pero hablar de patrimonio edificado en Madrid es sonreir y llorar, consecutivamente. Sonreir, porque en relación a otras ciudades españolas, el grado de conservación de los bienes patrimoniales públicos es considerado razonable por algunos expertos como el arquitecto Vicente Patón, representante durante años del Colegio Oficial de Arquitectos en distintas comisiones de control patrimonial. Y también equivale a llorar, porque la protección de esos bienes podría ser mucho, muchísimo más eficaz, según éste y otros arquitectos especializados, más líderes vecinales, convocados este miércoles por el Grupo Municipal de Izquierda Unida de Madrid en un debate sobre Ciudadanía y Patrimonio celebrado en la casa de la Panadería de la plaza Mayor.

Para lograr una protección completa sería preciso no sólo que Ayuntamiento y Comunidad tomaran distancia de los mecanismos de fiscalización, donde son jueces y parte, sino también que creciera la sensibilidad ciudadana en defensa de lo que es suyo, establece Patón; habría que añadir además eficacia de la inspección de las actuaciones sobre bienes patrimoniales públicos, más una contención contundente de las pulsiones municipales orientadas a descatalogar bienes protegidos. Tal es la tendencia más frecuente en los órganos municipales con poder para modificar, por presiones políticas o inmobiliarias, los planes generales de ordenación urbanística, según denunció el arquitecto.

Destrucción de la 'Pagoda' de Fisac

Todo ello afloró en la Casa de la Panadería esta semana, durante la jornada dedicada a Ciudadanía y defensa del Patrimonio, organizada por el grupo Municipal de Izquierda Unida con un panel de arquitectos, ?Vicente Patón como ponente y Ricardo Aroca, Carlos Sánchez Casas, Alberto Tellería y Daniel Álvarez, anfitrión de IU, como tertulianos? y algunos de los principales líderes de movimientos vecinales madrileños: Julián Rebollo, de Cárcel de Carabanchel; Alberto Ferrero, de Caño Gordo-Dehesa de la Villa; Álvaro Bonet, de la Cornisa de las Vistillas-San Francisco el Grande; Juan Antonio Aguilera, de Dolmen de Dalí y el jardinero de la Casa de Campo, Luciano Labajos, de Ecologistas en Acción y Comisiones Obreras.

El evento, con ponencia, mesa redonda y coloquio, se celebraba en la sala de Bóvedas de la Casa de la Panadería, recinto paradigmático del Madrid del siglo XVII cuya planta básica, por cierto, ha sido transformada en Oficina Municipal de Turismo en una actuación de dudosa factura. Durante el acto se recordaron desmanes como la destrucción, en 2001, de la histórica casa de Iván de Vargas, apenas a 100 metros de la sede muncipal o el derribo de la Pagoda de Miguel Fisac.

Milagros Hernández, concejal de Izquierda Unida y organizadora de la jornada, se refirió a la necesidad del debate ciudadano sobre el patrimonio, que concierne a la ciudadanía de manera directa, y anunció una secuencia de debates monográficos semejantes. El ponente Vicente Patón brindó al público asistente una panorámica de la situación patrimonial en Madrid, desde los marcos legales ?ley de Patrimonio Histórico de 25 de junio de 1985, Ley regional de la Comunidad de Madrid, de 9 de julio de 1998? que los conservan y los catalogan, así como los tres niveles de protección a los que se afectan para su protección, más el papel de las comisiones de control municipal y regional y los problemas que en todos estos registros se presentan, amén de una ristra de sugerencias de soluciones que propuso.

Entre ellas Patón ofreció dos muy tangibles: la primera, la autorización de los muros de carga en las edificaciones con valor patrimonial, con objeto de mantener el respeto a la tectónica histórico-artística de la ciudad; la segunda proposición señalaba la necesidad de que se autorice en el casco histórico el empleo de los materiales tradicionales básicos de la construcción: piedra, hierro, madera y ladrillo. Patón se refirió a que en los edificios sometidos al grado más bajo de protección ?gran parte de los construidos en el siglo XVIII y XIX? es donde más desmanes se dan. Y ello porque, si bien carecerían de aspectos estéticos espectaculares, si conservan la traza, el aura y la volumetría de la ciudad histórica. En cuanto a la arquitectura contemporáea, el ponente abogó por incluirla en el catálogo de bienes de interés cultural, del que permanece ausente.

Una carga para sus dueños

En Madrid, "ser propietario de un bien patrimonial es una carga para su dueño", dijo por su parte Ricardo Aroca, ex-decano del Colegio Oficial de Arquitectos, que participaba en la mesa redonda posterior a la ponencia. Aroca hizo hincapié en mantener vivas las ciudades y no trocaerlas en parques temáticos inanimados, y destacó la necesidad de hacer rentable el patrimonio edificado, como principal argumento de convicción ante los que deciden.

Para el arquitecto Carlos Sánchez Casas, "la politización de las causas ciudadanas de defensa del patrimonio es una necesidad", aludió a los profesionales comprometidos y rechazó la práctica de culpar a la política de todos los males.

Alberto Tellería se mostró partidario de reducir el IBI a los bienes protegidos y subrayó las deficiencias existentes en la formación histórico-patrimonial de muchos arquitectos. "En la Escuela Superior de Arquitectura, la Historia era una "maría" (asignatura secundaria)", recordó.

Posteriormente, intervinieron en otro foro, relativo a la defensa ciudadana del patrimonio, los líderes del movimiento ciudadado, Julián Rebollo, de Carabanchel, que explicó las tribulaciones sufridas por el movimiento vecinal ante lo que tildó de "arbitrariedad de ministerios y Ayuntamiento" y que derivó en la demolición del edificio carcelario cuya cúpula los vecins intentaron salvar pra crear un centro por la paz y la memoria; Juan Antonio Aguilera, del colectivo de defensa del Dolmen de Dalí, denunció "el ocultamiento de documentación oficial sobre la plaza", de la cual dijo que "su enlosado de granito negro ?con rayos solares incisos hoy desaparecidos por una actuación municipal? formaba, con la escultura, la figura de piedra y la peana, parte integral del conjunto monumental", que definió como "la única obra urbanística diseñada en el mundo por el artista universal, concebida como un templo";

Alberto Ferrero, de la Dehesa de la Villa, destacó que los responsables municipales de su Distrito, tras hacer oidos sordos a la información vecinal para detener la destrucción de la Fuente de Caño Gordo y el viaje de agua de Palacio, solicitaron a su asociación "la misma información vecinal que antes de actuar habían rechazado".

Por su parte Álvaro Bonet, de la Asociación para la Defensa de la Cornisa de las Vistillas, hizo un repaso pormenorizado y gráfico de los desmanes patrimoniales que Madrid registra y los riesgos que gravitan sobre la línea que perfila el paisaje de la ciudad, que consideró patrimonio intangible y valiosísimo de Madrid. Luciano Labajos, jardinero de Comisiones Obreras y dirigente de Ecologistas en Acción, remarcó la necesidad de organizar las acciones de defenesa del patrimonio, entre las que dio prioridad a las concernientes al patrimonio natural y paisajístico.

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