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Crónica:La retaguardia | Elecciones 27M | YO, PERIODISTA
Crónica
Texto informativo con interpretación

¡Vete a la porra!

Elvira Lindo

Estamos por lo que valemos. Mi corcho está lleno de pegatinas con insólitas promesas electorales de las que los lectores me fueron informando. Ahora, al verlas todas juntas, estoy a punto de llegar a la conclusión de que en España están cubiertas todas las necesidades básicas. Si no fuera así, difícil sería entender que en un pueblo de La Mancha un alcaldable ande prometiendo peluquería gratis para paisanas mayores de 65, siempre y cuando, claro, se peinen en el municipio; o ese otro levantino que promete viagra para todos y todas, aunque no queda muy claro que sea siempre y cuando se utilice con la parienta.

Se prometen playas en Madrid, carreras de coches en Valencia, botellón sin cortapisas para esa juventud que sufre, se promete devolver un orgullo perdido de patria chica o de patria grande, se promete devolver la ilusión. ¡La ilusión! Hay en todo ello una pretensión de halagar al votante: por ser joven, por ser mujer o por ser del pueblo en el que nació, que es una cosa, al parecer, que tiene mucho mérito.

Pero hay lectores que a menudo se sienten fuera del discurso político. La carta de Isabel Durán es un ejemplo: "No soy joven, no tengo hipoteca, no tengo casa, no tengo dinero negro, sólo tengo un hijo y 43 años, o sea, que por no tener no tengo ni el tiempo estimado para terminar de pagar un piso. Mi pregunta es: ¿Esto sólo me pasa a mí?".

Para nada, es el reflejo de un estado de ánimo muy común. No soy demagógica si digo que las cartas han sido toda una revelación para mí, estaban llenas de educación, ironía, espíritu crítico e importantes confesiones que agradezco, del tipo de "esto gano y esto es lo que me cuesta vivir". Ha sido como tener al otro lado el sonido vibrante de esa realidad a menudo ahogada por el ruido político.

Leo el artículo que hoy dedica el New York Times a las elecciones españolas y coincide, sorprendentemente, con la sensación que los lectores han ido percibiendo desde el principio de campaña: ¿estos comicios son generales o municipales?

En general, lo que se respiraba en estos mensajes ha sido la necesidad que todos tenemos de que se nos trate con seriedad, como si fuéramos adultos, incluso para que se nos reconozca aquello que será imposible cumplir.

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Algunos vivirán los resultados de mañana como un triunfo, otros como tragedia. A mí no me importaría pasar el día frente a la tele del bar El Junco, en Vitigudino (Salamanca). Me ha invitado Juan Manuel a vivir el desenlace de una porra electoral que se montó hace un mes. Gran idea. Dado que no se apuesta por el partido que deseas que gane sino por el que crees que va a ganar, puede darse la paradoja de que perdiendo los tuyos te vuelvas a casa feliz como una perdiz, con los bolsillos llenos de pasta.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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