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La Guardia Civil y la familia de la joven de Mijas creen que la asesinó un allegado a la víctima

La familia de Rocío Wanninkhof, la joven mijeña que desapareció el pasado 9 de octubre, está dispuesta a confiar hasta el último momento en que los análisis de ADN que se practican al cadáver hallado el martes en Marbella desmientan que se trata de Rocío, pero ya asume lo peor. Ayer, Juan Cerrillo, el portavoz, comentó que la familia piensa que, "por la forma, el sitio y la hora en que se produjeron los hechos, el asesino debe ser alguien que conocía a Rocío". El subdelegado del Gobierno en Málaga, Carlos Rubio, confirmó que las investigaciones se centran en el entorno de la muchacha.

La familia de Rocío Wanninkhof vivió ayer una de las jornadas más angustiosas de los últimos 25 días. Con la casa cercada por periodistas, policías, amigos, vecinos y curiosos, esperaron durante toda la mañana que la autopsia que se le estaba practicando al cuerpo hallado el martes en Marbella revelase algo. Pero a las tres de la tarde la Guardia Civil comunicó que habrá que esperar a los resultados de las pruebas de ADN, que tardarán un mínimo de 48 horas.A las diez de la mañana comenzó en el cementerio Virgen del Rosario de Marbella la autopsia del cadáver que se encontró desnudo, quemado con algún tipo de ácido aún no concretado y parcialmente carbonizado en en una zona silvestre situada a 25 metros de la carretera nacional 340. Se tomaron muestras de cabello, piel y tejidos para enviarlos a los Institutos Anatómicos Forenses de Madrid y Sevilla y se interrumpió tres horas más tarde sin pruebas concluyentes de que correspondiese a Rocío Wanninkhof.

La autopsia la practicaron dos forenses en presencia del juez de guardia, un fiscal y varios agentes adscritos al grupo de Policía Científica de la Guardia Civil. Pasada la una del mediodía, uno de los forenses salió para comunicar que el trabajo quedaba interrumpido hasta que se reciban de Sevilla y Madrid los análisis solicitados. El titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Marbella, Fructuoso Jimeno, que ha decretado secreto de sumario, aseguró que "no se puede confirmar aún que se trate de Rocío".

Cadáver manipulado

Pero, de confirmarse científicamente la identidad de la víctima, los investigadores piensan que el hallazgo permitirá dar "un gran salto" en las pesquisas. "Sabemos que el cadáver ha sido manipulado y cambiado de sitio", comentó ayer el subdelegado del Gobierno en Málaga, Carlos Rubio.Rubio añadió que la joven había sido "apuñalada reiteradamente" antes de ser trasladada, muy probablemente en un vehículo, hasta el lugar donde apareció muerta, a 25 kilómetros de la casa de Rocío. En este lugar, el o los asesinos (aún no se ha concretado el número de asaltantes) habrían tratado de desfigurar el cadáver rociándolo con ácido y quemándolo.

"Se trata de una muerte muy violenta, que incita casi a pensar en el crimen pasional. Por eso, gran parte de la investigación se centra en los conocidos de la chica, aunque no se descarta ninguna línea", explicó el subdelegado.

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La familia también considera que si el cadáver es el de Rocío, su asesino puede ser algún conocido, aunque Juan Cerrillo, el portavoz, aún manifestaba a mediodía de ayer dudas sobre la identidad del cuerpo. "Aún no nos han dicho que el cuerpo sea de Rocío. Puede ser de otra persona. Los objetos que su hermana identificó estaban al lado del cadáver, no en él. Alguien pudo poner algo allí por cualquier motivo", insistió. Pero, acto seguido, añadió: "Si este cuerpo es el de Rocío, han actuado de forma sádica pero también irracional. El asesino es un paranoico".

El hallazgo del cadáver ha caído como un mazazo sobre la familia. A Alicia Hornos, la madre de Rocío, le tuvieron que administrar un sedante cuando su hija Rosa identificó varios anillos y una sudadera que aparecieron en una bolsa junto al cadáver como pertenecientes a Rocío, y lo único que ha dicho desde entonces es que si el cuerpo pertenece a su hija, desea un entierro íntimo en Arroyo del Ojanco (Jaén), su pueblo natal.

El padre de Rocío, Willem Wanninkhof, que vive en Holanda, se había desplazado a Mijas para estar con la familia cuando desapareció Rocío, y justo la tarde del martes había tomado el avión para su país. Regresó ayer por la mañana, y llegó a las dos de la tarde al domicilio familiar, serio, pero entero. Los nervios sí traicionaron a cuatro tíos de Rocío, que visitaron por la mañana el lugar donde apareció el cuerpo. La policía les negó el acceso a la zona acordonada, la conversación subió de tono y uno de los tíos se enzarzó en una pelea con un agente, que, según un portavoz policial, se saldó "con un dedo roto del agente, pero nada más, porque entendemos el estado de nervios de la familia".

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