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La precampaña electoral

Zapatero: "Quien se humilla ante ETA no puede estar en el juego democrático"

El presidente propone al PP retirar la inmigración del debate electoral

José Luis Rodríguez Zapatero regresó ayer a Euskadi por vez primera tras la ruptura de la tregua y aseguró que "el fin de la violencia está más cerca". Pese a la ruptura del alto el fuego de ETA y el fracaso del final dialogado del terrorismo que puso en marcha, el presidente aludía a los éxitos de la lucha antiterrorista que han neutralizado numerosas acciones de ETA y han permitido la detención de significativos miembros de la banda. Fue en esos datos en los que se basó para vaticinar que "el futuro es el final de la violencia".

"Nunca saldrá adelante una propuesta que divida a los vascos"

Sólo 24 horas después de que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón suspendiera las actividades de ANV y del PCTV -el Supremo prohibió al primero presentarse el 9-M-, el presidente recordó en el mitin que dio en el Kursaal de San Sebastián que quienes usan la violencia, la amparan o "se humillan ante quien tiene una pistola" por cobardía o sumisión, "no pueden estar en el juego democrático". Con ello ratificó su política de firmeza frente a Batasuna y sus distintas marcas electorales, una vez que la izquierda abertzale ha demostrado, desde las elecciones municipales, su incapacidad de desmarcarse de ETA.

Antes de la llegada de Zapatero al reciento, un pequeño grupo de personas que se habían concentrado frente al palacio de congresos donostiarra fue dispersado por efectivos de la policía autónoma vasca.

El presidente hizo un reconocimiento expreso al papel jugado por los dirigentes del PSE en el intento frustrado por acabar con el terrorismo por la vía del diálogo. Citó a Patxi López, Jesús Eguiguren y Rodolfo Ares que se encontraban en el acto. Y "lamentó profundamente" la conducta del PP durante el fallido proceso al "anteponer sus ambiciones políticas a los intereses del Estado", y no actuar en correspondencia a como él lo hizo durante el mandato de José María Aznar, cuando era el líder de la oposición.

Mantuvo una doble posición ante el Gobierno vasco que preside Juan José Ibarretxe. Por un lado, rechazó de plano el plan soberanista del lehendakari: "Nunca saldrá adelante una propuesta que divida a los vascos", dijo. Por otro, reiteró su disposición a seguir colaborando con el Ejecutivo de Vitoria como lo avalan los acuerdos sobre el Cupo, el Concierto Económico, la Y vasca y los centros tecnológicos.

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Zapatero hizo también una incursión en un problema de ámbito nacional como es la inmigración. Pidió al Partido Popular y a su líder, Mariano Rajoy, que, por respeto a la población extranjera, la inmigración quedara fuera del debate de la campaña electoral. El presidente expuso los criterios generales del PSOE sobre esta cuestión como una inmigración legal y ordenada y con una "integración adecuada" en la sociedad española.

El jefe del Ejecutivo también señaló que la inmigración exige integración pero ésta no puede dar lugar al debate de la exclusión, del no respeto a la diferencia "porque alienta las peores pasiones para la convivencia", dijo en respuesta al debate abierto por el PP que propone un contrato individual del Estado con los inmigrantes.

El secretario general del PSE, Patxi López, que inició su intervención con unas palabras en euskera, se salió del guión habitual y centró su discurso en cuestiones de interés social que contrapuso a la "obsesión nacionalista sobre la causa vasca".

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