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Las consecuencias del ajuste económico

Zapatero busca blindarse en el Congreso

El presidente del Gobierno cree que un amplio respaldo parlamentario a la reforma laboral suavizará la contestación social en la calle, según su entorno

Luis R. Aizpeolea

José Luis Rodríguez Zapatero ha tomado las riendas del proceso de reformas estructurales que entra en una semana decisiva con la aprobación en el Consejo de Ministros del próximo miércoles, 16 de junio, de la reforma laboral, que será convalidada el día 22 en el Congreso. Le seguirá el proceso de fusión de las cajas de ahorros, a final de mes, y el comienzo de la reforma del sistema de pensiones hasta el verano. Estas reformas se completarán con el plan de ahorro energético, el plan sectorial de industria, destinado a fortalecer las medianas empresas, y la estrategia de innovación.

El presidente del Gobierno ha hecho de las reformas estructurales la prioridad de su agenda para los meses previos a las vacaciones de verano, de tal manera que ha dejado en un plano secundario la subida de impuestos para las rentas altas. "La subida de impuestos no es prioritaria. Estará vinculada a los Presupuestos", señalan en el entorno de Zapatero. Lo que supone que se aplazará al otoño.

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Zapatero está convencido de que el futuro económico de España está vinculado al éxito de las reformas estructurales y a él también ha unido su propio futuro político. "Es una apuesta valiente. Son reformas de calado. El plan completo tiene potencial transformador. Garantiza un crecimiento de la economía no más rápido, pero sí más sólido". Su futuro político está ligado a las reformas porque si tienen éxito, podrá recuperar su imagen debilitada por la crisis y perjudicará la de Mariano Rajoy, que no ha colaborado.

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El presidente del Gobierno afronta un proceso lleno de dificultades. "Las reformas requieren un esfuerzo de acción política en un contexto muy difícil", admiten en su entorno. La primera asignatura, la reforma laboral, le abre un nuevo frente, el conflicto con los sindicatos, que amenazan con una huelga general, y una negociación compleja ante la falta de alianzas estables en el Parlamento. "La reforma laboral es ahora el reto más importante. Pero es menos compleja que el decreto de reducción del déficit, que no tuvo ningún margen de negociación parlamentaria porque afectaba a su credibilidad. Pero la reforma laboral tiene margen y lo vamos a aprovechar", señalan en el entorno del presidente, que se implicará en la negociación.

Aunque la huelga de los funcionarios del martes fracasó, la actitud de los sindicatos ante la reforma laboral preocupa al presidente, que dulcifica sus mensajes. Así, señala que la reforma "es equilibrada para los intereses de empresarios y sindicatos porque mantiene básicamente la red de derechos de los trabajadores". Apuesta por "los trabajadores que solo han conocido el horizonte de la precaridad y por el aumento de la flexibilidad en las empresas cuando las circunstancias son difíciles". La reforma no crea por sí sola empleo, pero genera confianza, con lo que termina por crear empleo rápido, dice Zapatero, según su entorno.

Ante la posibilidad de una respuesta sindical, el presidente, según su entorno, señala: "Los sindicatos deben cumplir su papel. La situación no nos va a impedir mantener la capacidad de diálogo". Vincula la respuesta social a la parlamentaria, de modo que un amplio acuerdo parlamentario suavice la respuesta social, aunque la clave estará en el contenido. "Ahora hay que hacer un esfuerzo de diálogo parlamentario para que la reforma tenga el mayor respaldo posible en el Congreso porque tiene el máximo valor para las expectativas económicas en España".

La reforma de las cajas de ahorros no plantea problemas políticos a Zapatero, pero es fundamental para la economía española porque si logra su objetivo, a través de las fusiones, de diseñar unas cajas de dimensión adecuada podrá fluir el crédito. Pactada con el líder del PP, Mariano Rajoy, a primeros de mayo, "marcha a buena velocidad y estará a punto en los plazos previstos, para primeros de julio".

Por último, la reforma del sistema de pensiones, que Zapatero quiere tener diseñada para las vacaciones, se negociará en la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo.

"La congelación de las pensiones se decidió por decreto, pero la reforma del sistema se pactará en el Congreso", según el entorno del presidente. Su pretensión básica es acercar la edad real de jubilación, 63 años, a la oficial, de 65, con una ampliación de la edad oficial de 65 a 67.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ayer en la puerta del palacio de la Moncloa.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ayer en la puerta del palacio de la Moncloa.ULY MARTÍN

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