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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El arte de odiar

"Cualquier muchacho de escuela puede amar como un loco. Pero odiar, amigo mío, odiar es un arte". Así lo afirmaba Ogden Nash, el poeta y humorista estadounidense fallecido en 1971, y alguna razón tenía.

Creo que era Napoleón el que decía que el miedo y el interés son las dos únicas palancas que mueven a los hombres. El emperador y genial estratega francés olvidaba el odio. Porque sólo por odio pueden explicarse ciertas conductas como que una mujer, para perjudicar a una rival, se arriesgue a ir a la cárcel.

¡Sexo gratis! Hasta cinco páginas web ofrecían ese potente reclamo con el nombre, dirección y número de móvil de una dama. Obviamente era falso, pero eso no impidió que cientos de varones, por si había algo de cierto, se animaran a llamar al teléfono e incluso a la puerta de la vivienda que figuraba en el anuncio. Esta vez ha ocurrido en Cartagena. Una auténtica pesadilla para la víctima que, tras denunciar lo ocurrido, tuvo que llegar a cambiar de número de teléfono y hasta de domicilio.

Las nuevas tecnologías -Internet y los teléfonos móviles- generan una falsa apariencia de anonimato que propicia la tentación de delinquir, a pesar de que el rastro que dejan acabe llevando, la mayoría de las veces, hasta el culpable. Y eso es lo que ocurrió también en este caso, que el rastro llevó a la Guardia Civil hasta otra mujer. Al parecer, la sospechosa, en un ataque de celos, movida por el odio, suplantó la identidad de su enemiga y puso los anuncios en Internet, en los que con los datos de la rival ofrecía relaciones sexuales y masajes eróticos gratuitos, causándole un evidente y notable perjuicio moral y económico.

Pero, ¿qué es lo que realmente hizo? Hacerse pasar por otra para poner unos anuncios con unas consecuencias. La Guardia Civil la ha detenido por revelación de secretos e injurias graves con publicidad. Y es comprensible, por el difícil encaje de esa conducta en el Código Penal. Es muy difícil apreciar revelación de secretos por facilitar el nombre, teléfono y dirección. No son datos secretos y habría que procesar a la mitad de los españoles.

Más sentido tienen las injurias graves, pero por el perjuicio causado, y porque su definición es tan amplia que cabe casi todo. "Es injuria la acción o expresión que lesiona la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación".

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En un caso parecido, un juzgado de Murcia condenó a seis meses de prisión por delito contra la integridad moral a una joven que, también por celos, puso el teléfono de otra mujer en una web de contactos y estuvo recibiendo llamadas durante más de un año. Ese precepto, pensado para las torturas y la violencia de género, dice: "El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años".

El Código Penal sanciona la usurpación del estado civil, pero igualmente de forma ambigua. Por ello, y para llenar el claro vacío legal en esa materia, sería necesario un nuevo tipo penal que castigue la suplantación de la personalidad en Internet, de manera más o menos grave en función de las consecuencias o perjuicios que haya ocasionado.

Mientras tanto, lo demás son enjuagues. Con mayor o menor acierto, pero enjuagues.

Y si tiene que vengarse, hágalo con ingenio e imaginación. Nunca olvide que odiar es un arte.

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