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Una batalla amorosa entre lo real y lo irreal

El arquitecto y escultor Arturo Berned expone su última obra en Madrid

Quince esculturas realizadas en acero cortén y acero inoxidable forman la exposición que el arquitecto y escultor Arturo Berned (Madrid, 1966) inaugura hoy en la Planta Porticada del edificio Leitner de Madrid. Los obras, fruto del trabajo de los últimos 12 meses, tienen una influencia clara del constructivismo ruso y del neoplasticismo holandés. Líneas que giran bruscamente, superficies lisas, planchas de acero soldadas, pulidas y acabadas a mano son elementos comunes de su colección. "Su obra es una visión de la inacabable batalla amorosa entre lo real y lo irreal", opina el especialista en arte Jesús M. Castaño.

Artista tutelado por Martín Chirino, uno de los escultores españoles más destacados y maestro del laberinto de la espiral, Berned pasa del plano a la tercera dimensión usando el acero como la materia primordial de sus obras. Después de trabajar en Inglaterra, Italia y México se estableció en su ciudad natal e inició su relación con la escultura a principios de los 90. Su faceta como escultor empieza con encargos directos que van materializándose en obras acabadas, pieza a pieza, más allá del papel.

La opinión de la crítica

A finales de la década de los 90, entra en contacto con Estudio Lamela Arquitectos e inicia una intensa colaboración profesional, concluyéndola como director de Proyectos y Obras, manteniendo una vinculación directa con proyectos como el de la Nueva Terminal de Barajas T-4 o la Nueva Ciudad Deportiva del Real Madrid. Tras esta etapa, compagina su trabajo como arquitecto y desarrolla, entre otros, el proyecto del nuevo Hospital Infanta Leonor de Madrid, asociado con Ramón Araujo y Luis Vidal, y otros proyectos en solitario.

El especialista en arte Jesús M. Castaño considera que en la rigurosa selección de esculturas de Berned se deja entrever su actividad como arquitecto. Su trayectoria artística se ha volcado "en aunar en igual medida la maestría y el dominio de la materia con el conocimiento de la escultura, y que a su vez el hecho artístico produzca fascinación". Creación y realización están presentes en una obra en la que el artista sintetiza la forma hasta el punto de convertirla en belleza, según Castaño, quien considera que "le preocupa la esencia primaria del objeto y la hace real en su obra transmitiéndonos no solo su forma exterior sino su razón de ser".

A través de la belleza seductora de su obra, atrapa al espectador "y a su mirada que observa y devora voluptuosamente la hermosura de las mismas". La sutileza de sus piezas, de apariencia estable, de manera imperceptible introducen al espectador en otra visión formal del arte contemporáneo. "Podría creerse que la obra de Arturo Berned es una visión de la inacabable batalla amorosa entre lo real y lo irreal", en opinión de Castaño. Las esculturas de Berned se encuentran en colecciones privadas, como las de Fierro, March, Satrústegui, Outón o Huete, y en instituiones como Loewe, Fundación Maraya e Hidroeléctrica del Cantábrico, entre otras.

Arturo Berned expone 15 esculturas como ésta.
Arturo Berned expone 15 esculturas como ésta.EFE

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